En el baño de la discoteca

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Otro día de mi vida y lo primero que veo cuando abro mis ojos es la espalda de mi esposo. Cómo extrañaba el tiempo en el que él me despertaba con un amoroso beso o cuando sus manos amanecían traviesas y se colaban por la camiseta de mi pijama pero ahora no, lo único que tengo es la fenomenal vista de su nuca, sus cabellos en todas direcciones y su espalda.

Me levantó y entro a ducharme. Mientras el agua toca mi cuerpo pienso en todo lo que debo llevar a cabo este día. Tenía que entregar el informe general de ventas de la empresa. Asistir a la reunión de creativos y marketing, empezar una nueva estrategia comercial para el lanzamiento del nuevo producto y supongo que si me alcanzaba el tiempo comer alguna cosa. Sí, tenía mucho por hacer, lo bueno de esto era que no podía pensar en lo ridícula y patética que era mi vida con mi esposo.

Salí de la ducha y traté de no hacer mucho ruido mientras me cambiaba y arreglaba para salir al trabajo. Phil odiaba ser despertado de esa manera ¿Dónde quedaron esos días por lo que me pedía que me quedara abrazándolo cinco minutos? ¿O los días donde teníamos que mentir para faltar al trabajo y así podernos quedar en la casa haciendo el amor por horas? Ahora lo que Phil quería era que me levante lo más rápido posible, sin hacer ningún ruido y me marchara tan pronto como sea posible.

Una vez que terminé fui a la cocina. Preparé una buena taza de café y unas tostadas para desayunar. Aún tenía algo de tiempo así que lo hice sentada en un mesón que teníamos en la cocina. Mientras bebía un sorbo de mi café oí como la alarma sonaba sin parar desde nuestro dormitorio. Seguro Phil la reprogramaría para que sonara cinco minutos después.

Cuando mi tostada iba por la mitad vi salir del cuarto a Phil. Vestía un terno, estaba mucho más formal que nunca. Supongo que debe tener una reunión o algo. Ya ni siquiera preguntaba, ya ni siquiera me importaba.

-¿Mi desayuno? – preguntó sin decir "un buenos días" y mientras peleaba por hacer el nudo de su corbata.

-Ahí esta café – dije señalando la cafetera. El miró de mala manera.

-¿Y qué más?

-Pues...

-Deja así. No sé ni para que pregunto. Comeré algo en la oficina – dijo totalmente molesto ¡Este hombre era imposible! Si hacía algo me reclama que no debía haberlo hecho y cuando no lo hago que reclama porque no lo hice. Hace tiempo que se quejó que mis desayunos eran una porquería y que no quería volverlos a probar y ahora se supone que debía haberlo hecho ¿Quién lo entiende?

-Bueno – contesté. El siguió luchando con el nudo de su corbata pero me ofrecí a ayudarlo y él tampoco me lo pidió así que solo lo veía mientras terminaba mi desayuno.

Sentí como dentro del bosillo de mi chaqueta mi celular vibró. Lo saqué rápidamente. Tenía un mensaje de Mina, mi querida y única amiga.

Liz por si lo olvidaste hoy iremos a celebrar mi compromiso. Trae tus cosas para cambiarnos en mi casa después del trabajo.

Ah!!! Por favor no olvides tampoco darle la dirección a Phil para que nos alcance allá.

Besos,

Mina

¡Oh Dios! Me había olvidado de esto. Gracias a dios, Mina me conocía tan bien.

-¿Phil? – lo llamé. Él ni siquiera me regresó a ver - ¡Phil! – dije un poco más alto.

-¿Qué? – dijo aún sin regresar a verme.

-No te olvides que hoy tenemos lo del compromiso de Mina – le recordé.

Mi famoso amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora