〰10〰

10 1 0
                                    

>>cuenta la leyenda que había un tercer hermano, Dago, Dios y Demetri, los dos primeros nacieron con poder, su destino era el ser conocidos por los siglos de los siglos, odiado y amado, temido y esperanzado, un mundo equilibrado, un universo tranquilo, donde los malos pagaban por sus pecados, y los bondadosos descansaran en el paraíso.
Ambos seres poderosos crearon a sus soldados, con la ideología de gobernar, y otra para crear paz, más sin embargo, Dago se volvió loco poco después de perder a su esposa, culpó a Dios, quien era el único con el poder suficiente para matar a alguien como ella, ambos hermanos se declararon la guerra, hasta que uno de los mundos deje de existir por completo.<<
-se dio a conocer el arma de Dago, tú- me mira
-la princesa del infierno, con dones que nadie más puede controlar a tu nivel, no puedes morir por la mano de cualquiera, solo una mano pura puede contigo, ni más ni menos, o al menos eso se dice-
-¿qué pasa con el tercer hermano?- pregunté curiosa
-es ahí donde nadie presta atención dulzura, el tercer hermano se creía muerto-
-¿que?, ¿porque?-
-porque era humano, pasan los años rápido para los mortales, por lo que en las leyendas, mitos, cuentos, incluso en escuelas no se cuenta de él- Cora dejaba caer un limón en las bebidas y luego nos entregó los vasos
-¿y que sabes tú de...de Demetri?- ella agacha la mirada
-lo conocí, mediante visiones-
-¿como?- pregunta Dean
-cuando piso un lugar histórico llegan las visiones, como si tuviera mi propia Wikipedia en mi cabeza, la única diferencia es que me llega la redacción verdadera-
-¿qué lugar te hizo verlo?- preguntó Vee
-"donde todo empezó y donde todo terminará"- menciona
-¿que significa?- Dean parece desilusionado por la respuesta
-la primera batalla, el lugar donde fue la primera guerra- respondí
-eso debe ser en el bosque- dijo Vee complementando
-deben ir ahí, curen las cicatrices que en un pasado derramaron sangre por las manos de muchos inocentes-
-iremos en cuanto consigamos un plan- ordena Gabriel -Gracias Cora, por tu información, te lo pagaré- ella asiente y se va, el sol se iba poniendo, mis mejillas cosquillearon por el ansia de sonreír, así que fui veloz al llegar al techo y ver los hermosos colores que se formaban
Vuelve
-¿ahora amas los amaneceres?-
-amo el cielo Dean, de hecho- digo sintiendo la tranquilidad invadiendo mi cuerpo
-es muy bonito-
-es hermoso- me ayuda a tomar asiento en sus piernas, me sentí en paz ante esa sensación
-¿que hiciste desde...que tuviste conciencia?- pregunté
-yo, perdí el control por ti azul-sonríe malicioso- me peleé con la mitad del bar para poder salir e ir por ti, decirte que estaba vivo, que estaba bien, para sostenerte justo así- enrolla sus brazos a mi alrededor acercándome más y con fuerza- para decirte que te amo- me moví de mi lugar para poder tener una mejor vista de su cara, tenía el cabello más corto, pareciese que no se había afeitado en una semana, pero sus ojos eran los mismos, ese azul profundo, fríos
-también te amo- le dije, sin pedir permiso lo besé, mismas emociones, sentimientos y alteraciones del pasado, pero elevadas a la décima potencia me golpearon, el se apartó un poco sonriente
-deberíamos ir a que duermas-
-no quiero dormir-
-pero tienes- sintiéndome en casa con él por su insistencia en cuidarme asentí feliz y bajamos tomados de la mano, yendo a su habitación
-¿tú no vienes?- pregunté
- vengo en un rato, tengo que hacer unas cosas- me sentí como niña pequeña haciendo berrinche por no dormir con su oso de felpa, pero puse mi cara de póker y me recosté, Dean siempre tenía razón, tenía sueño y debía dormir, amaba eso de él.

Entre la Vida y la Muerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora