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Capítulo 3.


POV. Kibum

Una vez que el llamado Minho se separó de mí, separamos nuestras manos y miramos hacia otro lado.

-¡Qué bueno que ya se conocen! Este es el momento que realmente esperan todos los periodistas y no somos nadie para negárselos. –escuchamos que dijo la señora Choi y enseguida rieron todos, Minho me miró y yo fingí una sonrisa al igual que él.

-Bueno, pasemos a cenar. –ordeno el señor Choi y enseguida pasamos al comedor, yo me quedé quieto en un rincón esperando a que me dijeran el lugar donde debía sentarme en aquella gran mesa.

-Oh cierto, que tonta soy, no les asigné lugar. –sonrió la señora Choi. –Es adecuado que la parejita se sienten juntos ¿no? –dijo con una sonrisa llena de doble intención y yo tragué saliva.

-Tienes razón, debemos sentarnos juntos. –levanté la mirada al escuchar la voz tan grave de Minho y lo miré fijo, él no me quitó la mirada y agarró mi muñeca despacio para llevarme con él a donde nos sentaríamos.

-Bien hijo, tomando la iniciativa... Me sorprendes. –después de lo dicho por el padre vi que Minho sonrió sarcástico y me soltó la muñeca, yo solo bajé la mirada y bajé el cierre de mi campera sacándomela, sentí la mirada fija de Minho hacia mí, el mismo ya estaba sentado y miraba con descaro como me sacaba la campera y se la daba a la empleada para que ella la colgara. Me senté al lado de Minho tal y como habían querido nuestros padres y suspiré fuerte, no podía creer que estuviera pasando por este tipo de situación... cenando con un desconocido que sería mi esposo... que loco sonaba todo.


La comida ya estaba servida, yo me mantenía con la mirada baja esperando y estando atento a que mis padres comenzaran a comer para después hacerlo yo.


-Kibum, come sin ningún tipo de incomodidad, haz de cuenta que esta es tu casa... No es necesario que sientas timidez. –me sonrió adorable la madre de los Choi y yo enseguida agarré el tenedor tratando de parecer lo más normal posible.

-Kibum normalmente no es así. –habló mi madre y maldecí por dentro, mierda, estaba cagado profundamente, me harían pasar la peor vergüenza del mundo como siempre –Es muy extrovertido, demasiado.

-Oh, ¿De verdad? –preguntó el padre de los Choi y enseguida sentí la mirada de Minho, estaba mirándome mientras comía. Maldito.

-Sí, es muy extrovertido y tiene muchas amistades. –Sonreí por el comentario de mi madre sabiendo que era totalmente falso el tonito de felicidad con el que lo decía, ella odiaba mis amistades, siempre me decía que eran mala junta y que terminarían por destruirme.

-¿Cuántos años tienes, Kibum?

-Veinte. –respondí ante la pregunta del padre de los Choi.

-Oh, eres muy joven, Minho tiene veinticinco. –habló el hombre riendo.

-Tampoco es tanta diferencia, papá. –se metió el tal Jinki y todos nos lo quedamos mirando ya que hasta ahora no había hablado al igual que su hermano.

-¿Y a que te dedicas? –genial, la otra familia ya había empezado el interrogatorio, tomé un poco del vino servido en mi copa y dejé el tenedor en el plato, este interrogatorio parecía tener para rato.

-A nada aún, me falta terminar el secundario. –dije como si fuera totalmente normal y mi madre me miró como si quisiera matarme, seguro ella tenía alguna mentira planeada.

Sin límites. [MINKEY]Where stories live. Discover now