-Pearce-
Aún recuerdo el quejumbroso llanto, el primero de mi vida. Estaba en una sala blanca como la nieve, llena de personas irreconocibles para la pequeña criatura que alguna vez fui.
Hacía calor, un calor excesivo, abrumador, que me abrazaba. Hace poco me di cuenta de quien era y cual era mi misión en este mundo. El calor excesivo no provenía de la sala del hospital, era algo totalmente ajeno a eso; el calor provenía del sol.
De la nada, me sentí parado sobre el sol, y vi una figura masculina emergiendo del fuego solar. Llevaba un arco dorado, con un carcaj que, al igual que el arco, era dorado. Ese hombre solo iba cubierto con una blanca túnica. El se acerco a mi, y mientras me ungía con energía proveniente del sol, me decía con una suave voz que yo era el elegido para portar el poder solar en las líneas de los Olympiakoi stratiótes.
Hasta hace poco no entendía que estaba frente al mismísimo Apolo, Dios del sol. Me sentía el portador de una gran responsabilidad, y claramente eso era ahora, el protector del poder apolítico.
Me apartaron rápidamente de mis padres, y hasta hoy no se quienes son. Ahora vivo en el campamento 6, rodeado de personas como yo, eso me hace sentirme normal, todo lo contrario que en la ciudad, donde me siento un fenómeno. El hecho de esconder tus poderes es bastante complicado.
Desde pequeño que Apolo me crió; el me hacia entrenar todo el día con el arco, me enseñaba diversas cualidades como la erudición, el razocinio, la música, medicina, entre muchas otras . Por mucho tiempo lo vi como una figura paterna. Pero cuando cumplí los 14 años me dejo en el campamento 6, me había dicho que ya había hecho su parte, ahora me tocaba la mía. Desde ese día que entreno desde el alba hasta que cae el sol.
Hacia eso porque conocía ni destino; todo lo sucedido fue por algo, era especial, tenía una gran misión y no podía fracasar.
Yo soy Pearce Reinhold, súbdito escogido entre súbditos, soy el que lleva la carga pesada; yo soy el elegido de Apolo.
El entrenamiento
Tenía 6 años cuando estaba listo para ser entrenado por Apolo. Recuerdo que al principio sentía un terror inimaginable cuando unos tipos llegaron en nombre de Apolo para llevarme lejos de mis padres. Tuvieron que vendarme los ojos para no delatar la posición del lugar donde me entrenaría (para que no pudiera escapar a mi hogar. Sentía como mi respiración se aceleraba y se volvía cada vez mas fuerte, mi corazón latía a una velocidad inimaginable, la sangre corría por mis venas de manera anormal; sentía miedo. Cuando me quitaron la venda no podía creer lo que veían mis ojos, el que se encontraba frente a mi era Apolo, dios del sol. Tenía cierta idea de a lo que iba cuando esos tipos dijeron que iban en nombre de Apolo, pero jamás imagine que vería cara a cara al mismísimo dios del sol. Había leído acerca de él en algunos libros que compraron mis padres sobre mitología griega y en las clases de historia de la escuela, y sabia que estar ahí no era coincidencia, pero seguía preguntándome, que hacía ahí ??. Solo cuando tuve 14 lo supe, recordé mi visión cuando era un recién nacido, y me entere de lo que significaba.
En el lugar del entrenamiento a uno no le daban las cosas cuando uno lo pedía, uno debía ganarlas. Lo único que te entregan es la ropa de aprendiz (una especie de chaleco negro con tiras amarillas, acompañado de unos pantalones con el mismo diseño) y una pequeña litera donde apenas cabe tu cuerpo. Apolo me hacia tanto pruebas mentales como físicas. La primera prueba fue sobre conocimiento, si la lograba podía pasar a la siguiente; se trataba de reconocer los tonos bajos y altos en una melodía que Apolo tocaba en su lira. Fue bastante fácil, pero cruelmente me di cuenta que la dificultad iba ascendiendo a medida que iba avanzando.La segunda prueba fue física, debía intentar esquivar los ataques de Apolo. Solo debo decir una cosa, quemaba mucho, pero me ayudo bastante en mis reflejos y agilidad en la lucha.
Tercera prueba; debía crear una poción de curación para un enfermo que se encontraba moribundo. Esa fue la prueba mas fuerte que recuerde, pensar que la vida de una persona estaba en mis manos y que un solo error seria fatal me asusto bastante, pero no puedo negar que me ayudo bastante en mi decisión y en mi desarrollo de pociones.
Cuarta prueba; debía crear una poción de veneno para asesinar a un enemigo. El tema de asesinar me dio nauseas, pero debía aprender a matar si quería ser un Olympiakoí stratióti, así que lo hice; sentí como el bilis me subía por la garganta y como mis jugos gástricos se alteraban, pero resistí.
Quinta prueba, el arco. Uno debía ganarse el arco, al principio uno comenzaba con un arco de madera (que parecía ser hecho a mano por un niño de 4 años), y si uno ocupaba mas fuerza de la necesaria, este se rompía. Como lo se ? Porque me paso, y digamos que no fue bonito sentir mi piel quemándose con la ira solar del dios Apolo. No le quedo otra cosa que entregarme otro, al cual trate como hueso santo. Uno debía acertar con el arco a una diana que cada vez era colocada mas lejos, aunque cada vez que le dabas te daban un arco mejor. El ultimo arco era el de oro, el cual conseguí luego de un arduo esfuerzo. Acerté con ese arco en el centro de una diana que se encontraba a 100 metros de distancia, incluso el mismísimo dios del sol se sorprendió debido a que, según lo que me contó, ninguno de sus otros aprendices lo había logrado. Fui el primer aprendiz en tener el arco de oro en sus manos.
La prueba más difícil fue la del manejo del poder solar; debía canalizar la energía solar en mi cuerpo y transmitirla como calor. La prueba trataba de que debía quemar un árbol ocupando el calor de la energía solar. Pase horas entrenando para pasar la prueba. Cuando llego el momento de la prueba, me enfoque en concentrar una enorme cantidad de energía solar en mi cuerpo. Sentía el calor quemándome por dentro, y al expulsarlo por mis manos, estas en un instante se empezaron a quemar, era un dolor insoportable. Sentir tu piel quemándose, ardiendo cada segundo que pasaba, pero logre hacer cenizas ese árbol. Mis manos quedaron carbonizadas. Quien decía que el calor no podía quemarte ??. Apolo sano mis manos y quedaron como nuevas. Él me felicito, y dijo que la nueva piel que regenero era resistente al calor, eso me hizo sentir mejor, porque ya no volvería a sentir ese dolor insoportable otra vez.
Así siguieron las pruebas, aprendí a luchar, ocupar el arco de diversas maneras en diversas situaciones, resolver problemas, aprender a usar la música a mi favor (como la hipnosis musical), entre muchas otras cosas. Apolo también se encargó de mi aprendizaje intelectual; el me entregaba libros que yo leía plácidamente, con ganas de aprender mas. Lo que mas me intereso fue la historia, lo que me llevo a estudiar lo mas posible ese ramo.
Luego de un tiempo paso algo que no me esperaba; Apolo me dijo que ya había cumplido su parte, y lo que seguí dependía de mi. El dijo que debía ir a entrenarme con los otros Olympiakoi stratiotes en un campamento ubicado en las montañas del este (ese es el famoso campamento 6, y debe su nombre a que cada día, a las 6 de la mañana, sale el sol en esas montañas). He de admitir que eso me dejo una sensación de profundo abandono, Apolo era para mi mas que un entrenador, una figura paterna, yo lo quería como a un padre, y separarme de el me dolió bastante. Me habían separado de mis padres, no quería que pasara de nuevo con alguien muy cercano a lo que se le consideraría un padre. Sin embargo, ya era hora, tenía 14 años, y a esa edad se deja a los niños con la bendición de un dios en el campamento de los soldados olímpicos, seguramente era para aprender a luchar en equipo con otras personas ajenas a ti. A pesar de eso, Apolo también me había cogido cariño, así que el me entrego el traje de experto, una chaqueta negra con un gorro, la chaqueta poseía el símbolo solar griego grabado en la espalda, de un color amarillento. Los pantalones eran unos jeans negros. Me hacia sentir bastante especial, aunque en esos momentos no podía dejar de lado mi tristeza al pensar que había sido abandonado a mi suerte en un campamento totalmente ajeno a mi.
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Los soldados olímpicos y la ira de Cronos
AventuraDunckan Higgins y Pearce Reinhold son "soldados olimpicos" entrenados por dos de los dioses y que son enviados al mundo mortal a detener una secta que planea despertar al dormido titan cronos