Nueva oportunidad

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Para esta época del año comienza a anochecer más temprano, así que empecé a bajarme en la estación en la que debí haberme bajado todos estos meses a partir de que lo vi por primera vez.

Subí al tren y lo vi a él, concentrado en su libro, leyendo muy apasionadamente. Yo por mi parte estaba muy cansada y cerré los ojos. Cuando los abrí ya estábamos pasando por el túnel, cuando de repente siento que una mano toca mi cintura y susurra algo a mi oído, lo cual no entendí. No le di tiempo a esa voz seductora a terminar su frase que me di vuelta y le di la mejor cachetada que di en mi vida gritando "¡pervertido!" En ese momento el tren salió del túnel y ahí fue cuando reconocí el rostro del pervertido. ¡Era él! Mi mente se puso en blanco, no sabía que pensar, cuando lo escucho decir "no me malinterpretes, no quise hacer lo que vos crees" y sin pensar respondí "Sos un idiota" y me fui caminando hacia otro vagón.

Al día siguiente era sábado e invite a mi hermana, mi único pariente vivo a casa. Le conté todo acerca de este chico: cuando me pidió la hora, la vez en la que me miró y lo que había pasado el día anterior. Mi hermana no paraba de reírse, me dijo que no creía que el haya querido hacer algo pervertido, ni que quiso tocarme la cintura con esas intenciones. También me dijo que debía disculparme por haberle hecho pasar semejante vergüenza.

Después de eso enfermé. Mi fiebre no bajaba ni por un segundo, estuve muy mal, vomitaba sin parar, tuve que pedir la semana en el trabajo y lo mismo hizo mi hermana, quien se quedó para cuidarme. En las noches me preguntaba si él había notado que no estaba, si pensaba que me enojé con él y comencé a tomar otro horario de tren, la verdad estaba muy preocupada por no volver a verlo. Mi hermana me cargaba por todo el tiempo en el que pasaba pensando en él, contándole como era, y detallándole cada cabello rojizo de su melena la cual brillaba con la intensidad de 10 soles.

Pasó esa semana, ya era 11 de marzo. Mi día en el trabajo había concluido y tomé el tren de regreso a casa y por fin lo vi. Tome coraje y me dirigí hacia él, es más, me paré en frente suyo pero sin decir nada y ahí fue cuando escuche su cálida voz "Qué pasa?" me dijo.

"Esto........ emmm........." ¡Me quería matar, no sabía que decirle! Bajé la vista, no lo podía mirar a la cara "Es que...... Te quería pedir........" y fue entonces que escuche lo que menos me esperaba escuchar

"Calmate, te ves nerviosa. Empecemos de vuelta, me llamo Ezequiel, cómo te llamas?

"Mia" le dije en un tono cortante y tímido. "te quería pedir....... Disculpas por lo de hace unos días" Intentaba sonar lo más común posible, pero me era inevitable no demostrar nervios, mis manos temblaban y mi corazón palpitaba muy fuerte.

"Bueno Mia, acepto tus disculpas" Me respondió con la sonrisa más hermosa que vi en mi vida.

"Este.... la siguiente es mi estación debo bajar, chau" Le dije, aunque en realidad quería quedarme toda la vida a hablar con él.

Y finalmente me baje del tren sin saber que la vida me había dado una nueva oportunidad

El chico del trenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora