Decisiones

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Como ahora ya sabia donde trabajaba, podría ir ahí de nuevo con la excusa de comprar zapatos, algo poco probable, o sencillamente ir a algún local cercano y pasar por ahí "casualmente".

Pase un par de días pensando en algún plan para acercarme y bueno al final decidí que lo mejor era solo ir directo al grano. Así que me arme de valor y fui a esa zapateria, y al estar en la puerta, solo me quede a un lado congelado.

No se cuanto tiempo paso, salí algo tarde por estarme arreglando y preparándome mentalmente a que iba a decir, lastima que todo fuera inútil, igualmente me quede petrificado, notando la inutilidad de mi cruzada, me dirigí a una cafetería cercana, donde con café en mano me dispuse a sentarme en un banquillo donde tenia visibilidad del local.

Tres cafés y nueve galletas después ya habían pasado horas y yo seguí inamovible en mi sitio, pensando que rayos haría, cuando empece a ver los locales cerrar, los nervios comenzaron a alterarse y pude ver personas salir de los distintos locales, hasta que de pronto una silueta salio del local donde mi vista estuvo fijada las ultimas horas, era una silueta femenina, con su cabello agitándose suavemente en la tenue brisa del crepúsculo, su rostro suave, su característica mirada decidida pero amable, dirigiéndose directamente al sitio donde yo estaba.

El pánico me invadió no sabia que hacer, estaba desesperado y no sabia porque, me quede en mi silla solo tomando casualmente mi café, la mire cada segundo, cuando entro a la cafetería, miro a todos lados, saludo amablemente a la mesera y la cajera, la mire pedir un moca y esperarlo pacientemente mirando al rededor con un semblante tierno mas que cansado. Cuando finalmente le entregaron su taza, la tomo y la miro con ilusión olfateo suavemente el vapor y dio un muy pequeño sorbo, sus ojos se iluminaron como si hubiera sido la mayor maravilla del mundo; Todo este tiempo yo la miraba, casi acechando, bebiendo lentamente mi café que ya estaba tibio.

Mi pánico se afianzo cuando la vi empezar a buscar un sitio para sentarse con su adorado café y tres galletas recorría todo el lugar mirando anhelante, como por cosas del destino o porque tengo esa aura, estaba sentado solo en una especie de rincón junto a una ventana. Paso junto a mi una vez sin notarme, una segunda vez y no se inmuto, cuando finalmente pareció resignada a que el único sitio bueno que quedaba... Estaba junto a mi.

Se acerco cabizbaja como avergonzada, y dijo en voz muy tenue:

-¿Puedo sentarme aquí?

Todas las emociones existentes y algunas que estoy seguro fueron creadas y destruidas en ese instante me golpearon como una bola de fuego que salia de mi estomago disparada a mi cerebro; Di un sorbo a mi café, puse mi mano en su mejilla para levantar su cara y respondí suavemente:

-Claro, una preciosura como tu seria un encanto tenerla a mi lado.

Encuentros CasualesWhere stories live. Discover now