Capítulo V: Lezka.

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Me desperté a media noche porque un ruido me despertó, creo que provenía se la planta baja, me levanté despacio para no despertar a Mónica. Salí para poder investigar pero al llegar abajo todo estaba bien, la puerta seguía cerrada y todo estaba en orden. No tenía sueño y fui a la cocina para prepararme un té. Al hervir el agua, puse las hierbas sobre el agua y me senté en la silla frente a la mesa. Ahí estaba aún el hueco del disparo y algunas piezas del teléfono que estaban ahí clavadas. Me sorprendí cuando vi que el sol ya entraba por la ventana.

-¿Carl? -Llamaba Mónica desde su habitación. - ¿Dónde estás? -Preguntó de nuevo.

-Aquí abajo, Moni. -Dije y subí con una taza de té. Las maderas de la escalera crujían muchísimo. -Toma, te preparé un té. -Le dije mirando sus ojitos que aunque hinchados, no dejaban de ser hermosos.

-Gracias, está delicioso. -Exclamó con una sonrisita casi imperceptible entre sus labios. Mamá siempre le preparaba té cuando ella no podía dormir o cuando estaba triste, era su medicina y la ponía radiante como siempre.

-¿Qué hora es? -Preguntó terminando de beber su té y restregando sus ojos con sus manos. - Quizá las seis o la seis con treinta. -Dije dirigiéndome hacia el baño, ella hizo lo mismo pero con el de otra habitación. Pasaron 10 minutos y salí a vestirme, el uniforme de la escuela era un poco flojo pero no me incomodaba, solía usar ropa así. Me peiné y bajé para sacar algunas galletas de que habían dejado antes de asignarnos la casa.

Mónica venía bajando las escaleras y traía el uniforme, se veía muy linda, una niña muy bella. Mi sueño siempre ha sido ser quien la aconseje, quien la ayude en todo, en la escuela, en el trabajo, con los chicos... Quiero ser el que le apruebe un novio, o quién le reconstruya su corazón roto por un chico, jugar con sus cabellos y enfadarme con los piropos que le manden, la verdad, es mi sueño. Verla mayor y realizada, ella puede hacer todo lo que se proponga.

-Aquí tienes. -Le dije entregándole un paquete de galletas y regalando una sonrisa.

-Muchas gracias, hermanito. -Contestó dulcemente mientras abría el empaque.

Comimos muy de prisa porque el autobús no debía tardar en llegar, en todos los preparativos y la comida ya se habían hecho las 7:20. Caminamos con rumbo a la esquina de la casa, donde habían más chicos de variadas edades, entre ellos, diferencié un bello y delicado rostro femenino, con unos hermosos ojos que miraban de vuelta a mi ser. Blanca y de pelo muy liso y rojizo, se percibían algunas pecas en el área de su nariz, era completamente hermosa y no pude dejar de verla con un rostro de idiota, creo que ella lo percibió y dejó ver una sonrisa, luego de ahogar una corta risa. Me ruboricé y también devolví la sonrisa.

-¿Quién es? -Preguntó Mónica viéndome confusa.

-Nadie. -Le dije, pero ella me miró de vuelta con esos ojos verdes que cautivan a cualquiera y haciendo seña para bajar la cabeza me dijo entre susurros.

-Quien quiera que sea, te tiene muy tonto. -Soltando una risita inocente.

El autobús había llegado y todos procedimos a subir, no pude quitarle la vista de encima y ella lo notaba, moviendo sus rojos cabellos y viéndome de reojo, haciéndose ver aún más hermosa.

Cuando ya todos estábamos arriba, el conductor nos dio indicaciones.

-Chicos y chicas. -Dijo con una voz en extremo grave, de tal grado que identificar las palabras era muy difícil. -El autobús pasará a las 7:30 exactas, quien no suba será reportado a la escuela y por consecuente a Mr. Hardman. -Dijo mientras miraba sobre su hombro a todos los pasajeros. -La cámara de acá. -Explicaba señalando a una cámara montada sobre su asiento y a otra que estaba en la pared frontal del autobús, enfocando al pasillo. -La cámara identificará el rostro de todos y cada uno de ustedes, y no se pueden negar. -Seguía diciendo. -Memoricen el camino, no hay autobús de regreso. -Finalizó y arrancó el autobús.

Antola. [Libro #1]Where stories live. Discover now