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Ignore por completo las miradas que me seguían de cerca por el pasillo mientras caminaba rumbo a mi casillero. Realmente no tenía fuerzas para darles una advertencia debido a la ligera (y a la vez potente) gripe que poseía como consecuencia de caer al agua helada de mar el fin de semana. Apenas me sintiera mejor golpearia a Shadow por la espalda por ser tan idiota.

Así que aquí estaba; completamente calmada y pacífica ante el efecto de los antialérgicos que mi madre me obligó a tomar, una parte de mi agradece que hiciera eso y a la otra le molestaba pero, vamos, si no la hubiera tomado estaría completamente tapada por la flema. Ew.

Pase la mayoría del día escuchando lo que decía con tanto entusiasmo el profesor, notese el sarcasmo, e intentando no lanzarle un libro a Shadow; quien estando sentado a la fila siguiente a la mía no dejaba de arrojarme papeles con mensajes escritos. Los cuales por supuesto ni me moleste en leer y los arrugue entre mi mano y lanzándolos a la cesta. No iba a darle mi atención al responsable de mi estado mocoso. Pareció entender el mensaje ya a la siguiente clase no insistió. Cuando dio el primer receso me pareció nuevamente extraño no ver a Espio colgado como de costumbre bajo el árbol, quizás tuvo algún inconveniente o algo, no quería estar sola bajo ese árbol y tampoco tenía el suficiente apetito como para ir a la cafetería por lo que volví a ingresar al edificio y comencé a subir hacia la azotea con la llave en mano. Estornude apenas crucé la puerta, luego escuche una risa ronca.

  — Parece que alguien tiene gripe.— dijo en un tono burlón a lo que simplemente rodé los ojos, notando como estaba sentado sobre uno de los armazones de los ventiladores con un caballete y un pincel en mano. Cosa que me descoloco, ¿Cómo había conseguido subir un caballete hasta la azotea? Me acerque lo suficiente a él solo para ver que estaba pintando un paisaje lleno de edificios grises.

  — ¿Cómo sacaste ese caballete de la clase de arte? — pregunte aun mirando el lienzo. Realmente no le estaba quedando mal, aunque no es como si un par de edificios requiriera realmente tanto trabajo.

 — No es de la clase de arte — dijo —, pertenece al conserje. Me lo presta de vez en cuando.

  — ¿El conserje pinta cuadros? — fruncí el ceño moviendo mi cabeza, mostrando sorpresa. Jamás me imaginé a ese bigotudo pintando algo, en realidad no me lo imagino haciendo otra cosa que no fuera trapear o limpiar ventanas.

  —  Es el suplente del profesor de arte del colegio. ¿No lo sabias? —  negué con la cabeza. — Pues ahora lo sabes. Confío en que no dirás nada de esto a nadie.

  — No es como si tuviera muchos amigos para contarlo. — comente mirando nuevamente como daba los trazos en el lienzo. Por supuesto que tomaba en cuenta a Silver como un amigo pero sabía que no le interesaria mucho saber que el conserje era suplente de arte y de que Sonic pintaba en la azotea. Volví a mirar su rostro cuando dejo de mover el pincel y fue cuando me di cuenta de que me miraba con ojos brillosos por debajo de una ojeras leves junto con una pequeña sonrisa. Oh demonios. Inmediatamente volví a alejarme. — No. — dije con firmeza, pero todo se fue por el caño cuando se levantó de su lugar y se acercó a mi hasta el punto en el que casi besaba mi frente. Fue el único momento en el que agradecí la diferencia de altura, porque de lo contrario sería mucho más incómodo.

  — Por favor, perdóname. — susurro, mirándome a los ojos desde su lugar. Trague saliva cuando al verlo fijamente note el verdadero arrepentimiento que cargaba consigo.

  —  No es tan facil Sonic.   — respondí apretando los puños ante la duda que se plantaba frente a mí, frente a todo lo que había planeado para él durante tres años. — No lo es.

  — ¿Por qué? — pregunto —¿Por qué estan difícil para ti perdonarnos Amy? — en medio de mi baja guardia levantó sus manos y enmarco mi rostro en ellas para que lo observara mejor. Demonios, sus ojos estaban llorosos.   — ¿Tanto odio nos tienes, a los chicos, a mi? ¡¿Tanto odio tienes acumulado que no puedes perdonar pasados tres años ya?!

  — Por supuesto que sí. — respondí aún con sus manos en mi rostro. Teniendo ahora un nudo en mi garganta.   — ¡No sabes lo que he sufrido, ninguno de ustedes! Solo quiero que sufran lo mismo que yo he sufrido, es lo que merecen, o incluso más.

  — ¡Pues si eso es tanto lo que deseas dejame decirte que ya lo has logrado!  Aquí — me libero y llevó una mano a su pecho, alejándose unos pasos de mi. —, mi corazón ha dolido de manera atroz desde te vi salir corriendo en llanto y el hecho de que no podía ir por ti solo me destrozó aún más. ¿No es suficiente para ti? 

No pude responder. Me encontraba tan confundida y en conflicto que no alcance más que a abrazarlo con fuerza mientras comenzaba a llorar por lo que él no tardó mucho en abrazarme también, apoyando su rostro entre mi cuello para dejarme sentir como sus lagrimas comenzaban a humedecer mi ropa.

Todo lo que quería era que sintieran mi dolor, era todo lo que quise.

Revenge| Cancelada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora