Extra I : Sirenita.

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Cumplaños 6 de Kayla.

Camino por el Olimpo, ayer Luna se fue con Artemisa así que yo me quede solita. 

— ¿Por qué tan sola pequeña? — preguntó mi tío Hefestos y yo simplemente me encojo de hombros en las ultimas semanas me he sentido un poco enferma y sin animo.— ¿No deberías estar arreglándote para estar lista dentro de unas horas?

— Dita dijo que no me preocupara así que eso hago — respondí desinteresada. Finalmente la diosa del amor me puede arreglar en unos pocos segundos. 

— ¿Quieres venir a mi taller mientras esperamos a nuestros invitados?

Asiento con la cabeza emocionada, el tio Hefestos  siempre tiene inventos divertidos.

— Vamos, no me gusta que estes aburrida en tu cumpleaños, seis años merecen celebrarlos a lo grande. 

— Si tu lo dices, todos dicen que sigo siendo muy pequeña para ir a una fiesta pero ¡yo ya soy grande!

— Vamos niña grande, que hoy es un día especial. 

Vamos al taller en donde paso la mayoría de mi tiempo libre y sigo construyendo un pequeño perro robot cuando de la nada entra un perro de verdad al taller y asusta a mi tío.

— Mierda Anubis, debes dejar de entrar así — lo regaña Hefesto. 

Me acerco y miro asombrada al perrito. Es un poco extraño pero sigue siendo un perrito.

— ¿Tío es tuyo? — pregunto ilusionada — ¿Puedo jugar con él?  Dale di que shi, es mi cumpleaños.

El mira perrito y mi tío asiente con la cabeza. 

— Cuidado con ella Anubis, cuídala como si fuera tu vida.

El perrito responde con un ladrido y me lame mi manito.

Corro a mi habitación y cojo una pelota.

— Tienes que atraparla — dije antes que lanzar la pelota y el va tras ella.

Cuando la tiene en su boca sonrío feliz.

— Ven, ven Anubis — lo llamo y sigo jugando con el toda la tarde hasta que sin culpa caigo al lago. 

Siento como las náyades me hunden al fondo y yo no quiero. Intento nadar ala superficie pero me es imposible. 

— ¡Anubis!  ¡Perrito! ¡Ayuda! —grito llorando mientras me hundo al fondo del lago. A pesar de que puedo respirar bajo el agua no me gusta estar aquí. 

Cierro los ojos y sigo llorando. Antes las náyades del lago eran mis amigas, pero un día cuando Poseidon grito que no me quería ver, que yo no era su hija. Desde entonces ellas comenzaron a molestarme y a no dejarme salir del lago hasta que algún dios interfería.

Oigo sus risas burlándose de mi y siento como alguien me alza. Veo que es un chico y me abrazo a su cuello.

Salimos del lago y el me sigue abrazando a su pecho.

— Shh tranquila pequeña, ellas ya no te harán daño — dijo y yo simplemente aprieto mi agarre a su cuello. Tiemblo un poco por el frío pero su pecho esta lo suficiente tibio para que no me congele. 

Llegamos a mi habitación y el me ayuda a secarme y cambiarme de ropa.

Me fijo en mi salvador, tiene la tez pálida, el cabello negro alborotado y unos ojos brillantes y castaños como el chocolate derretido. Llevaba unos vaqueros negros, botas militares, una camiseta hecha jirones y una cazadora de cuero negra. Era alto y delgado. 

Princesa griega - Los Tres Reinos #1 (Nico di Angelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora