Me incorpore en la cama cuando desperté a causa de aquel sueño, eran molestos, mire el reloj sobre la pequeña mesa al lado de la cama y comprobé la hora.
«Menos de dos horas para el amanecer.»
Quite las sabanas de mi cuerpo y toque el piso de madera frío con mis pies descalzos, demasiado frío, busque a los lados de la cama y una vez que di con lo que buscaba; me coloque las pantuflas. Camine a paso lento hasta la puerta, la abrí y comencé a bajar por las escaleras, no si antes asegurarme de que mi madre estuviera en su habituación.
Debió llegar mientras yo dormía.
Baje las escaleras con cuidado de no despertarla y camine hasta llegar al refrigerador, al abrirlo me encontré con un emparedado cubierto con una tapa trasparente.
- Deja de mirarme y comerme ya. - Susurré mientras sonreía, fingiendo que el pan podía hablar y pedía ser digerido por mi estomago. Debo dejar las drogas, espera, yo no consumo drogas; a no ser que el pan de guayaba sea una y yo no sepa. Meh, si lo fuera no lo dejaría, NUNCA.
Cerré la puerta del refrigerador y camine con el pan entre mi boca, dándole mordiscos grandes, esta frío pero aun así sabia bien. Abrí la puerta de la entrada y en seguida el aire frío choco contra mi rostro y piernas descubiertas; parecía toda una demente en pantuflas frente de la puerta de entrada y con nada más que un short corto y una camiseta de mangas largas.
Sep, toda una loca.
Estaba a punto de volver a dentro cuando note como alguien caminaba por la calle, arrugue mis ojos en un intento de ver mejor quien estaba del otro lado de la calle, miren me; tratando de saber quien esta caminando por el otro lado de la calle sin saber que podría ser un demente o un asesino en serie.
Podía notar como su ropa era grisácea, camiseta y mono deportivo, wauh, mi visión esta de puta madre. Quizás iría a correr, volví mi vista de nueva al sujeto que caminaba por la calle, espera, ¿A donde fue? Meh, quizás empezó a correr mientras no lo veía, estaba a punto de darme la vuelta para al fin entrar a mi casa cuando sentí como alguien tomaba mis púas y las agitaba, inmediatamente solté un grito y mire a mi alrededor, no había nadie, mire hacia arriba y me encontré con los ojos amarillos de Silver.
- Si seras maldito. - El desgraciado estaba utilizando su poder para levitar sobre mi cabeza, por eso no vi cuando cruzo la calle, había levitado hasta aquí. ¿Cómo seria mi vida si tuviera telequinesis? Probablemente seria una bola de grasa debido a que no me levantaría de mi cama nada más que para bañarme.
Ay, es que seria tan floja.
-¿Por qué estas afuera tan temprano? Y además en un sábado.
- Oye pues mira que quise ver si un loco me secuestraba o me violaba, también quiera llevar el frío infernal en mis piernas. - Arrugo su nariz antes de ponerse en frente de mi, aun levitando, maldito.
- El rastro de migas en tus labios revela que estabas comiendo afuera, tas' pillada Amy. - Había seguido hablando pero no le preste atención por estar imaginando mi vida con tequinesis, llevaría mi comida a mi cuarto sin necesidad de levantarme o tomaría las cosas que estuvieran en lo más alto de la repisa. - Así que, ¿Qué dices?
- Aja, claro sí, si. - Respondí aun soñando despierta, pero volví a la realidad cuando escuche los gritos de Silver.
- ¡Perfecto! Mejor ve a cambiarte para irnos, ve, ve, ¡Ya! -Lo mire confusa mientras daba un paso hacia atrás.
- Wouwouowuo, ¿De qué hablas? ¿Ir a donde?
- Han... te lo acabo de decir, iremos a trotar, me acabas de decir que sí mujer. - No se quien estaba más confuso aquí, yo porque no sabia que había aceptado una propuesta de Silver para correr o él porque yo estaba confundida. Sintió que me voy a morir, nah, exagero.
- No. - Respondí, abrió sus brazos y me miro aun más confundido. - No iré a correr, nope, no, NO.
- ¡Pero tu acabas de decir que sí! ¡Debes ir Amy!
- ¡Ay pero- - No pude terminar de excusarse me cuando note como me miraba con ojos tristes.
Maldición.
(...)
Apoye las manos en mis rodillas cuando al fin nos detuvimos a descansar. Sentía como mi pecho se contraía, Dios, necesito hacer más ejercicio.
- Ya no eres tan ligera como antes Amy. - Mire hacia arriba cuando escuche como se reía con descaro.
- C-callate, mejor ve y buscame agua por favor... - Solo asintió con una sonrisa burlona y se fue a algún lugar.
Note como no muy lejos estaba un banco vacío por lo que camine- En realidad me arrastre -, y me senté en el, el sol apenas estaba saliendo y con el también las personas, algunas a sus trabajos u otras de regreso a su casa después de una larga noche de fiesta, sexo y seguramente drogas.
De repente una botella de agua apareció en frente de mi rostro, la tome sin mirarlo y abrí el seguro de la botella, pronto sentí como se sentó a mi lado. En silencio; muy raro en él hasta donde recuerdo, cuando deje la botella por la mitad la puse a un lado y me reviste completamente contra el respaldo del banco.
- Oí que ya no le hablas a los chicos.
- No tengo nada que hablar con ellos. - Respondí mientras comenzaba a mover mi pies haciendo ruido contra el asfalto.
- ¿Es por lo de hace años? - Su voz era seria y baja. Comenzaba a sentir el ardor subir por el cuello de mi estomago, no quería hablar sobre esto, al menos de que él me ayudara con mi cometido pero eso seria demasiado irreal.
- Si te dijera que sí, ¿Qué pensarías?
- Que tienes todo el derecho a devolverles la jugada. - Arrugue mi nariz cuando escuche eso, me gire a verlo y ya me estaba mirando desde su lugar. - ¿Crees no se lo planeas? Te conozco desde hace mucho antes de que entráramos al colegio, eres rencorosa con las cosas que te lastiman y siempre deseas vengarte a largo plazo.
Tras decir eso se levantó del banco, poniéndose delante mio, mirando desde arriba con una pequeña sonrisa.
- ¿Me permites ayudarte?
ESTÁS LEYENDO
Revenge| Cancelada.
Fanfiction- ¿Por qué haces todo esto? Tanto sufrimiento. ¡Tu no eras así Amy! - Ustedes mismo lo buscaron; mandaron a la basura toda la confianza que les había dado durante años. Ahora abstenganse a las consecuencias.