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Volví a golpear el lápiz contra el pupitre de forma repetitiva, apoyando su mentó sobre mi mano izquierda mirando la nuca del profesor, ignorando por completo lo que explicaba en el pizarron.

Mi mente divagaba en todo lo que pasaría esta noche, pues había aceptado la invitación de Shadow para ir al festival que se haría en el muelle, había oído a varios adolescentes mencionarlo y diciendo lo que se pondrían para asistir, y eso mis amigos era lo que más me molestaba. Saber que tendría que arreglarme, ayer cuando fui a casa de Silver y se lo a su primo— por lo cual yo después antes de irme lo golpee en la cabeza. —, él encantando se ofreció para asesorar me en cuanto a vestimenta.

Deje caer mi frente sobre el pupitre.

— Sera una noche de mierda. — Susurré a la nada. Aunque al parecer no fue así ya que de inmediato la voz del profesor resonó por todo el salón.

— ¡Rose, no permitiré ese tipo de vocabulario en mi clase! — Levante mi cabeza y note como el profesor me miraba molesto con sus ojos cafés cubiertos por arrugas más que marcadas, sin contar que obviamente todos en el salón me observaban. Con burla o con algo de pena. El profesor señalo la puerta y me levante del pupitre para después salir del salón, sin antes azotar la puerta con fuerza, sonreí con maldad al escuchar la queja del profesor otra vez.

Vamos, que me he ahorrado las molestias de seguir viendo su nuca grasosa. Camine por el pasillo lleno de puertas que daban a clases hasta que me detuve en frente de una, puesto que el nombre inscrito en la placa dorada me llamo la atención. — «Drama y artes plásticas» — Leía en voz baja, para luego abrir la puerta sin importarme si había clases o algo, pero para mi sorpresa solo había una persona en todo el salón lleno de caballetes y cuadros pintados por los alumnos, reconocía esas dos colas amarillas que se movían con suavidad de un lado a otro con mucha lentitud.

Al parecer no noto mi presencia ya que no aparto su mirada de lo que parecía ser desde mi punto de vista, una pila de arcilla, él estaba de espaldas a la puerta, me acerque un poco y casi me hecho a reír sobre el piso cuando descubrí lo que estaba modelando sobre la mesa. Reconocía mi propio rostro hasta en la arcilla. Decidí esperar a que terminara así que tome una silla que había al costado de la puerta y con cuidado la acomode hasta que quedara en una buena posición.

Como bien había dicho en el primer día que llegue a esta escuela, Tails había crecido bastante, superando la altura de todos los que conocía, eso me generaba otra pregunta, ¿Donde demonios se había metido Nudillos? No he oído a ninguno de los chicos mencionarlo, ni siquiera Silver. Le preguntaría después. Bien volviendo a tema de Tails, se había cambiado un poco el cabello y ahora utilizaba Jeans algo desgarrados y camisas coloridas, muy diferente a hace unos años cuando solo utilizaba pantalones holgados y suéteres grisáceos.

Deje de divagar en mis pensamientos cuando empecé a escuchar sollozos por toda la habitación, no puede, ¿Esta llorando? Comencé a reír de manera baja y contenida pero al final termino siendo una de esas carcajadas que no se pueden pasar desapercibidas por nada del mundo. Se giro con sus ojos abiertos y llenos de lágrimas cuando escuchó mi risa, reflejaba miedo y sorpresa.

— Awww. El pequeño zorro esta llorando. — Dije, cuando al fin había logrado calmar mi risa. Puse un brazo sobre el borde del respaldo de la silla y apoye mi mentó sobre mi palma, mirándolo con una sonrisa burlona. — Eres patético Miles.

— Amy. — Respondió con voz firme, secando las lágrimas restantes con la manga de su camisa. — Que alegría verte. — Hice una mueca cuando intento acercarse con la intención de darme un abrazo, me levante de la silla y lo esquive rodeándolo, quedando así en frente de la ahora terminada escultura.

Era mi yo de hace unos años. La detestaba.

— Alegría. — Repetí con voz seca, mirándolo por unos segundos. Movía sus manos una sobre otra de manera nerviosa, no parecido tan seguro como el primer día cuando llegue aquí. Toda su seguridad se había ido por el caño. — ¿Como la alegría que sintieron cuando me largue del colegio?

Trago saliva. — Amy, eso paso hace años, supera lo.

— Como si fuera tan fácil olvidas todas las mierdas que me hicieron. — Respondí casi de inmediato, apretando un poco la escultura. — Puede que pasen los años, más las heridas no desaparecen, al contrario, se convierten en cicatrices y las cicatrices se quedan. Y cuando te hartas de verlas todo el tiempo decides hacer algo por tu cuenta.

  —  ¿Y que decidiste tu?

Su voz se quebró y pronto las lágrimas corrieron por sus mejillas, haciéndolo ver más patético que antes, arroje con fuerza la escultura al suelo provocando que se esparciera por todas partes, incluso llegando a manchar mis zapatos. Finalmente comenzaron a oírse sollozos por toda la habitación, volví a pasar a su lado y tome mi mochila que descansaba al lado de la puerta, la cual abrí con calma.

  — Hacerles la vida imposible.

Revenge| Cancelada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora