Capítulo 4: Una muñeca especial

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Al cabo de una hora más o menos, Jane y Alice acabaron cediendo a la orden de su jefe, Slender, y me entregaron mi nueva vestimenta: un clásico vestido negro de sirvienta de épocas bien antiguas, con el delantal blanco en medio y una falda corta y un poco de campana. Me dieron también una cinta blanca para reitrarme el pelo negro hacia atrás y me arreglaron el cuello del vestido. Me miré en un espejo del pasillo: era un vestido precioso. Pero, en vista de tales circunstancias, era lo último que quería ponerme. 

- Hola- saludó una vocecita aguda a mi lado. Di un respingo y vi a una niña un poco más pequeña que yo. Sally-. ¿Juegas conmigo? 

Sin esperar respuesta, miró a Slender y le repitió la pregunta.

- Luna jugará encantada contigo- sentenció Slender, "mirándome". Asentí de inmediato, dejando que la pequeña me arrastrara de la mano por el pasillo hasta su habitación. Desde dentro se apreciaba que aquella "base" era bastante amplia. 

En la habitación de Sally, que claramente compartía con alguien más, había unas cuantas muñecas en el suelo. Sally se sentó delante de ellas y me hizo un gesto para que me pusiera enfrente. Crucé las piernas y miré a Sally, quien, para mi sorpresa, me sonreía.

- Eres buena conmigo. Nadie quiere jugar nunca conmigo. Dicen que mis muñecas son feas.

Eso explicaba el motivo de sus asesinatos: su frase "Play, with me?" era la típica pregunta que siempre hacía una niña pequeña. A pesar de aparentar casi trece o catorce años, tenía mente de niña pequeña, y su frustración la llevaba al asesinato. 

- No son feas. Mi madre me daba muñecas así cuando yo era muy pequeña- hablé con ella suavemente, intentando relajarme por los recientes acontecimientos y para tratar de intimar con ella, hablándole como se le habla a una niña de seis o siete años-. Las muñecas de trapo son preciosas, pero parecen feas al lado de las nuevas que salen ahora. Pero ésta- cogí una de pelo castaño y ojos verdes que se parecía a ella- es muy bonita. Lo único que hay que hacer es limpiarle las manchitas de sangre y estará aún más linda. ¿Sabes qué hace especial a esta muñeca?

Sally meneó la cabeza. Desde luego, yo desde siempre sabía tratar con niños pequeños.

- Porque se parece a ti, porque se parece a una niña muy bonita. 

Sonreí, frotando la carita de la muñeca de trapo con cuidado hasta conseguir rascar la sangre seca. Cogí un cepillito del suelo y le desenredé el pelo, le arreglé el vestido y quité el polvo de sus ojos. Ahora sí que estaba preciosa.

- Toma. Una muñeca linda para una niña linda. 

Sally cogió la muñeca, la miró detenidamente y luego me miró de vuelta. Se levantó, rodeó el montón de muñecas y se agachó frente a mí, abrazándome. 

- Gracias, Luna. Gracias por jugar conmigo.

- De nada, Sally- le correspondí el abrazo. 

Justo cuando Sally regresó a entretenerse con su muñeca limpia, apareció Jeff en el umbral. Me levanté de inmediato.

- Tú, pequeña, Slender te llama en la cocina.

Asentí, caminé al lado de Jeff y entré en la cocina... justo donde estaban los demás Creepypastas. Masky, Hoodie, Smile Dog, Nina The Killer, Laughing Jack... 

TODOS. 

N/A: En la foto, el vestido de Luna. 

Mi vida... entre CreepypastasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora