P.O.V Marshall.
Me separé inmediatamente con la cara ardiéndome de vergüenza.
-G—Gumball, lo–lo siento... –Y salí volando antes de que él pudiera decirme o hacerme algo, sentía tanto miedo de que rechazara el... Beso.
Llegué a mi casa, ni si quiera prendí las luces y subí directamente a mi cuarto. Puse una esencia de copal en el difusor y me tiré a la cama; pero como esperaba, la esencia no me quitaba de la cabeza los preciosos ojos de Gumball, esos labios tan suaves... Ni ese perfume que me dejaría fuera de combate. ¿Qué demonios hice? Arruiné las cosas con Gum, me tardaré bastante tiempo en superar el evidente rechazo y volver a la normalidad.
Me sorprendió escuchar el timbre de la puerta principal. Eran más de las tres de la mañana, nadie –excepto yo– podría estar despierto.
Bajé volando a ver en el ojo de la puerta, era... Gumball. ¿QUÉ DEMONIOS? Viene a decirme que no quiere que me acerque a él. Oh, Glob, sálvame del dolor que me espera.
Abrí la puerta, y allí estaba el pelirosa. Cabizbajo, me preguntó:
-Um, Marshall, ¿Podemos hablar? –Ya viene. Uh.
-Sí, sí. Pasa. –Le señalé con la mano la sala mientras que con la otra prendía las luces de navidad que tengo colgadas por toda la habitación, dejándonos bajo el firmamento de estrellas bajo techo.
-Marshall, me encantaría que supieras que me gustó ese beso.
-Wow, ¿de verdad?
-Sí, claro que sí... Es el que había estado esperando desde hace muchísimo tiempo. No me había atrevido a besarte, siempre me echaba para atrás en el momento en que estaba decidido a mostrarte mis sentimientos. Aunque... –Oh, no. Me digo mentalmente. –Me encantaría que lleváramos las cosas más lento. Quiero disfrutar más de esta historia que estamos creando.Oh my Glob, ¡No fui rechazado! Definitivamente ésta es la mejor noche de mis 1008 años.
-¿Marshall? –Me había quedado sonriendo a la nada.
-¿Sí?
-¿Te gustaría venir a mi casa esta noche? –Espero que mis gritos internos no salgan.
-¡Sí! Digo, sí. –Cambio mi voz a una más sensual.P.O.V Gumball.
Intenté alcanzar a Marshall antes de que saliera por la ventana, pero lo único que alcancé a hacer es ver cómo se iba volando rápidamente mientras le gritaba su nombre. Bajé corriendo por todo el castillo hasta encontrar a Peppermint y decirle que llamara a Viernes, porque tenía que ir a hablar con Marshall de "cosas muy importantes" a lo cual me lanzó una mirada pícara, mientras que yo me enfadaba por la falta de seriedad.
Llegó Viernes a la puerta del castillo, subí en él y durante todo el camino a casa de Marshall estuve pensando: ¿Qué le diré para que no eche todo a perder? Me tiré en las plumas. Esto es lo que había estado esperando durante todo este tiempo que llevo conociendo a Marshall.
Hemos estado en incontables lugares, tenido incontables momentos y el que más recuerdo es aquél en el que estábamos en el campo de flores del Reino del Cielo. Marshall me había llevado volando, y nos dejamos caer en la suave cama de pétalos. Volteé a verlo, él estaba sonriendo con los ojos cerrados, en dirección a las nubes. En ese momento supe que estaba perdido. Perdido en su aroma, en sus ojos, en su piel, en él. Y es desde entonces que he querido decirle todo.
Y ahora es el momento.
P.O.V Marshall.
Lo cargué como si en vez de príncipe fuera princesa, y lo llevé a través de los parajes más hermosos que había en esta tierra hasta llegar a la ventana de su habitación.
Al llegar, Gumball me tomó de la mano y me llevó a su cama. Nos tiramos en ella y me sentí tan aliviado de haber podido pisar de nuevo este cuarto después de lo que pasó hace unas horas.
-Marshall.
-Dime, mi príncipe. –Sonrió de forma penosa a mi comentario.
-Me encantaría que me acompañaras a tener una noche llena de caricias amorosas.Y entonces, hasta la mañana siguiente, nos dimos tantas caricias y tantos besos como se pudo hasta que caímos rendidos en el sueño.
Holah mis amores <3 deberán saber que no me gusta el sexo sin si quiera un café, así que tendrán que esperar a que venga lo que todos están esperando. <3
Los quiere, Marcy. <3
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Gumball y yo.
FanfictionDespués de 1008 años que Marshall Lee ha vivido, se ha vuelto muy "amigo" de Gumball, el creador del Dulce Reino. La verdadera pregunta es; ¿Qué siente Marshall por él?