Carrete con pisco peruano

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—Ay weona, ¡lo vamos a pasar la raja! —dijo la Anto emocionada al ver que llegábamos a la fiesta.

Sí, claro, conchetumare.

Nos bajamos del auto del hermano de la Anto y entramos a la casa de la Acevedo.

Sí, cabros. Me habían convencido de venir.

Era raro volver, había dejado atrás esos días de carrete todo los viernes. Ahora que volvía no me sentía tan emocionada como antes.

Nos fuimos –Flo, Anto y yo– al patio trasero a juntarnos con los cabros del A. Me quedé pegada a la Anto todo el rato –habíamos estado pegadas toda la semana después de contarle todo–.

Gracias a yisuscrais la Anto se había quedado piola y no le había contado nada a la Flo. Además me confesó que está de mi lado, lo cual me ponía muy feliz.

*************

Todo iba tan bien, pero tenían que ponerse a tomar.

Se acercó una vieja bien bajita con una caja llena de pisco. Todos la miraron extrañados. ¿Qué chucha hacía esta viejita aquí?

—¡Hola, jovenes! —por el acento capté que era peruana—. Les traigo un poco de pisco de mi tierra, espero que lo disfruten—dejó la caja en el piso y se fue por las sombras. Místico.

Qué wea.

la Anto y el Pedro se fueron directo a la caja, sacaron los piscos con una gran sonrisa.

—Weon, quizás esta vieja los esté drogando pa después violarlos —les dije preocupada.

—No creo, Cane —dijo el Pedro.

—Se veía simpática la viejita —la Anto miraba emocionada el pisco.

Pendejos aweonaos.

—Esa era la nana de la Acevedo, así que tranqui, Cane —dijo el Mati apoyándose en mi hombro con una gran sonrisa.

¡Uy, que es pegote el Mati!

Ha estado intentando jotearme todo el carrete, me tiene chata. No es feo el weon, de hecho es... Encachado, pero me carga esa personalidad de zorrón que tiene. Se me hace súper aweonao.

Abrieron sus weas de trago y se pusieron a tomar.

—¡Oh, la wea rara! —se rió la Anto y siguió tomando.

Antonia maraca, ella sabe que yo no puedo tomar.

Busqué con la mirada a la Flo, pero no la encontré.

Conchetumare, que no sea lo que estoy pensando, que no esté con el Shawn.

—Cane, ¡no te vayai po! —escuché de lejos al Mati.

Me había ido a buscar al Shawn.

Necesitaba saber si es que entre esos dos de verdad estaba pasando algo. Ultimamente sentía que con el Shawn había un poco de onda y había empezado a dudar que a él le interesara la Flo.

Tonta culiá. » Shawn Mendes✨ CANCELADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora