Capítulo 8

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Capítulo 8.

Recuerdo cuando deseaba que esos bellos ojos abismales me vieran, que esos dedos ásperos  acariciaran mi piel, sentirlo junto a mí y hace horas pude disfrutar de ello, pero mi estulticia lo ha arruinado todo. Junto a él me siento como un algo líquido o bien, glucoso, ahora muero de vergüenza porque he confesado mis sentimientos a un chico que ama a su novia, ¿habrá algo más denigrante que eso? Aún así, hoy aun deseo que aquellos labios secos y fríos besen los míos. Perdón chico malo, perdón por amarte con todo mi corazón, pero a pesar de tu mudo rechazo, yo lo he comprendido.

El día nublado, sin sol y sin gracia alguna me hacía sentir más miserable de lo que verdaderamente debía sentirme, no comprendo por qué se siente tan mal confesar algo que pugnaba por salir de mí, algo tan bello, tan puro y tan sincero.

Allí parado en la puerta de aquella linda casa, veía a KangIn jugar con Henry para ver quién de los dos era más fuerte, algo absurdo sin duda, pues KangIn es un hombre grande y fornido, Henry es algo alto pero bastante delgado. Suspiro y me recargo en la puerta, de nuevo él no está, nada parece tener color, éste tampoco es mi hogar.

ㅡ¿En qué piensas bombón? ㅡHeeChul me pregunta mientras me pica la piel de mis costillas.
ㅡEn que juegan extraño ㅡrespondo desviando la mirada.
ㅡEs un juego que YeSung inventó un día que estaba aburrido ㅡy allí estaba de nuevo él.
ㅡMnh... ㅡrespondí sin ganas, HeeChul levantó una ceja suspicaz y tomándome del antebrazo me alejó de los pocos que habían a las afueras de la casa de mi chico malo.
—¿Qué sucedió?
—Nada hyung
—No me mientas, es verdad que no te conozco de años, pero sé que algo anda mal. ¿Qué es? ¿Es YeSung?
—Algo tiene que ver con  él.
—Creo que todo tiene que ver con él. Desembucha —suspiré, con mi agradable hyung definitivamente no se podía llevar la contraria.
—Ayer le confesé mis sentimientos.
—¡MIS PUTOS HUEVOS! ¿QUE HICISTE QUÉ?
—Hyung —Le reclame, sin embargo le dio lo mismo.
—¿Y qué pasó?
—Hyung, es obvio.
—¿Te rechazó? —preguntó tomándome de los hombros y zarandeando mi cuerpo.
—No lo hizo directamente-e-e… ¡hyung! —aparté sus manos con sutileza para evitar que me continuase moviendo de tal forma que no me permitía explicar —pero calló, básicamente es lo mismo.
—Ese pedazo de imbécil
—HeeChul hyung, está bien, el que obró mal fui yo, acepto las consecuencias de mis actos. Sin embargo, he tomado la decisión de marcharme, pues siento que no puedo verlo ni a los ojos.
—Déjate de tonterías. No puedes abandonarnos.
—Sería lo mejor.
—¡Que rápido te das por vencido he! —la sonrisa en su rostro no me daba confianza.
—No puedo darme por vencido en algo que siempre supe iba a perder.

La tarde pasó tranquila, amena, Henry y yo íbamos de regreso a casa tomando otro camino, un atajo según Henry, habíamos ido a degustar unos deliciosos helados. Despedirme de los chicos iba a ser una tarea titánica, pues a todos les había tomado cariño, incluyendo a KiBum que no me quiere ni un poquito. De repente colisioné con la espalda de Henry quien inmediatamente me cubrió los ojos y la boca con sus manos y empezó a empujarme hacia atrás. Dicen que la curiosidad mató al gato, y certero dicho, quité la mano de mis ojos y lo que vi, me dejó sin palabras, era él, mi amor platónico, mi chico malo besándose con  su novia, parecían leones hambrientos que devoran desesperados a su presa después de haberla perseguido kilómetro sus manos se perdían entre la ropa de la chica, una debajo de su diminuta y ajustada falda, y la otra entre su blusa, debajo incluso, del sostén.
El corazón se me estrujó, las lágrimas se acumularon en mis ojos y sin pensarlo volví sobre mis pasos huyendo de la más terrible sensación de pérdida, tan horrorosa como cuando alguien pierde las esperanzas, como cuando un soñador sublime abandona su sueño, como cuando un marinero no vuelve al mar, y duele, las lágrimas tienen sabor a amargura, el latir del corazón golpea mi pecho, tanto que siento empiezo a sofocarme, la sangre comienza a quemar mis venas y siento que podría morir de amor, o más bien dicho, de desamor. Llego a casa, escucho la voz de SungMin preguntando si estoy bien, no contesto, subo a la habitación de JongWoon y me dejo caer en el piso de rodillas, a gatas llego hasta su cama tomo entre mis manos su almohada y en ella ahogo el grito más abrumador que el dolor pueda expresar, ¿por qué?, ¿por qué duele tanto?, ¿a quién le hice tanto daño para merecer este sufrimiento?  Golpeo la cama con mis puños, y deseo morir, rasgo la almohada con mis uñas y deseo ahogarme en mi llanto, golpeo con fuerza mi pecho tratando de calmar los latidos que duelen en él y deseo arder en llamas… mi infortunio no puede ser peor.

YeWook/ ¡Chico malo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora