prólogo.

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Se miró de nuevo al espejo y cerró los ojos conteniendo sus ganas de gritar debido a su mal humor.

—¿Ya estás lista?—Dijo Lisa, su madre.

—Si—Respondió secamente.

—¿Podrías fingir que te gusta ir al colegio?—Dijo su madre irónicamente.

—No, porque no quiero ir—Salieron de su casa.

—¿No tienes calor con esa sudadera?—Preguntó su madre.

Nop—Respondió. En realidad _______ las usaba para ocultar aquellos kilos de más que tenía.

Porque siendo realista, tenía el autoestima tan bajo que necesitaba ocultar todas sus imperfecciones bajo un rímel y una sudadera dos tallas más grande que la de ella.

—Llegamos, hija...—Lisa ya no quería mentirle a su hija, pero no quería que perdiera esa pequeña esperanza que tenía.

—Si, posiblemente mi padre regrese esta noche de la guerra—No podía ocultar las ganas de llorar que le dieron al decir eso.

—_______, esfuérzate—Sonrió Lisa.

—Lo haré—Le sonrió débilmente y salió del viejo auto.

Ver a Luna o a Cindy le bajaban por completo la moral, ya que ellas eran rubias, ojos de color, delgadas y con chicos detrás de ellas. Eran el estereotipo perfecto que cualquier hombre deseaba. Mientras que _______ Corey tenía estrías, "llantas", usaba lentes, tenía los dientes algo chuecos, nada de lo que un hombre deseaba o así lo pensó ella... Hasta que conoció a Noctis, al testarudo e insistente Noctis.

¡Oye, bonita! - noctisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora