Infiernos

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La aparicion de su difunta madre no lo hizo sentirce mas loco de lo que los demas creian, de hecho todo lo contrario. Creia que su cabeza habia vuelto a la normalidad despues de aquella pequeña charla.

Jamas la habia visto antes, hania sido la primera vez, era su madre despues de todo y ella jamas lo dejaria solo aún sabiendo todo lo que habia hecho.

Hoy le tocaba salir al patio despues de una semana de mal clima que se lo impedia, se sentia bien, recobraba de a poco la compostura. Mike abrio la puerta y le mostro con una gran sonrisa los precintos, Charlie le devolvio el gesto y le presto sus muñecas para que las amarrara. Este enfermero era gentil, se habia vuelto gentil y aunque siempre tenia un pensamiento resguardado dentro suyo respecto de Charlie, queria hacerlo sentir bien.

El cesped estaba algo crecido por la lluvia, el joven Headen lo disfruto mas de la cuenta porque sintio de verdad que a naturaleza lo abrazaba de la misma forma que cuando era niño. La vida no estaba bien pero al menos no le habia quitado esa sensacion satisfactoria de poder pertenecer a ese espacio tan opacado por el ruido del suburbio y el asfalto caliente.

Miro a su alrededor, habia tres enfermeros mas aparte de los dos que lo escoltaban. <Alguien necesita de mas cuidado.> penso. Sintio una risa y una voz que recordaba haberla escuchado en otra oportunidad. Si, se trataba de la chica que lo increpo en el comedor en aquella oportunidad; se veia diferente cuando sonreia. Se miraron fijamente por unos instantes, caminaba hacia él. <No. Quiero disfrutar, no quiero lios.> penso al mismo tiempo que cerraba sus ojos y se recostaba completamente. Sentia como los pasos sonaban mas cerca, de todas formas si se portaba en matona no cruzaria palabras con ella. No habia intenciones en Charlie de armar mas pleito del que ya tenia.

_ Charlie Headen.- dijo en tono sobervio ¿Como podia pronuncisr su nombre con ese acento? El joven dibujo una sonrisa cargada de simpleza en sus labios. -No sabia que te dejaban salir al campus.

_ Ya ves que si. - contesto. No sabia su nombre, solo tenia un un unico dato que le parecia relevante. <Loca de ira> Se sento al lado del cuerpo desvanecido de Headen.

_ Me llamo Lucrecia. Lamento lo de la vez pasada. -Charlie la miro de reojo.

_ Bien.

¿Por que se disculpaba? De todas formas, en cierto punto, tenia razon de lo que habia hecho. Estaba jugando con Luciana de la misma forma que un gato marea a su raton para comerlo. Lucrecia se recosto tambien y arranco algunos yuyos en lo que trataba de que su balbuceo fueran palabras.

_ ¿Por que seremos lo que somos?
-Consiguio la atencion de Charlie.

_ ¿Que quieres decir? - sabia a que apuntaba, pero queria que ella lo dijera por alguna extraña razon.

_ Ya sabes. Tenemos esta cualidad de no sentir nada por nada ni nadie, podemos hacer lo que nos plazca sin remordimientos pero aún asi...el vacio que eso nos provoca, la sensacion de dejarnos barados en un espacio y tiempo determinado, dandole mil vueltas a la situacion. Nuestro poder no sirve para nada.

_ Eso no es lo relevante...¿Por que me dices esto a mi?

_ Ja...- sonrio como si fuera obvio.
-Porque los dos fuimos cortados con la misma tijera, una que no tiene filo y deja los bordes desparejos. Asi somos Charlie, tan desparejos que no encajamos en ningun sitio.

_ ¿Que sabes de mi? Yo no se absollutamente nada de ti.

_ La pregunta es ¿Quien, dentro de este establecimiento, no sabe algo de ti? Seguramente si le pregunto a Miriam, la que esta en aislamiento de por vida, podrua decirme con exactitud quien eres. Hasta ella ¿Imaginas eso? - corto otro yuyo mas y lo lanzo lo mas lejos que pudo. - De mi, bueno, soy como la mujer invisible, nadie sabe cómo es que fui a parar aqui.

coleccionista de muñecas (Una Mente Psicopata))Donde viven las historias. Descúbrelo ahora