Capítulo 8: Hay que dejar falsas evidencias

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- No podemos arriesgarnos a que cojan alguna prenda suya y los perros la encuentren- dejó claro Slender tras el reportaje-. Hay que dejar falsas evidencias de su falsa muerte.

Temblé al oír aquello. ¿Falsa... muerte? ¿Qué diablos estaba pensando? 

- ¿Y cómo se supone que vas a hacer eso, listillo?- preguntó Nina-. A menos que pongamos su cuerpo en medio del bosque no hay forma humana de convencerlos.

- Precisamente: hay que pensar como lo que somos. Asesinos- intervino Jeff-. Lo único que necesitamos es la sangre de Luna.

Todos me miraron. Yo aparté la vista, hiperventilando. 

- ¿Qué pensáis hacerle a Luna?- intervino Sally, tomándome de la mano y colocándose delante de mí en un adorable gesto protector. 

- Sólo necesitamos suficiente sangre para fingir que la mataron los lobos- explicó Masky, levantándose-. Un litro arriba abajo será suficiente. 

Acto seguido, me vi a mí misma con el brazo doblado, mientras Jeff me rajaba el antebrazo y ponía una botella de un litro abajo, esperando pacientemente a que se llenara. Yo aguantaba, dolorida, mirando hacia otro lado. 

Cuando por fin la botella se llenó, Jeff me soltó el brazo como si nada y emití un quejido. Me caí de la silla, apretándome el brazo para que me dejara de sangrar. 

- Jeff, llévatelos a todos a que hagan un barrido del perímetro, así no pondréis la sangre muy cerca de aquí: si usan perros para seguir el rastro la encontrarían fácilmente- ordenó Slender-. Yo le curaré la herida.

Todos entendieron al vuelo, al parecer, lo que en realidad estaba diciendo su jefe. Yo no. Las chicas fruncieron el ceño y siguieron a los chicos al bosque. Ya era de noche, aunque con semejantes condiciones arborícolas parecía siempre de noche, salvo que a partir de las seis se volvía incluso más oscuro.

**************

Slender me llevó hacia su habitación, donde me desinfectó y vendó el tajo del brazo. 

- ¿Ya no te duele?- preguntó.

- No, no mucho- respondí con voz baja. 

- En ese caso...

Sin previo aviso, me empujó bruscamente a su cama, tumbándose después él encima de mí y abriendo su extraña boca: deforme, de dientes afilados y una horripilante y alargada lengua terminada en punta. Como yo estaba aún en shock no pude reaccionar a tiempo, por lo que esa boca hizo contacto con la mía, deslizando la atípica lengua dentro para juguetear con la mía. Una de las manos de Slender bajó hasta mi muslo, subiendo despacio y levantando la falda del vestido a su paso. 

- ¿Qué... qué estás...?- tartamudeé, comenzando a llorar asustada. 

- Como jefe que soy de este grupo, tengo el deber y el derecho de ser el primero en tomarte... Esta noche tu inocencia será historia gracias a mí...- me susurró en el oído, lamiéndome la oreja después.

- No, por favor, no quiero hacerlo...- gemí con voz aguda. Slender se detuvo repentinamente.

- ¿Has dicho... "no"?- preguntó peligrosamente. Me di cuenta del tremendo error que acababa de cometer-. Te recuerdo, preciosa, que teníamos un acuerdo...

¿Tanto me costaba cerrar el pico?

 N/A: En la foto, Masky. 

Mi vida... entre CreepypastasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora