Capitulo 3: El inicio de Una leyenda

55 0 0
                                    


Al llegar el rey Zomian en su gran caballo obscuro como la luna, el juez Bernabé junto con los ciudadanos fueron a recibirlo a las entradas del jurado, por las puertas altas y grandes de madera de roble obscura.

Bernabé: -Gracias al cielo, pase mi rey- Se inclino ante el rey -es un milagro de los dioses-
Zomian: se bajó del caballo y miro la fachada del lugar y luego escupió hacia el suelo -Ya lo veremos- dijo con incredulidad y empujó a Bernabé al suelo con una sola mano y sin mucho esfuerzo.

Zomian caminó con una gran postura mientras que Bernabé lo seguía detrás como un perro curioseando lo que haría su amo. Scroffi se arrodilló enfrente de él en señal de reverencia y su familia igual se arrodillo pero alrededor de scroffi.
Zomian lo miro con incredulidad, lo analizo con la simple vista a él y a su familia.

Zomian: -Así que...- Siguió mirándolo detenidamente -tú eres el famoso Scroffi-
Scroffi: -S...i, si mi rey- dijo balbuceando del pánico que le causaba estar frente alguien tan poderoso
Zomian: -Y... ¿De qué te han acusado muchacho?-
Scroffi: -De hurto y agresión-
Zomian: -eso es gravísimo ¿sabías? Ahora mismo...- saco su espada, una espada de mango oro, que era reluciente y tenia hoja de acero; apunto a la cabeza de Scroffi -podría cortarte la cabeza ahora mismo-
Scroffi: -Le juro que yo no hice nada, soy inocente- del miedo que tenia le salió una lágrima que cayó al suelo sin antes haber pasado por las mejillas del joven

Mientras tanto, los escuderos y los oficiales llegaron, sacaron sus lanzas y espadas apuntando a scroffi y a su familia que igual lloraban en voz baja y con muy poco puchero.

Un escudero se acerco y eficazmente grito: -¿Que hacemos mi Lord?-
Zomian: -Agarren a la madre- Dijo sin ningún interés aparente
Scroffi: -¡Noo!, No se la lleven- se posó ante el escudero firmemente en señal de oposición e impedía su camino, la señora lloraba y cubría sus ásperas manos ante su rostro para que no vieran las evidentes lagrimas que salían de sus ojos color marrón -El culpable soy yo, no ella-
Escudero: -Apártate, son ordenes de vuestro señor- y con un brusco movimiento lo tiro al suelo, frente al rey –Levántese ahora mismo- junto con otro movimiento agarro a la mamá de scroffi por un brazo haciéndole presión en su musculo
Scroffi: -¡No le hagas daño!- Se posó nuevamente frente al escudero
Zomian: cubrió al escudero con su espada -eres persuasivo- lo miro incrédulamente en señal de desprecio - tengo la solución a este pequeño dilema-
Scroffi: -dígame, afrontaré cualquier desafío- suplicó
Zomian: -Mhhh- Pensó -trabajaras para mi, tú y tu familia serán de mi pertenecía, a menos que quieras que tu y todos ellos vayan al calabozo-
Scroffi: -¿Es un castigo? Parece más una oferta de empleo- dijo incrédulamente
Zomian: - Ja-ja - Respondió sarcásticamente -¡Escudero!, Liberarla-
Escudero: -Enseguida su excelencia- soltó a la mujer que intuitivamente cayó sobre el joven des condenado
Zomian: -Escoltad a vuestros invitados al castillo, decidles a los demás que lleven el cargamento-

Scroffi subió en el caballo y su familia en la carreta, el rey Zomian en se adelantó al castillo mientras el juez Bernabé seguía impactado de tal acto de bondad nunca antes visto del rey, así que se arrodilló ante una estatua de Jesús de un bolso de su gabardina salió su Rosario y comenzó a rezar en voz baja.
Los escuderos escoltaban a la carreta de la familia de Scroffi al castillo. Los ciudadanos confundidos los ignoraron ya que los miraban con desagrado y no los consideraban sociedad por sus bajos recursos, porque no tenían ropas de sedas como ellos, y porque estaban manchados de tierra y lodo.


Al llegar al castillo, el rey ordenó a un escudero guiar a la familia de scroffi a las habitaciones de invitados que eran suficientes para los 5 miembros. El escudero fríamente los llevo a la familia a recamaras que eran enormes, en medio de las recamaras había camas grandísimas con sábanas rojas, cada habitación una tenía chimenea y retratos pintados finamente de personas, también tenían vista al lago del castillo y a la ciudadela.


Al finalizar de presentarles sus habitaciones el escudero les dio un recorrido a todos los lugares del castillo excepto a una puerta, una puerta de piedra con grabados extraños incomprensibles y parecía inamovible sin más preámbulo prosiguieron mirando la vegetación bien cuidada del patio donde habían montones de establos con caballos, también se percataron que guardias custodiaban cada habitación junto con todo el castillo y sobre todo admiraron el castillo pues era enorme.


Al concluir el recorrido llegaron a la cocina real, donde muchas mujeres sirvientas vestidas de delantales blancos con negros y medias negras y zapatos de tacón bajos igualmente negros, les atendieron y les hicieron un gran banquete que contenía desde manzanas hasta cerdos asados, la mesa era enorme y era hecha de una madera muy resistente, había cubiertos finos de plata y velas encendidas además de unos candelabros en el techo. Las muchachas llegaban con platillos y platillos especiales que iban desde patos asados hasta vegetales sumamente exóticos, un gran festín que por supuesto Scroffi y su familia disfrutaron.


La Espada SagradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora