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Llegando a la cabaña, al entrar, me alegró y provocó una tranquilidad ver a mi hermana brillante, tan viva, activa y... bueno, comiendo, no paraba de hablar
-me gustaba más dormida- dijo Rafael
Le solté un codazo y caminé a la mesa, sentándome junto a Vee
-supongo ya arreglaron sus diferencias- Alice había puesto un plato frente a mí lleno de fideos
-supongo- me encogí de hombros
No era tonta, y sabía que Rafael no dejaba de mirarme, solo que evité hacer contacto con el, reí, platiqué con todos, menos con él
-bien, iré a la cama- Rafael se levantó y llevó su plato al fregadero, lo enjuagó rápidamente y pasó por detrás mío
-¿sabes llegar?- pregunta Alice
-¿quieres mostrarme el camino?- y por la cara de Alice, supuse que tenía cara de pervertido
-largo- lo corre Alice, Rafael sube de dos en dos los escalones hasta desaparecer en la oscuridad.

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Pasamos lo que restaba del mes con Alice, todo tornaba tranquilo. Por fin Rafael y Alice tenían una tregua, sabía que ya no lo odiaba. Además, el y yo ya no nos llevábamos tan mal, me refiero a que, discutíamos por todo, pero había momentos que compartíamos agradables, y solían ser en los atardeceres hasta mirar la luna ya bien puesta nos íbamos a dormir
-háblame de ella- le pedí una noche
-era... inteligente, no se negaba a ninguna orden, fuerte, y...sabía pelear muy bien, se veía sexy cuando estaba tan concentrada- decía con una sonrisa en la cara
-que explícito- comente mientras él se reía
-eres...-
-¿soy que?- pregunte molestándome mientras imaginaba lo que decía
-distinta a Mila- suelta
-¿en que carajo sentido?, Rafael-
-justo eso, te sales de control por cualquier cosa, eres terca, y hablas demasiado, y solo para quejarte- lo golpee fuerte en el hombro y luego me le quedé viendo a la luna
-eres un idiota-
-y al parecer para insultarme- se soba el hombro.

   Casi todas nuestras platicas terminaban así, y hablamos más por las noches, por el día me la pasaba con mis hermanos o ayudaba a algunos a mover troncos y ocultar huellas.
-amé este lugar- suelta Vee, mientras desayunábamos
-¿amé?- resalté la palabra, mi hermana miró a Gab por unos instantes sorprendida
-Ada...nos iremos mañana en la madrugada-
-¿que?, ¿porque?, aquí estamos a salvo y...-
-no del todo Ada- responde mi hermano, me quedé callada esperando a que prosiguiera
-hay cazadores por estos rumbos, si nos quedamos corremos peligro-
-¿y qué pasa con ellos?- pregunte señalando a la puerta donde los otros demonios acampaban
-también nos iremos- responde Alice
-¿y porque no nos vamos todos...-
-¡Ada, no!- grita Gabriel enfurecido
-¡de seguro hay algo más aquí!, ¡dime!- exigí
-es Dago, co...conoce tu ubicación- tartamudea Vee
-¿como saben eso?- pregunte, mi cuerpo agitado 
Hubo un silencio al inicio
-tu hermana tuvo un sueño, algún efecto secundario del oro, vez visiones, cosas, no es muy seguro si van a pasar, a veces son recuerdos, pero lo que vió Vee... es el futuro- explica al fin Alice
Me pasé las manos por el cabello
-¿que viste?- pregunté entre dientes, pero no me contestó
-Vee...-
-lo vi aquí, la cabaña sé quemaba, todos estaban muertos, en suelo rodeándolo, Alice estaba...ella... fue lanzada a un árbol y cayó en suelo muerta, Gab estaba...muy herido- responde nerviosa y con miedo
-¿que pasaba conmigo?- pregunté suave
-estabas en trance, flotando, mientras que...se abría un agujero- lágrimas resbalaban por el rostro de Vee, supe que debió ser muy doloroso para ella ver eso
-iré a tomar aire- salí con la respiración entrecortada, me alejé lo más rápido que me fue posible, y me frené en el lago, donde conocí la historia de Mila. Me dejé caer de rodillas en el agua, sintiendo las rocas golpear mis rodillas, el nudo en la garganta dolía y molestaba, tomaba aire con dificultad para evitar el llanto.
Entonces el fuego apareció, las llamas se hallaban neutras por el agua, y el vapor provocaba sudor en mi cuerpo
-supongo que no es buen momento- escucho decir a Rafael, puse los ojos en blanco
-no, no lo es, así que vete- me tallé los ojos y me picaban, estaba cansada
-yo ya tenía planeado venir aquí, no estropearé mi agenda por tus lloriqueos- me levanté del agua y me giré a verlo
-¡no sabes nada de lo que está pasando!- le grito
-deja adivinar, ¿Dean?- el control se me iba de las manos
-para- ordené
-espera, ¿problemas con papi?- mis manos se movieron por sí mismas lanzando un golpe de fuego directo a Rafael
-¡he dicho que pares!- Rafael se estrelló con un árbol y cayó de pie tambaleante
-supongo que acerté- se ríe, cuando llegué a él lo golpeé en la quijada, haciéndolo caer
-¡vete!- cuando menos lo pensé, caí al suelo, mis manos por encima de mi cabeza
-no, no me iré hasta que te controles- me removí e intenté safarme de él pero me tenía bien agarrada
-mírame- pide, pero me negué, mirando a otro lado
-mierda, Ada, que me mires- ordena, pero seguí a la defensiva
-por favor- pide, así que lentamente lo voltee a ver
-estarás bien- negué con la cabeza sintiendo de nuevo las lágrimas
-que si, porque estaré ahí- dice
-morirías Rafael- se carcajea
-ya lo he dicho- se acerca más a mi
-soy difícil de matar hermosa- apreté mis labios haciendo que se formara una línea
-tengo miedo, mis hermanos...- me suelta por unos momentos para sentarme y me abraza, de inmediato le correspondo, porque...justo ahora necesitaba de uno
Entonces escuchamos el grito de alguien, proveniente de la cabaña.

Entre la Vida y la Muerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora