Mensajeros

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Después del que se podía decir "incidente" con Francisco, Albert estaba viendo la televisión muy concentrado en un documental sobre "La mente subconsciente". Un tema que le llamaba muchísimo la atención y del cuál había escuchado algunas palabras de su profesor favorito. Recordó a Sherly, ¿qué pasaba con ella?, ¿se supone que también debería estar molesto con ella?. Hacía mucho que no la miraba, desde la vez de la fiesta, cabe resaltar que Albert no creía en chismes y que no había aceptado por completo la historia de Francisco. Se volvió a molestar al pensar que Sherly podría venir a hacer un espectáculo parecido al de Francisco, así que decidió salir a la modistería de su abuela. Saliendo del apartamento halló a una de las mejores amigas de Sherly, la miró y en un acto de película de acción dio una vuelta en el aire y se arrojó hacia una pared que lo hacía no visible para ella y así ocultándose. Oía los pasos que se acercaban poco a poco y al estar casi a su lado pudo escuchar que le había sonado a ella el celular y se detuvo casi a su lado. Contestó, era Sherly y él aún sin querer empezó a escuchar la conversación.

— Si Sherly, ya estoy llegando, todo va a salir bien, ya verás. — decía la amiga con gran serenidad—.

Albert no tenía ni idea de cómo se llamaba la amiga de Sherly y no podía creer que estuviera ahí y que lo estuviera buscando a él, aunque aún no había escuchado nada.

— No sé que voy hacer cuando Albert se entere, yo lo amo y estaría destrozada si el llegara a dejarme, prométeme que todo va a salir bien. — dijo Sherly con muy poca ambición.

— Es una promesa, adiós.

Albert estaba que explotaba pero recordó por lo que estaba pasando Sherly y eso de que lo amaba, tampoco quería que ella hiciera una locura, eso sería desastroso. Salió de su escondite y le dio la cara a la amiga de Sherly, quien dio un brinco de tal sosrpresa y se quedó paralizada.

— Te puedo ayudar en algo — dijo Albert mirándola fijamente a los ojos y poniéndolos pequeños para intimidarla.

— Ohh. Albert, no te esperaba aquí.—dijo la amiga torpemente, ya que era lo único que le llegó.

— Entonces, ¿a qué subiste? — dijo Albert mientras soltaba una risita y por dentro empezaba a creer que esta niña no iba a cumplir su promesa.

— No es nada, ya me voy.

Albert tenía intenciones hasta de ser amable con ella y llegar a un acuerdo para que ella y tampoco Sherly se sintieran mal, pero se marchó.

Sentimientos DesérticosWhere stories live. Discover now