¿Cómo llegue aquí? (Parte 1)

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Estaba muy ebria.

Mi visión estaba comenzando a tornarse borrosa y apenas podía mantenerme de pie sin tambalearme. Me deje caer en una hermosa silla con flores y listones rojos, y tome mi cabeza entre las manos, tratando de aclarar el paisaje un poco. Lo más gracioso e irónico de esta situación era que apenas eran las cuatro de la tarde, estaba en la boda de Meredith, una prima que apenas veía un par de veces al año, siendo su dama de honor.

— ¡Sophia! — Escuche una voz que grita demasiado fuerte cerca de mis oídos. Levante la cabeza y vi al primo Joseph con una copa de champagne en su mano tambaleante. Sabía que va a derramar algo de la bebida en mi vestido, pero fui demasiado lenta para quitarme y el líquido atravesó la tela rosa hasta mis muslos.

— Mierda, Joseph. — Gruñí. — Esta muy fría.

— Perdón. — Dijo en medio de su hipo de borracho. — Los primos solterones estamos planeando una sesión de fotos en la plaza Millenia. No preguntes por qué, suena divertido, y como Eliot no está aquí contigo, pensamos que sería buena idea que te unieras.

Puse los ojos en blanco. — Iré, solo con la condición de que no vuelvas a nombrar a Eliot, mi idiota novio quien decidió hacer alguna de su mierda de cosmología antes de venir aquí y acompañarme. ¡Pero no debo de decir nada! ¿Cómo podría hacerlo decidir entre su universidad y su novia? ¡Que blasfemia!

Joseph detuvo a un mesero que tenía una bandeja repleta de copas de champagne y tomo un par. Me ofreció una de ellas. — Necesitas esto. Vamos, la prima "soltera por siempre" Julia va a ser la conductora designada.

Fingí que estaba pensándolo. Mi mente estaba en blanco ahora, solo con la única intención de obtener más alcohol y un poco de diversión porque la boda estaba volviéndose aburrida con cada segundo que pasa. Le había dicho a Meredith que una boda de noche seria espectacular, en parte porque Eliot iba a poder acompañarme y estaríamos divirtiéndonos juntos en este momento, pero ella quería algo diferente.

— Estoy dentro. — Declare. Bebí el resto del contenido de la copa y me puse de pie, un poco mareada y tambaleante.

— Creo que ha sido suficiente alcohol por hoy. — Joseph me tomó por el codo.

— Tu no decides eso.

Nos hicimos paso por la multitud. Sentía que caminaba con más seguridad en mis pasos, pero aun así no lograba esquivar los hombros de los invitados. Nos reunimos con el resto del club de solteros en el estacionamiento, ahí estaba una buena parte de mis primos.

— Hola de nuevo, chicos. — Los salude.

Ellos se rieron de algo que no pude captar en ese momento.

— Pensé que no tomabas alcohol, pequeña Sophia. — Dijo Julia.

— Las cosas cambian. — Fingí una sonrisa. — ¿Dónde está el auto?

Aarón, un regordete rubio, señaló el otro lado del estacionamiento, a un Volkswagen morado.

Trate de contar a los presentes. éramos alrededor de ocho personas. — ¿Cómo se supone que estaremos todos en ese pequeñito auto?

Daniel agitó sus llaves frente a mí. — Coopero con mi auto.

— ¡Iré con el! ¡Tiene un deportivo!

— No es mejor que él bebe de tu novio, pero es algo.

Agite la mano. — Solo lo usa en ocasiones especiales porque si llega a tener un pequeño raspón, tendrá que pagar unos miles de euros. Eliot es aburrido. Bueno, es mentira, tal vez le di un golpe hace unos meses y desde entonces no quiere prestármelo.

Una hipster en Geordie ShoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora