Decirle adiós

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La noche era muy fría y literalmente me estaba congelando mientras lo esperaba. Traté de calentar mis manos con mi aliento pero no era suficiente < ¡RAYOS! Debí ponerme algo más abrigado que este simple abrigo> pensé. Metí mi mano en mi bolso buscando mi celular para escribirle un mensaje pero mi mano topó con algo extraño. Algo rectangular borrado de un extraño papel. Lo saqué rápidamente para ver de qué se trataba. Al observar con claridad lo que era quería golpearme mentalmente. Había traído conmigo el regalo que había comprado para Phil.

-Estúpida corbata – dije aventándola nuevamente en mi bolso. Debí haberla botado con las demás cosas. Saqué esta vez del bolso mi celular y cuando estaba por empezar a escribir un auto rojo con vidrios negros se detuvo y empezó a pitarme.

No conocía ese auto así que hice como si no fuera para mí. El auto volvió a pitar una y otra vez. Aquello era molesto así que empecé a caminar en otra dirección.

-¡Hey extraña! – gritaron. Conocía aquella sexy voz así que no tarde ni un segundo en regresar a ver con una gran sonrisa en mis labios. La ventana del auto rojo bajó por completo y ahí adentro se encontraba mi extraño de cabello rojo – ¿No piensas subir? – dijo mientras me mostraba esa encantadora sonrisa. No podía creer como solo una sonrisa bastaba para que mis piernas temblaran.

-¿Subir al auto de un extraño? ¿No es peligroso hacer eso? – dije viéndolo mientras fingía inocencia.

-¿Peligroso? – Me preguntó riendo – Lo será si no subes al auto en este momento – yo lo miré sin comprender – porque entonces no tendré más remedio que hacerte mía en mitad de la calle – me explicó y al escuchar esa palabra mi cuerpo empezó a calentarse. Sin pensarlo dos veces me metí en aquel auto – Hol... - no alcanzó a decir nada más porque ya lo había asaltado con una beso necesitado que no dudo en corresponder. Mis manos se enterraron en su cabello haciendo más profundo el beso.

Nuestro beso fue interrumpido por las bocinas de los demás. Al parecer, habíamos detenido un poco el tráfico.

-Hola – dije separándome para que el pudiera arrancar.

-Yo también te extrañe – dijo riendo. No sé porque aquellas palabras agitaron mi corazón ¿sería porque no las había escuchado en largo tiempo.

Sin más el auto se puso en marcha y yo no podía dejar de mirarlo mientras me mordía el labio.

-Si me ves de esa manera no puedo pensar con claridad – dijo mientras veía al frente.

-¿De qué manera? – pregunté mientras ponía mi mano sobre su miembro. El gimió complacido.

-Vas a causar un accidente – dijo cerrando los ojos y abriéndolos rápidamente.

-Yo no estoy manejando – le recordé.

-Lo sé pero no puedo concentrarme si me tocas de esa manera – volvió a gemir.

-Está bien – suspiré mientras quitaba mi mano de su miembro. Fijé mi vista en la ventana para ver como entretenerme con algo más y olvidarme de la necesidad que tenía por sentir su cuerpo.

No tardamos mucho en llegar a su apartamento y antes de poderme bajar del auto él ya estaba frente a mí. No dudo en levantarme colocando mis piernas alrededor de su cadera mientras me besaba. Nuestras lenguas empezaron una batalla.

No supe cómo llegamos hasta su apartamento hasta que sentí como trataba de buscar en su pantalón las llaves para poder entrar. Mi boca se deslizó hasta su cuello para que pudiera ver pudiera abrir sin problemas la puerta. Sentí como pateó la puerta para que pudiéramos entrar y después oí como se cerraba.

Mi famoso amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora