Sonria...

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Angeles se preparaba para afrontar su rutina, hoy tendria que volver a ver a Malcom a la cara despues de días, tendria que simular que no le dolia, que no sentia amor que solo lo queria y que seguirian siendo amigos por sus hijos. Que costoso que era todo, su cuerpo temblaba como un papel al viento y sus ojos querias estallar en llanto, no lo soportaba, no resistia la tentacion de querer correr a abrazarlo ¿como haria para contenerse? ¿Como podia doler tanto? Se vio en el espejo y estaba fatal, las ojeras parecian llegar hasta el piso, sus labios resecos, ni el maquillaje podia cubrir los estragos que le habian causado los cambios en su vida ¿Al ser psicologa no era mas facil afrontar todo? No, claro que no.

El timbre sono por primera vez y su corazon estallo en un gran bombeo de sangre y se le enfrio el pecho, sono una segunda y tercera vez. Respiro profundo y abrio.

Los dos pequeños corrieron a abrazarla. - Te extrañamos mamá, deberias haber venido con nosotros al cine.

_ ¿Fueron al cine? Que lindo. - se despidieron de su papá y entraron corriendo a la casa. -Gracias por traerlos.

_ Es mi deber como padre. - sonrió con algo de pena. Angie se despidio de él y se dio media vuelta.

_ Angie yo...ja...no soy bueno para esto y en fin las cocas ya estan hechas pero queria que sepas que no me separe de ti por no amarte mas, mis sentimientos no cambiaron.

_ Las palabras sobran Malcom. Que tengas un buen dia.

Se sento en el sillón respirando con mas calma y para poder ser capas de escuchar todas las cosas que sus hijos querian contarle con gran entuciasmo. Definitivamente la parte mas dura era el momento en que tomaba el papel de madre, pero sin dudas el que mas disfrutaba.

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El joven collecionista intentaba recordar cuando habia sido la ultima vez que alguien lo habia visitado, estaba nostalgico y se debia a que se sentia tan vacio, pues ya su secreto no era tan suyo sino mas de Angeles.

Charlie mordisqueaba su dedo pulgar compulsivamente como acostumbraba a hacerlo cuando creia perder el control, sabia que se hacercaba cada vez un poco mas a la parte de la historia que lo habia puesto en esa situacion. Si Charlie Headen hubiera tenido sentimientos, si hubiera sido capas de sentir algo por alguien mas que no sea él, estaria llorando por la simple razón de ser tan Charlie el consentido o el coleccionista de muñecas y no solo Charlie el no tan simpatico.

Paradójicamente esperaba con ancias que llegaran las seciones con la doctora, admiraba la cantidad de expreciones faciales que alvergaba un simple rostro cansado y atareado; simplemente le resultaba fascinante, se deleitaba con ello.

Los dias pasaban rutinariamente, para pasar el tiempo solo contaba con algunos escasos dias libres en que aprovechaba de jugar ajedres con Raul, el viejo de 65 años, con el que hablaba de todo menos de sus muñecas, tal vez no queria espantarlo, la mirada del tipo le hacia recordar a su padre; el poker con Michael a escondidas de las enfermeras y un diario en donde iba anotanto cualquier detalle que se le hubiera escapado de contarle a Angeles y que luego se lo diria.

_Buenos dias Charlie.

_ Buenos dias doctora.

_ ¿Como estuviste estos dias?

_ Algo aburridos, a Michael le cambiaron el horario esta semana y no pude cumplir con mi cuota de poker.

_ ¿y que hay de Raul ?

_ Es una buena compania, no me quejo.

_Bien...cuentame. -Angeles tomo el grabador y le dio play. Charlie se puso medio pensativo tratando de recordar sus ultimas palabras.

coleccionista de muñecas (Una Mente Psicopata))Donde viven las historias. Descúbrelo ahora