Aquí estaba Saturno. Decidió perder. Había gastado catorce años de su vida buscando un hilo roto. Aún no lo había encontrado. Se sentía destrozado. Su madre y el Sr. Potter, se habían casado apenas en el año número seis de la búsqueda de Saturno. La verdad el se había rendido sobre todo lo que tuviera que ver con el amor. Pero si sabía que aunque se rindiera, ya había encontrado la felicidad eterna en la felicidad de otros.
Su mente se había rendido. Su alma se estaba poniendo dura. Su espíritu estaba corrompido por no poder cumplir su deseo. Más algo faltaba de darse por vencido. Su corazón seguiría pidiendo una carrera más cada vez que los demás estuvieran a punto de rendirse. Así sería la vida de Saturno en el año que falta. Un año lleno de carreras, más de las que se pueden contar. Sólo para encontrar a la otra persona, con su hilo hecho pedazos. ¿Será un crimen llorar cuando la encuentre o sólo será una coincidencia?
De momento el recordó algo. Sólo el podía ver los hilos atados a las personas, como Cupido lo hacia. Su persona, la que tenía el hilo destrozado, jamás se daría cuenta de que están destinados. Por lo cual se había creado una nueva misión. No sólo era encontrar a esa persona. Era enamorarla discretamente. Enamorarla y escribir una nueva historia. Donde no sólo se hable de Saturno. Si no de otro planeta que necesita de otro.
Faltaban más palabras de las que Saturno podía contar. Podía ver fuego y lluvia. Podía ver el tiempo correr. Así que, mientras la carrera siguiera, todo estaría bien, para su corazón y su alma, para su espíritu y hasta para su mente.
Su historia. La que su madre le había escrito. Era distinta a la que estaba viviendo. No era un romance, por qué el aún no lo había vivido. No era amor, más por qué el aún no lo estaba sintiendo. Así que, esa historia de amor, romance, magia y visiones dolorosas, era la historia de su madre, por qué ella había vivido tantas traiciones de la vida, que dolería si el no se hubiera dado cuenta de eso. Antes de que las palabras terminarán. Antes de que las letras y cartas fueran enviadas a Saturno. Faltaba algo que nadie se había dado cuenta antes.
Nadie le había escrito a Saturno, lo que su madre le había escrito. Pero eso no era real. Existía alguien que vivía al lado de él. Que cada noche escribía una carta. Una carta que era simplemente dedicada para Saturno. Así que, cuando alguien se rendía, otro alguien buscaba fuerzas para seguir adelante.
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Letras a Saturno©
RomanceHabía deseado ir lejos. Tan lejos como le era posible. Las limitaciones eran bastantes. Sus sueños eran inconclusos. Comenzó a escribirle a su amor, que se encontraba a miles de años distante de el. Así, letra por letra, llegaron a Saturno. Portada...