Mi primera pelea con un soldado olimpico

23 7 0
                                    

Pearce

Era de mañana, el sol ya había salido, había una fresca brisa y un típico olor a abeto inundaba la zona. Todos estábamos en una fila hacia el lado esperando las instrucciones de Constantine. Este sería mi primer entrenamiento con otros soldados olímpicos.
-hoy practicaremos la lucha-dijo Constantine-un elemento fundamental para sobrevivir ahí afuera si se presenta alguna amenaza. Aquí lucharemos hasta la rendición o dejando fuera de juego al contrincante, pero recuerden: los enemigos no les preguntaran si se rendirán, ellos lucharán hasta la muerte.
-señor ganjold-dijo Constantine- un paso al frente
-Señor!! (Otra vez empezó)
-usted luchará con James
En ese momento pensé que los Olímpicos me odiaban. James era el mejor luchador del campamento. Estaba perdido, pero aún así me dije que no podía perder, que debía dar todo lo mío e intentar ganarle a ese bruto de James.
James dio un paso al frente, por un momento sentí que el piso retumbó con su paso. El era de unos 2 metros, puro músculo (algo así como un Hulk Holgan joven) el único músculo menos desarrollado era el cerebro. Entro al espacio que denominamos "cuadrilátero" (aunque solo es un espacio más de tierra, que se diferencia por las manchas de sangre coagulada). James, con voz ronca me dijo:
-vas a entrar, nenita ??
-ya veras como te pateo el trasero, nenita-le dije, con más furia de la que pensaba.
Empezó la pelea, no podía pensar que estuviera pasando. James me había golpeado en la cara con una fuerza inimaginable, luego llegó la patada al estómago mientras estaba en el piso (había quedado sin aire); luego me agarro del cuello, me levanto y me puso contra un árbol mientras me daba furiosos puñetazos en la cara. Sentía como desfallecía, estaba a punto de desmayarme. Constantine, de manera inútil me preguntaba si me rendiría. Claro que no haría eso. James seguía golpeándome y para que acabara rápido rompió una rama del árbol y me dio con ella un golpe en la cara (fue tan fuerte el golpe que la rama se partió en dos). Quede en el suelo, sin moverme, y vi que el collar que me regaló Alex estaba brillando; Apolo estaba conmigo. Cuando vi que la sangre brotaba de mi rostro, me llegó un impulso de adrenalina que hizo que me levantara. Apolo puso las apuestas a mi favor y no le fallaría.
James, al ver que me levantaba, me agarro del cuello y me puso nuevamente contra el árbol para golpearme, pero fui más listo que el. Iba a golpearme con una ira sorprendente y yo no puse la menor resistencia. Cuando el puño se acercó a mi rostro, lo esquive. James estampó el golpe contra el árbol, casi quebrandose la mano. Luego tome las dos partes de la rama que James partió en mi cara. Le enterré las ramas en la parte de la polera que queda en los hombros, dejándolo inmovilizado al enterrar las partes sobresalientes en el árbol.
-puede que seas el que tenga más músculos en el campamento-le dije- pero ni todos tus músculos superan al mío, mi cerebro.
Me aparte de el para coger impulso, luego volví corriendo. De manera sorprendente le asesté una patada en el mentón que lo dejó fuera de juego; me sentía victorioso, triunfante, poderoso. Me sentía imparable, supere al mejor, había superado el mayor reto que se me había presentado. Apolo me acompañaba... y esperaba que estuviera orgulloso de mi.

Los soldados olímpicos y la ira de Cronos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora