Hay amor

715 55 8
                                    


-¡LIZETH, POR DIOS! ¿QUÉ PASÓ? – apenas oí su voz me sobresalté despertándome enseguida y cogiendo una almohada como protección. El intentó acercase a mí.

-¡DETENTE!- Dije aterrorizada. Aun todo era tan resiente y tenía mucho miedo.

-¿Qué te pasó? – dijo volviendo acercarse a mí.

-¡PHIL DENTETE! – mis manos temblaron. El me miraba sorprendido sin entender que pasaba.

-Solo quiero ayudarte – dijo ofreciéndome su mano ¿ayudarme? Fue cuando oí esas palabras que mi interior se encendió. Me llené de rabia y golpeé su mano lejos de mí.

-No tuviste suficiente con lo ayer. Ahora vienes a brindarme ayuda – mis lágrimas salieron pero a la vez reía. No era de felicidad mi risa sino de histeria.

-Y...yo...

-Ahora no te acuerdas de nada. Esto lo hiciste tu – dije señalando mi rostro. No sabía que tan mal estaba pero dolía mucho – y... y... - no podía decirlo.

-¿Fui yo? – dijo asombrado.

-¡DÉJAME SOLA! – grité lo más fuerte que pude.

-Perdóname – se arrodillo inmediato tratando de tomarme de las manos. Yo las quité de su alcance. Fue ahí que me percaté que incluso tenía marcas de sus dedos en mis muñecas.

-Te he perdonado muchas cosas en mi vida Phil, no es la primera vez que me golpeas estando en ese estado y sin estarlo pero lo de ayer... - hablé entredientes con todo el odio y rencor contenidos – lo de ayer sobrepasa todo. Lo de ayer no tiene perdón ahora ¡LÁRGATE! ¡NO QUIERO VERTEEEEEE!] – Dije lanzándole la almohada y corriendo a la habitación para encerrarme en ella.

-Lizeth, Liz, amor - ¿Ahora era su amor? Mis manos se transformaron en puños –yo bebí demasiado y... Discúlpame no volverá a pasar –estaba segura que no se acordaba nada. El muy desgraciado no se acordaba que casi me violó. DI casi porque al final di me consentimiento para que no me lastimara más.

-¡LÁRGATE PHIL! – grité una vez más.

-Liz tengo la ropa ahí, así quisiera tienes que dejarme pasar – Caminé hasta el closet y tomé lo primero que vi. Un terno plomo, una camisa blanca, con asco tomé algo de su ropa interior, medias y unos zapatos y abrí rápidamente la puerte.

-¡Amor, yo lo....! – dijo apenas abrí.

-¡LÁRGATE! – dije lanzándole toda su ropa a la cara y volví a cerrar la puerta. Sabía que no se rendiría así que fui a tomar un baño.

Refregué cada parte de mi cuerpo dos veces, veía cada marca, moretón y lastimado que tenía mi cuerpo. Incluso mi cuello tenía marcas de sus dientes. Dolía, dolía mucho pero más dolía mi corazón al darme cuenta de lo que era capaz Phil.

Cuando salí no se escuchaba ningún ruido y rezaba porque Phil se hubiera rendido e ido a su trabajo. Me vestí con un pantalón de tela y una blusa para tapar mis piernas y brazos. Una pequeña pañoleta para mi cuello y lo único que me faltaba era una buena capa de maquillaje.

Capa tras capa de base logré ocultar casi el moretón de mi mejilla pero con el labio fue diferente. Mi labio estaba abierto y por más maquillaje que usara no podía cubrirlo perfectamente. Suspiré resignada y salí.

Comprobé que efectivamente no había nadie. En la mesa estaba un desayuno servido con una pequeña nota.


AMOR LO SIENTO, TE AMO

PHIL


Mi famoso amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora