Will nunca se había sentido tan cómodo que regresar a su casa en Wolf Trap, Virginia y aunque fuera solo un día lo que había durado esa calma sentía que era suficiente ¿a quién engañaba? Eso no era absolutamente nada, pero tampoco es que pudiera hacer nada. Su trabajo en Quantico le seguía esperando como una esposa malhumorada - al menos solo era eso y no había un caso lo cual aliviaba un poco las cosas- y también debía de trabajar sobre su casa y hacer remodelaciones. Después de todo ya no sería solo él y tenía que adecuarla para que sea buena para Hannibal.
La sola idea le ponía nervioso, toda su vida se resumía en vivir solo con una ocasional compañía de un perro callejero que llevaba a casa; ahora tenía 7 perros- que ya estaban muy cómodos como si hubieran vivido ahí toda su vida- y lo más parecido a un hijo ¿sería un término correcto? Solo le ganaba por 13 años, no era mucho. Decidió que aquello en realidad no era importante, era un significado superfluo. Por supuesto, aquello solo era para él, porque cuando llegaron para entrevistarlo y asegurarse que era una persona que podía adoptar se aseguró que pareciera como alguien que realmente quería ser un padre. No le sorprendía mucho que se lo hubieran creído todo y realmente no le veían como la persona totalmente inestable que era. Ahora solo era cuestión de un par de semanas para recoger a Hannibal al aeropuerto y todo aquel ajetreo había terminado, un peso menos que tenía que soportar, aunque en realidad eso solo sería el comienzo de algo más grande.
Por el momento le había acondicionado un cuarto para él en su casa. Algo demasiado genérico en realidad ya que solo eran cosas que parecían ser fundamentales como la cama, un armario – sin ropa- y un escritorio con su correspondiente computadora ¿eso estaba bien? ¿Estaba exagerando? Tal vez debería comprar algo más, algo que le hiciera sentir cómodo, en un hogar. Eso era incluso más difícil; él no sabía que considera Hannibal como algo hogareño y su propia experiencia personal era demasiado escasa para su desgracia. Debía de admitir que necesitaba ayuda. Y sentía que solo una persona podía hacerlo en esos momentos.
—Nunca pensé que te llenaras de perros tan pronto— fue lo primero que dijo Alana cuando llego mirando confundida a la pequeña manada de Will que jugaba plácidamente en el amplio patio.
—Yo también te extrañe — sonrió sacando ese usual sarcasmo— supongo que son cosas que pasan, simplemente no podía abandonarlos a su suerte.
—Realmente es algo que no me sorprende de ti— suspiro— yo también te extrañe Will, lo sabes por eso he venido ayudarte.
—Lo sé— abrió la puerta para que pudiera pasar lo que acepto de inmediato.
La casa de Will jamás había sido sucia, siempre la habían mantenido cuidada, algo que le resultaba sorprendente ya que vivía solo, no obstante cuando Alana entro sintió que había algo diferente, algo que no podía simplemente describirse con palabras. Volteo a verlo, estaba nervioso y podía entenderlo.
— ¿Y cuándo vendrá el niño que adoptaste?— decidió preguntar para iniciar la conversación al ver que Will no lo haría.
—En dos semanas, quiero que veas su habitación — señalo la habitación que nunca había usado, ya que en realidad nunca le había encontrado en si un uso para ella. Hasta ese momento. Alana asintió para ir con él. La pieza estaba demasiado bien, entonces ¿Por qué Will estaba pidiendo su ayuda? Eso no tenía mucho sentido para ella— ¿crees que sea suficiente?— le miro con una ceja arqueada.
—Por supuesto que si ¿Por qué lo preguntas?
—No lo sé — se encogió de hombros — ¿no piensas que es demasiado soso?— en esos momentos, el que se sentía soso era él si quería ser franco.
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Little love
FanficSu primera idea era escapar del martirio del cual era víctima. Después era simplemente morir congelado en la inmaculada nieva que le consumiría. Si no fuera por aquel hombre con una afición extraña a los perros estaba seguro que estaría muerto, pero...