Capitulo 12

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• 27 años atrás.

La joven muchacha de cabellos ensortijados y claro, caminaba expectante por los grandes peldaños de la casa de campo. Sus padres le dijeron que tenían una gran reunión en las afueras del lugar. Varios conocidos iban a ir.

La joven no quería ni siquiera arreglarse, no quería toparse con personas que se creen la divina pomada, personas de gran ego.

Pero como hija única, heredera, debía siempre estar en las reuniones para relacionarse bien y encontrar, como dice su madre, un gran partido que saque la empresa por lo alto.

Varias horas después se encontraba conversando con un grupo de jóvenes, conocidos de ella.

Estaba cansada y molesta de sonreír sin motivo alguno. Sus padres estaban conversando muy a gusto por lo que veía a lo lejos.

Varias horas después salió al balcón a tomar aire. No podía decir que no le gustaban las reuniones porque eso sería una gran mentira, amaba las reuniones, lo que odiaba era a las personas falsas. Quería que sus padres ya les diera sueño y así, poder irse a dormir

-hey!-dijo una voz tras de ella, la mujer se viró para encontrarse con au prometido, aquel que sus padres, de ambos, les impulso para unir sus empresas.

-hola, Plutarch-susurró ella.

Plutarch observó con una sonrisa a su prometida, a la mujer que llevaba desde que tenía 19 años enamorado. Aquella que conocía desde que eran pequeños.

Effie Trinket estaba parada frente a él con una mirada seria y expectante. Llevaba un vestido perla, ajustado a su perfecta figura de una joven de veinte años. Su vestido realzaba su busto imponente, su pequeña cintura y sus caderas de avispa que hacia voltear a varios hombres incluso Plutarch, había visto en varias ocaciones a su padre perder su mirada en el escote y caderas de su amada prometida.

Sin perder tiempo, Plutarch avanzó donde Effie y besó tiernamente sus labios. Ella respondió aquel beso, normal, sin chispa ni amor. No es que no lo quería, Effie quería mucho a Plutarch, era su amigo de la infancia, su único amigo y compañero. Lo quería como hermano, amigo, confidente, pero no como pareja. Cuando sus padres arreglaron su compromiso no se inmutó, al fin de cuentas ella nunca había amado a alguien, no se había enamorado, no perdía nada, más bien hasta ganaba con al casarse con Plutarch, ella sabía que él la amaba, pero al igual que ella sabía, él sabía que ella solo lo quería como amigo.

Effie sabía que Plutarch hacia de todo para ella se enamore de él, pero pese a salidas en los lugares más costosos, regalos, mimos, piropos y más, ella seguía igual.

Al terminar el beso, Plutarch llevó sus manos a la pequeña cintura de ella y la atrajo hacia él.

-demos un paseo-le dijo al oído.

Effie asintió.

Fueron agarrados de la mano, a través de los grandes jardines de la familia Montgomery, dueños de petroleras del país.

Effie iba perdida en sus pensamientos junto a Plutarch, que una vez que llegaron hasta el árbol más grande del jardín y más alejado de la casa, no asimiló el momento en que Plutarch la atrajo hacia él para besarla con pasión.

Plutarch besó con ahínco aquellos labios marcados con labial carmesí, sus manos recorrieron cada rincón del cuerpo de su prometida, desde sus muslos gruesos hasta sus turgentes pechos que sobresalían del vestido.

Dolorosa Traición-TERMINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora