Capitulo 1

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El camino a la cabaña donde estaba quedándose se le hizo eterna que sentía que no el pequeño perecería en sus brazos. Abrió la puerta siendo recibido por sus demás perros que miraron con curiosidad al nuevo huésped. Wiston entro y cerró la puerta. Alzando al pequeño – este apenas emitió apenas un leve quejido, eso era una buena señal- fue a la pequeña sala con la cual contaba con una chimenea. Debía hacer que entrara a calor primero, pues no podía llevarlo al hospital por el terrible clima, el cual había empeorado.

Recostó al rubio en el sofá que estaba más cerca de la chimenea y tras cubrirle con una manta que estaba cerca, encendió la chimenea. Fue cuando empezó a sentir el calor que emitía que comenzó a considerar que podía hacer con el chico ¿atender su hipotermia o las heridas que tenía en su cuerpo? La respuesta era obvia: las dos, pero tenía que darse prisa. Se levantó, observando por unos momentos como sus mascotas rodeaban al niño inconsciente como si trataran de cuidarlo.

Fue a su habitación, recogiendo algo de ropa que le sirviera, más cobijas y una colcha. Con esas cosas en las manos fue el baño que estaba al lado para ir por el kit de primeros auxilios que se hallaba debajo del lavamanos. Ya tenía lo suficiente por lo que volvió con su invitado que no se había movido de su sitio. Con precaución se acercó al niño el cual estaba temblando bastante, aferrándose a la cobija que le dio. No tardo en quitársela – costándole un poco, parecía aferrarse mucho a ella-

Lo levanto un poco para quitarle esos harapos sucios que hacían dar por ropa hasta dejarlo completamente desnudo. Su piel pálida contrastaba perfectamente con sus cicatrices y moretones negros, sus heridas tanto viejas como nuevas necesitas atención inmediata. Reviso todo su cuerpo para ver que herida requería atención inmediata- sintiendo una gran rabia cuando llego a la parte de sus muslos y su entrepierna que era justo una zona bastante dañada por un claro abuso sexual- eso requeriría más tiempo de lo necesario por lo que no tuvo opción más que solo ayudarlo a sucumbir al frio.

No tardo en arroparlo con su ropa, le quedaban varias tallas más grandes pero eso ahora no era lo importante. Trato que recibiera calor en la cabeza, el cuello y los costados pues eran puntos claves y por supuesto, mantenerlo cerca del fuego. Como no acaparada todo el sofá, se sentó de forma que su cabeza quedara recostada sobre su regazo. Acariciaba su rostro, estaba demasiado delgado, pero le aliviaba sentir como aumentaba su temperatura y parecía reaccionar poco a poco. Estaría dormido el resto del día suponía.

Después de media hora decidió alejarse de él para darle espacio, ver como estaba afuera- todo era blanco, lo más seguro es que fuera una tormenta por lo que rogaba que no fuera tan fuerte como para quedarse sin luz eléctrica. O señal, ahora que tenía las cosas más claras, podía llamarle a Jack sobre lo sucedido. Saco el artefacto del bolsillo de su abrigo y como había supuesto, no había señal. No podía hacer nada, sacarlo de nuevo era demasiado arriesgado y no podía obtener ayuda de ninguna parte.

Regreso a la sala, el chico todavía dormía, parecía recuperar un poco de color y se removía inquieto, balbuceando palabras que no lograba captar del todo bien. Su conocimiento del lituano no era tan fluido, lo suficiente para sobrevivir.

El resto del día trato de pasarlo como el resto: alimentar a sus perros y así mismo, poner más leña a la chimenea cuando la temperatura descendía, la única alternativa era revisar al pequeño que en momentos se calmaba para luego volverse a moverse logrando en ocasiones quitarse las frazadas que con paciencia ponía en su lugar. Así paso con tranquilidad hasta que llego la noche y decidió llevarlo a su habitación, recostándolo en su cama. Él no se acostó, agarrando una silla que estaba cerca se sentó, lo mejor sería que se quedara despierto por si sucedía. No se dio cuenta cuando cayó rendido por el sueño.

...

Solo durmió unas cuantas horas, sin embargo cuando logro despertar la cama estaba desocupada. Todo rastro de sueño se esfumo por completo ¿Dónde estaba el chico? ¿Cómo es que no logro despertar cuando el chico se levantó? Su hogar no era muy grande- de hecho era todo lo contrario a esa definición-por lo que si estaba ahí no sería difícil encontrarlo. Solo pedía que no se hubiera salido. No tardo en abandonar a la habitación encontrando al pequeño rubio en el pasillo. Había logrado ajustar la ropa de tal forma que no se le bajara y sostenía en sus manos un cuchillo que no dudo en apuntarlo contra él.

Estaba aterrado, podía notarlo en sus ojos y solo se estaba defendiendo. Piensa que también le hace daño, medito soltando un suspiro. Solo debía de calmarlo, hacerle ver que podía confiar en él. Si no fuera tan asocial eso parecía demasiado sencillo. Avanzo un par de pasos al niño a la par que este retrocedió, aun con el cuchillo.

—No te hare daño— comenzó a decir dejando de caminar— te encontré en el bosque y te traje aquí, baja el cuchillo no te hare nada.

El chico pareció pensarlo viendo de pies a cabeza aquel extraño. No se veía una amenaza, pero tampoco podía ser lo contrario, después de todo, las apariencias engañan. Bajo el cuchillo pero decidió conservarlo por si las cosas cambiaban. Aun mantuvo su distancia cuando el adulto se acercó a él.

—No deberías estar aquí— fue lo primero que dijo. Al menos había recuperado la consciencia pero a simple vista se veía que no estaba bien— ¿Cómo te llamas?— pregunto yendo directo al grano pero el chico no respondió, solo se quedó en el mismo lugar. Tal vez no entendía el idioma por lo que repitió la misma pregunta en lituano. El chico siguió en silencio.

Al pasar los minutos se dio cuenta que no le respondería y antes de que volviera a intentar el chico se alejó de él. No tardo en seguirlo hasta el pequeño estudio con el que contaba. Dejando el cuchillo por primera vez, el rubio tomo uno de los bolígrafos sueltos que tenía encima del escritorio junto con una hoja en blanco y comenzó a garabatear unas palabras. Podía haber deducido que el chico era mudo, pero esta era totalmente imposible pues lo había escuchado balbucear hace no muchas horas. Aun decidió ver que escribía. Hannibal estaba escrito sobra la hoja con buena caligrafía. Ese era su nombre al parecer.

—Hannibal es tu nombre— dijo más para sí mismo y el niño asintió apenas. Eso era un avance, al menos sabía cuál era su nombre. El chico volvió a garabatear sobre la hoja sin prestar mucha atención al mayor que motivado por la curiosidad se quedó a su lado. Esa curiosidad que no era en lo absoluto buena.


Continuara. 


  Hola, espero que les haya gustado el capitulo, que se que es un poco corto, pero no se preocupen que no será costumbre. En el siguiente capitulo sera más largo y lo publicare más reciente. No olviden que comentar es gratis.

Nos vemos, cuidense. 

Little loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora