Capítulo X: Planes a la cabaña.

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Desperté a eso de las 5:20 de la mañana, todo estaba en silencio, los helicópteros no sonaban y al parecer, los guardias ya habían dejado de rastrear a los chicos, fui a la ventana y acerté. Olía a humo, muy fuerte y bajé rápido para investigar, pero sin hacer ruido para no molestar a las chicas. Abajo no había nada y subiendo a la planta alta corroboré que tampoco. En tanto hice todo eso, ya faltaba un cuarto de hora para las 6 de la mañana y me dispuse a preparar los alimentos para mi hermana y para Lezka, me sentía mal por ella, su casa había sido destruida por una tonta suposición, no pude dejar de pensar sobre el escape, la verdad era muy necesario pero peligroso, no sabía si Mónica podría superarlo, no sabía que había fuera, y lo peor, no soportaría tanta tensión. Preparé panqueques y un poco de tocino que había quedado de lo que Lezka nos trajo, les serví la comida y se lo puse a Lezka, Llamé a la puerta de Lezka para que bajara, no respondió, lo hice de nuevo y me fui a llamar a Mónica. Luego de unos minutos, bajaron juntas.

—¿Tú hiciste todo esto? —Dijo Lezka, mientras miraba la torre de panqueques que había hecho.

—Sí, a Mónica le encantan. —Dije y la miré.

—Por eso lo amo. —Dijo mientras le tocaba la espalda. Lezka se sentó en el plato que le indiqué, viendo su tocino.

—¿Por qué solo yo tengo tocino? —Preguntó.

—Es tuyo, no es adecuado tomarlo. —Respondí mientras comía un poco de mi primer panqueque.

—Con lo bien que me tratan, yo soy quien está en deuda, además; lo rescaté pensando en ustedes. —Dijo moviendo la cabeza para poder vernos a ambos. Mientras repartía.

—Eres muy linda. —Le dijo Mónica mientras Lezka le sonreía.

—Pienso lo mismo que mi hermana. —Atiné a contestarle a aquellos azules ojos.

Comimos y nos preparamos para la escuela, Lezka llevó su uniforme el día anterior. Nos duchamos cada quién en su baño y salimos a la sala principal. Tomamos rumbo a la parada del autobús y esperamos. En un santiamén, llegó y procedimos a subirnos, la rutina se repetía de nuevo hasta el almuerzo, nos volveríamos a reunir.

Durante la clase no dejé de sentir la penetrante mirada de Joel, cargada de odio sin sentido. El tiempo pasó muy rápido y de un momento a otro ya era tiempo del almuerzo.

—¿Y hoy, dónde se metió Lezka? —Preguntó Mónica mientras me veía.

—No lo sé, pero dentro de poco seguro la veremos. —Respondí pero aún dubitativo

Levantandome vi a Lezka a la distancia, al parecer, se cambiaron a una mesa más larga, llegué y todos estaban hablando de cosas varias, no había guardias en el comedor y todos socializaban con todos sin miedo alguno. Llegamos y tomamos asiento junto a ella.

—Llegaron tarde. —Dijo Joel con su gruesa voz.

—No hay problema. —Dijo Cinthya y agregó. —Búscate una vida, para no molestar al pobre chico nuevo. —Joel frunció el ceño y Lezka tomó mi mano y la apretó.

—Muy bien, hoy los guardias estarán en las afueras y según lo que Steven me contó, solo 4 patrullas de guaridas estarán vigilando la ciudad. —Dijo Cinthya mientras sacaba un pequeño mapa del tamaño de un libro e indicaba lugares.

—¿Quién es Steven? —Pregunté confuso.

—Tenemos 3 guardias escondidos entre el sistema, Steven, Jacky y Mary, sus nombres clave son Sven, Rolls y Kirby, respectivamente. No queremos que cuando intercepten nuestros mensajes o algún papel los descubran. —Lezka mientras todos seguían mirando aquel papel.

Antola. [Libro #1]Where stories live. Discover now