¿Amigos?

471 27 4
                                    

El mundo se hace pequeño a mis pies, las personas parecen hormigas con ropa, las luces parecen diminutos puntos blancos, y los edificios juguetes. Mientras más voy hacia arriba, me siento libre, como si las cosas que me atormentan cuando estoy allá abajo no importan aquí. Nadie puede alcanzarme, no pueden molestarme o decirme que es lo que debería hacer, o a quien debería evitar por mi bien. No he tenido muchas noticias de Eliot, mamá fue a visitar a Candice porque se lo pedí, pero él ya se había ido.

Y las cosas con Scott...seguían de la misma manera; incomodas y evasivas.

Pongo mis manos sobre el vagón de la rueda de la fortuna y admiro el paisaje por tercera vez. Nunca podría cansarme de esto. O tal vez si, cuando muera de hambre y deba bajar para conseguir comida.

— La vista es buena, ¿eh? — Will me pregunta. Esta sentado del otro lado del vagón. Es una noche fría y ambos llevamos ropa abrigadora, pero no ayuda mucho que tenga un resfriado y sufra de escalofríos cada cinco minutos, y no quiero sonar como una mala persona, pero ha arruinado la noche en parte.

— Lo es. — Respondo, sin apartar la vista del paisaje nocturno.

Alarga su mano y toma la mía entre las suyas. Está caliente.

— ¿Estás seguro de que te sientes bien como para estar aquí? — Pregunto. Cuando lo invite a venir mediante mensaje de texto, no me había dicho que estaba enfermo. No lo hubiera obligado a pasarse de su cama para venir a la feria de la playa en primer lugar.

— No lo sé. — Responde. Luego, se suena la nariz con un pañuelo.

— Estaré con Charlotte y Guz. No te preocupes por dejarme sola. — Insisto.

— ¿Segura? — Hay cansancio en sus ojos y asiento con la cabeza, apretando levemente su mano con la mía.

Las palabras de Scott permanecen en mi cabeza mientras veo a Will irse. No me sentí como si estuviera jugando con los sentimientos de tres chicos al mismo tiempo. Un momento tenía solo a Will, un chico lindo e inteligente que me gusta, después Scott me besó y trató de llegar a mí con desayunos de McDonald's, y luego aparece mi viejo amor, Eliot. No es como si hubiese estado acostándome con los tres al mismo tiempo. No veo cual fue el error que he cometido al lidiar con todo este asunto.

Llamo a Charlotte. No hay cámaras siguiéndome esta vez, y amo a los camarógrafos por darme un momento de paz, aunque haya sido en un estacionamiento oscuro detrás de la feria. Me abrazo cuando una corriente de aire me azota y gruño cuando Charlotte me envía al buzón.

Vuelvo a intentarlo.

— ¿Hola? — Pregunta.

— Hey, Will tuvo que irse y estoy sola, ¿puedo unirme con ustedes?

Se escuchan voces de fondo. — Encontramos a unos geniales chicos que nos invitaron a una fiesta en su casa de playa, puedes unirte. Toma la calle Wilson y camina por doscientos metros hasta ver una enorme casa con terraza.

— No, estoy bien. ¿Crees que pueda encontrar a alguien más que me lleve a casa?

Pausa de cinco segundos. — Creo que Scott está en la casa de tiro.

Mierda.

— ¿Qué hay de James y Jay? — Ellos podrían ayudarme.

— Están aquí.

Como si producción me hubiese tendido una trampa, me dicen que ya no hay camionetas disponibles que puedan llevarme a casa y que Cedric tiene su propio auto. No tengo dinero suficiente conmigo para conseguir un taxi, ¡si tan solo no me hubiese comprado ese maldito spray bronceador que Holly dijo que necesitaba urgentemente para salir de fiesta y que nunca me pagó!

Una hipster en Geordie ShoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora