Su Boda Trágica y Yo

5. Un paseo con mi Kevin. (parte 1)

Elena pov.

Él estaba como una fiera, pero una voz al otro lado de la puerta hizo que se detuviera - ¿hay alguien ahí?- esa voz se me hacía conocida, de inmediato él se mostró muy preocupado –mamá-

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Gertrudis pov.

Un extraño ruido, perturbó la calma de mi sueño, así que abrí los ojos para analizar los alrededores, al parecer, todos estaban durmiendo apaciblemente, en ese instante, unas ganas de ir al baño, interrumpieron mi investigación, así que con mucha delicadeza, me levante del asiento e intente no despertar a nadie en mi camino al baño. Para mi mala suerte, el baño estaba ocupado, así que espere unos minutos, pero mi incesante ruego de que se desocupase, fueron interrumpidos por ese ruido, que antes me había despertado, así que acerque mi oreja a la puerta, y todo fue más claro, el ruido era parecido a un pujido combinado con un jadeo. De repente algo golpeo la puerta con bastante fuerza. En ese momento me puse muy nerviosa - ¿hay alguien ahí?- al instante recibí una respuesta que no esperé –mamá.

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Dylan pov.

Habían pasados unos cuantos días, desde la propuesta de kevin, yo no sabía que pensar, por un lado estaba feliz, por fin tenia a el hombre de mis sueños, pero por otro estaba muy confundido, ( ¿la pérdida de Elena lo habrá vuelto gay?). ya no sabía qué hacer, tener a kevin era mi sueño, pero me sentía mal por él. Todo mi dilema mental, fue interrumpido por el sonido del celular, me apresure a ver quién era – Hola Dylan, estas en casa? -

-Sí, que sucede- oír la voz de Kevin me emocionaba-

- solo quería saber, si podemos salir hoy-

-bueno... la verdad es que- aun no sabía que pensar con respecto a el-

- vamos, sal conmigo un rato- Kevin estaba muy insistente-

- está bien, ¿cuándo será?-

- ¿qué te pare, si abres la puerta?- su petición era muy rara, pero aun así la obedecí, cuando abrí la puerta, ahí estaba el, con un ramillete de rosas. – ¿QUE DEMONIOS HACES AQUÍ?- le pregunte a gritos – bueno, ¿no íbamos a salir?- se le veía bastante contento, en cambio yo estaba muy apenado, baje mi cabeza, para evitar que nuestras miradas se cruzasen y no notara que me había ruborizado – pero no creo que las flores fuesen necesarias- él me abrazo, se acercó a mi oído – nada es demasiado si es para ti- .