Declaraciones

26 3 2
                                    

Ella me miro con los ojos enormes y sorprendidos, aun no se había dado cuenta quien era yo, su cara roja como ají chirel brillaba intensamente. Debo decir que me sentí algo orgulloso al ver su reacción, me sentí como todo un Casanova. 

Me miro de esa forma unos segundos como pensando que hacer o que decir, y repentinamente aunque parecía imposible sus ojos se pusieron aun mas expresivos y entonces exclamo alterada:

-¡Eres TU!- con la boca y los ojos muy abiertos. -¿Que haces aquí? 

Honestamente me sentí algo aludido, y aparentando indignación respondí.

-Solo tomaba café, no necesitas correrme.

-N-no no, no es eso, es que no esperaba verte aquí y menos hoy, ¿Me viste entrar? ¿Porque no dijiste nada? - Dijo evidentemente nerviosa.

-Solo miraba tu ritual, se veía entretenido así que te deje seguir tranquila. -Dije indiferente, pero muriendo por dentro.

-Oh ya veo. Bueno ahora ya me decidí me sentare aquí de cualquier forma. - Acomodo sus cosas en la mesa y con un movimiento suave y elegante se sentó justo frente a mi.

Estuve mirándola cada segundo, note un ligero movimiento en sus caderas al sentarse que me pareció completamente irresistible, fue sensual pero a la vez elegante, su uniforme si bien no era nada estruendoso a la vista, mostraba lo justo, y con sus movimientos a pesar no mostrar nada, dejaba tanto a la imaginación que era simplemente sublime verla moverse en el espacio que la rodeaba.

-Bueno bienvenida entonces- Dije dando otro sorbo a mi café que ya prácticamente estaba frió.

Fingiendo naturalidad solo miraba hacia otro lado tratando de no mirarla fijamente, como evadiendo que ella también me mirara y escudriñara mi alma.

-Este sitio es cómodo. - Dije finalmente suspirando.

Ella me miro e hizo un gesto con su mano izquierda como sacudiendo mi idea de su mente, mientras con la otra sostenía una galleta en su boca. 

-Sí lo es, pero ¿terminaste aquí por el café, el ambiente, o porque trabajo cerca? - Dijo de forma picara guiñando un ojo y sacando un poco la punta de su lengua.

Me sonroje mucho, sentía el calor en mi cara aumentando y mi corazón se aceleraba mas y mas, instintivamente volví a evitar el contacto visual que poco a poco se había formado en la comodidad del ambiente.

-Por las galletas, el olor me atrajo. - Dije finalmente de forma muy mal disimulada.

Ella sonrió extasiada. -¿¡Verdad que son muy buenas!? El ultimo par de días me he vuelto adicta, tengo que comer al menos una o me siento mal al llegar a casa. - Dijo justo antes de darle un gran mordisco a la galleta que sacudía en su mano derecha. 

Sonreí levemente.

Ella me miro también sonriendo y dijo con tono bromista. - ¿Te estas burlando de mi adicción a las galletas?

La mire muy serio

-Jamas, podría hacerme adicto a esto. - Lo dije pensando mas en ella, este sitio, la comodidad, honestamente las galletas eran solo un plus.

Luego de una conversación de lo mas trivial pero que disfrute cada instante, finalmente oscureció y empezaron a recoger la cafetería, una mesera se nos acerco, bromeo con ella algo que no pude escuchar aunque debió ser algo importante porque se sonrojo muy intensamente de nuevo antes de reír sin control.

Nos levantamos y la acompañe a la puerta, nos quedamos afuera parados mirándonos unos segundos no podía esconder mis nervios, ella estaba sonrojada muy tenue y su cara tenia un semblante muy tierno.

Entonces ella puso su mano en mi hombro suavemente pero con decisión para darle mas seriedad a sus próximas palabras. 

Suspiro y finalmente dijo...

-A mi novio no le gustara esto. - Antes de que mi mente comenzara a morir, explotar, saltar, quemarse, implotar y enterrarse ella misma... Me beso. Un beso tierno, profundo, tímido pero que poco a poco aumentaba la pasión hasta casi salirse de control, pero lo suficientemente comedido para que no pasara.


Encuentros CasualesWhere stories live. Discover now