Capítulo IV: Las cajas.

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Llegando a casa, encontré la caja de la que hablaban, la puse junto a la otra, en la mesa de la cocina, mientras Mónica se acostó sobre el viejo sofá, se lanzó con tanta fuerza que hizo levantar polvo y una ráfaga de estornudos brotaba de ambos, al finalizar nos pusimos a reír, aún no había abierto aquellas caja.

--¿Qué habrá dentro? --Le dije a Mónica, refiriéndome a las cajas.

--Golosinas.--Dijo contenta. No pude evitar reír un poco y reincorporándome le contesté.
--Eso espero, muchas golosinas.

Procedí a caminar con rumbo a aquella mesa y con un cuchillo del estante procedí a abrir la caja con cuidado, podría haber algo que se rompiera.

--Latas de comida, atún, pan, lentejas, arroz, una botella de aceite y azúcar y sal en bolsas diferentes.-- dije, invitando a Mónica a mirar dentro.

--No son golosinas. --Dijo casi haciendo berrinche.

--Quizá hoy no sean golosinas, pero te prometo que conseguiré unas, mi niña. --dije, dándole un beso en la frente y ordenando las cosas en los estantes sobre la cocina.

Recordé que aún faltaba las cartas,la otra caja, sabía que tenía únicamente uniformes. Me dirigí a abrir las cartas.

--¿Ya las abriste? --dijo Mónica al verme por la espalda.

--Sí, estoy por leerlas, ¿Las quieres leer junto a mí? --Pregunté con cariño.

--¡Claro! --Dijo alegremente.

Klartonville, 9 de febrero.

Bienvenido a Klartonville, aquí tienes lo necesario para alimentarte mientras no estás en la escuela, allá se servirá una porción acorde al tamaño y edad del individuo. También se les asig...

Un ruido acompañado de fuertes gritos interrumpió la lectura de las cartas, y de repente la puerta de nuestra casa se rompió y entró un pelotón altamente armado. Mónica gritó y de asustó, yo sólo la abrazaba mientras nos apuntaban con las armas.

--Alejense lentamente uno del otro. -Demandó el líder de la tropa.

--¡Al suelo!- Gritó y de inmediato lo hicimos.

Empezaron a tocar sobre nuestra ropa, buscando quizá algún contrabando.
Estaba sin palabras y el miedo me había congelado la mandíbula.

--¿Qué su-sucede?- atiné a pronunciar, pero no obtuve respuesta alguna.

Siguieron revisando, pero esta vez se separaron y unos fueron al piso de arriba mientras otros se quedaban abajo.

--¿Cuál es tu nombre?- exigió aquél hombre.

--Carl, señor. Carl Morrison.- exclamé aún temblando por la adrenalina.

--¿Y el de ella?-Preguntó.

--Mónica, Mónica Morrison, señor. -Dije y solté una lágrima.

--Quédese quieto- Dijo mientras sacaba un aparato metálito en forma de bolígrafo con una luz en la punta donde debería escribir. Me levantó la manga derecha de la camiseta y me pasó la luz, era un láser y grabó un número sobre mi piel, ardía como el demonio, pero tuve miedo de gritar y recibir un golpe o morir, como ya había visto dos veces en el día. Al parecer me había escrito algunos números y líneas, no lo podía notar por toda la piel quemada y la hinchazón. La verdad tenía miedo de lo que mi hermana pudiera hacer.

--No se mueva.- dijo el mismo sujeto y al momento de comenzar, ella soltó un agudo grito. Me logré acercar donde ella estaba para tapar su boca, me aterraba que pudieran hacer algo. Ella mordía la palma de mi mano que servía como mordaza para ella y luego de unos segundos, todo terminó. La marca estaba finalizada y comenzó a rascarla, yo le advertí que no y nos fuimos a aplicar agua helada para la hinchazón.

Un momento después, los soldados que subieron al piso superior bajaron gritando.
--Señor, ¡tenemos algo!, repito, Dave, ¡tenemos algo! --Yo pasé saliva y no sabía que hacer, no sabía qué habían encontrado ni mucho menos, qué me harían por ello.
--Carl, necesitamos que se acerque. --dijo serenamente. Mientras yo me miraba pálido como la cal.
--¿Puede explicarnos qué planeaba hacer con esto? --Dijo mientras me mostraba mi teléfono celular.
--Yo-yo, no iba a hacer nada malo. --dije, ¡Rayos! No recordaba tenerlo aún.
--Los teléfonos celulares están prohibidos. --dijo mientras tomaba su arma y disparaba contra el teléfono, destruyéndolo en el acto.
--Cuidadito, Carl, te estaremos vigilando. --Dijo mientras se marchaba.

Rapidamente fui a ver la puerta y cómo arreglarla, en cuestión de 5 minutos estaba hecho y listo, parecía como nueva.

Seguí abriendo la otra carta que correspondía a los uniformes y ésta la leí en silencio.

Uniforme-escolar-caballero-TallaL
Uniforme-escolar-dama-tallaXS

Habrán 4 reglas básicas en la escuela, las cuales se tienen que respetar al pie de la letra.
1- Definitivamente prohibido interactuar en clases.
2-Cualquier disturbio será castigado con hasta 25 o 30 latigazos en la espalda.
3-Rendir siempre el debido respeto y homenaje al nuevo amo, Mr. Hardman.
4-La falta a clase se castigará en dos tiempos. A) Al faltar por primera ocasión, al alumno se le azotará 25 veces, cosecuentemente, se privará de alimentos y bebidas.
B) En caso de repetir la anterior falta, se procederá a la amputación total o parcial de algún miembro.

--Mónica, por nada del mundo me hagas perderme la escuela.- dije a forma de burla.

Guardé el papél en su lugar y saqué los uniformes, le dí los suyos a Mónica y yo llevé los míos a la habitación.

Sin darnos cuenta, el reloj ya marcaba las 8 de la noche. Preparé la cena y nos fuimos a dormir, el día siguiente sería demasiado pesado.

Antola. [Libro #1]Where stories live. Discover now