Los cahuines nos mueven

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Subí las escaleras, agotada.

A la aweoná de la Flo se le ocurrió comerse una bolsa entera de maní con merquen antes de irse a dormir. Justo después de que sonara el timbre pa salir a recreo se puso a llorar en mi hombro diciendo que se sentía como el pico.  A la mitad del trayecto a la enfermería vomitó y tuve que llevarla en brazos.

Se ve flaquita la cabrita, pero ese poto que tiene le debe pesar unos veinte kilos. 

Caminé por el pasillo hasta llegar a mi sala: segundo medio B.

El pasillo como siempre estaba llenísimo, con cuea se podía pasar. En el barandal se apoyaban todos los weones a pelarse. Me daban ganas de que se cayeran todos los giles, si ya parece motel la wea de colegio. Like si tu colegio también parece motel.

El colegio tenía cuatro cursos por generación: A, B, C y D. Era la media cárcel, había tenido que caminar mucho para dejar a la Flo.

El Shawn estaba en el C. Por lo que me era imposible tener una clase con él, ni si quiera educación física.

Hablando del Shawn, tengo al weon al frente de mí.

Me viro de aquí.

Me di vuelta rápidamente y empecé a correr como Rayo McQueen.

Chao dignidad.

No alcancé a cachar si él se dio cuenta de mi presencia. Espero que no, que plancha.

¿Dónde está la Anto? Necesito a la Anto, encontré a la Anto.

Como de costumbre estaba en el A con sus dos amigos, que en algún momento de mi vida también lo fueron míos. Bueno, la verdad es que no eran de esas amistades que iban a durar toda la vida. Era siempre puro webeo.

—Anto... —la saludé.

—¡Wena! —respondió. —¿Y la Flo?

Me senté con ellos. No supe como interpretar la reacción de los weones.

—Vomitó. Fue brígido.

—Chuucha.

Se produjo un silencio incómodo. Era obvio que mi presencia molestaba ahí.

—Buena po, olvidona —me dijo el Mati.

En el momento en que el Mati me habló la tensión mágicamente se fue. La Anto y el Pedrito empezaron a hablar de sus cuentas faralas en instagram.

—Hola po —le respondí.

—¿Qué tal todo? ¿El pololeo? —preguntó

—¿Qué pololeo, weon?

—El Chon —dijo su nombre con un tono raro.

Este conchetumare me quiere refregar en la cara que me friendzonearon.

—No hablis weas —le dije cortante. No soy material de weones yo.

—Chucha, sorry.

Me fijé en su cara de arrepentimiento.

Tonta culiá. » Shawn Mendes✨ CANCELADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora