El precio por mi familia

461 41 12
                                    

El dolor era tan insoportable y aquello me trajo de vuelta de la inconsciencia. Grité fuertemente cuando otra punzada de dolor atravesó mi cuerpo por completo. Intenté tocar mi vientre pero mis manos estaban sujetas al espaldar de la cama.

-Es evidente, está entrando en labor de parto - escuché una voz desconocida. Busqué a esa habitación al dueño de esa voz.

Al parecer estaba en un cuarto rústico y sucio. Habían cosas regadas por ahí, las ventanas estaban bloquedas con varias tablas. No dudaba que este sitio estuvo abandonado por mucho tiempo. En aquella espantosa habitación, al pie de la cama estaba un señor alto y flaco, su rostro reflejaba a un hombre de edad avanzada pero tenía un tinte macabro en sus ojos y junto a él, estaba Phil.

-Suéltame maldita sea - dije jalando las cuerdas lastimando mis muñecas.

-Al parecer, esa bastardita desea nacer hoy - me informó - pero bueno, eso me facilita un poco las cosas - rió.

-Aún falta - dije recordando que faltaban semanas para eso pero otra punzada me atravesó haciéndome aullar de dolor.

-Al parecer tu hipertensión y esa bebé no piensan lo mismo.

-Supongo que su doctor le informó que debía tener un reposo y nada de emociones fuerte, pues al no hacer caso, el parto se adelantó - me dijo aquel hombre que parecía ser doctor.

"No bebé, no ahora" pensé pero la rigidez en mi abdomen confirmaba lo que decía el doctor.

-Voy a revisar si vamos a necesitar una cesárea - dijo el doctor acercándose a mí. Empecé a patalear para que no se me acercara pero Phil tomó con fuerza mis piernas y las separó. Aún traía la pijama con la que me había levantado pero pronto fue hecha trizas por Phil.

-DÉJAME MALDITO INFELIZ - pero todo fue en vano, él tenía bien sujetas sus piernas.

El doctor se apresuro y colocándose un guante introdujo sus dedos para confirmar mi dilatación. El negó con la cabeza.

-Ha pasado mucho tiempo y solo ha dilatado dos centímetros - ¿cuánto tiempo había estado inconciente -tendremos que hacer una cesárea si no peligrara su vida por la tensión alta.

-Adelante, igual ya conseguí compradores para esa bastarda al oírlo deje todo acto de defensa.

- NO LO HARÁS ES MI HIJA- Bramé. Sobre mi cadáver se llevaría a mi hija de mi lado.

-Necesitamos deshacernos de ese estorbo para empezar nuestra vida juntos... como siempre debió ser. - aquel hombre estaba loco - empiece con la cesárea - le indicó a ese doctor.

-Pero necesito traer todo lo necesario para....

-LE PAGO PARA QUE HAGA LO QUE YO DIGA

-No lo resistirá sin anestesia

-Lo hará

-Pero...

-Más vale que lo haga bien y ella sobreviva porque sino tendrá que cargar con un muerto y no creo que quiera pudrirse en la cárcel.

El doctor perdió el color de su rostro y enseguida fue hacia un maletín que se encontraba en aquella mesa rústica y sucia, llena de polvo y varios objetos más.

-NO SE ATREVAN A TOCARME DESGRACIADOS, LO LAMENTARÁN - amenace. Empecé a hiperventilar, mi pecho se comprimía y mi vientre dolía.

-Está entrando en shock - indicó el médico apresurándose a mi lado. Tomó mi pulso - su presión debe estar al tope. Su ritmo cardíaco está demasiado acelerado.

Mi famoso amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora