EL ESTUDIO

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-¿Y bien? -dijo Lestrade mientras removía su té con una cuchara.

Sherlock lanzó una mirada intensa de reojo a John, que se sentaba incómodo a su lado tratando de no mantener contacto visual con Greg.

-Verás, Geor- empezó Sherlock.- Greg. No hay nada de lo que tengas que preocuparte, es simplemente Moriarty haciendo de las suyas. Tuvimos un encontronazo el otro día, que por su gusto y disfrute acabó a golpes.

Greg dio un sorbo a su taza, sin dejar de mirar a Sherlock por encima de esta.

-Ya veo -dijo antes de relamerse los labios.- La verdad, nunca entenderé por qué la tiene tomada contigo. ¿Os conocéis de antes o simplemente del barrio?

Sherlock, que estaba ya acomodado en la silla como si estuviese en el sofá de su casa, volvió a incorporarse.

-Fuimos juntos a la escuela primaria, pero nada más. Simplemente me tenía envidia por ser el primero de la clase. Digamos que él se esforzaba para conseguir lo que yo conseguía sin mover un dedo- relató el moreno con cierta sonrisa pedante.

-En ese caso, es curioso como los dos habéis acabado igual- contestó Greg, siendo consciente de lo brusco que sonaba.

-¿Igual de solitarios y desgraciados pese a ser los mejores de la clase, quieres decir?- dijo el propio Sherlock junto a una risa forzada.- Tienes razón, es curioso.

John se bebía su tónica en silencio, sin osar meter baza en la conversación. No entendía muy bien por qué Sherlock quería presentarle a Greg.

-Pues bueno, si Moriarty se pasa de la raya, por aquí estaré- siguió Lestrade.- No hagas ninguna tontería, Sher. No me apetecería tener que dejarle caer a mi padre que por tu calle hay líos.

Sherlock asintió conteniendo una risa: era evidente que, en realidad, Greg estaba deseando contárselo a su padre. Acto seguido, como si se acabase de acordar de algo, se levantó de la mesa, haciendo un gesto con la mano a John para que hiciese lo mismo.

-¿Te importa invitarnos, Greg? La próxima vez pago yo, lo juro. Tenemos que estar a las cinco en otro sitio, lo siento.

Greg arqueó las cejas, atónito, solo llevaban allí diez minutos.

-Eh... sí, claro, hasta luego, Sherlock. Y un placer, John.

***

-¿Por qué has hecho eso?

Sherlock miró a su amigo desde las alturas.

-¿Hacer qué?

-Nos hemos ido en nada, hemos quedado fatal. Deberías agudizar tus mecanismos sociales, ¿sabes? Si hacía mucho que no os veíais deberías haber escogido otro día en que pudieses estar más rato.

Sherlock rió, soltando vaho por la nariz.

-Lo siento, ¿vale? Simplemente estoy nervioso y me veía venir la charla sobre lo maravilloso que es vivir en Estados Unidos. No me apetecía escucharle. Nunca me apetece escuchar sus batallitas, he quedado con él por simpatía.

A decir verdad, Sherlock temblaba más de lo que debería para el frío que hacía, más teniendo en cuenta que él siempre tenía calor.

-Aunque no he mentido del todo- soltó Sherlock, rompiendo el nuevo silencio.- Tengo la hora para tatuarme a las cinco y media, ¿quieres venir?

John rió por su propio despiste, casi se había olvidado de aquello. Sherlock era la persona más impredecible que había conocido nunca.

-Claro, solo espero no desmayarme.

Sherlock sonrió ampliamente y siguieron caminando hasta el estudio.

***

Las paredes del local eran de un color escarlata intenso, bastante agobiante. John estaba sentado en una silla al lado de la camilla donde estaba sentado Sherlock. Mientras, el tatuador preparaba el material en una mesita con ruedas.

-Ves quitándote la camiseta, Sherlock -dijo este girando un poco la cabeza. John dio un respingo.

Sherlock le hizo caso, dejando al descubierto las últimas marcas de la pelea con Moriarty. Ya casi estaban curadas. John se estremeció al verlas, pero cambió rápidamente la mueca triste por una sonrisa dirigida a su amigo. Sherlock tenía realmente un cuerpo precioso, lástima que la delgadez le marcara tanto las costillas.

-Túmbate, por favor -le indicó el tatuador justo antes de dirigirse hacia él con la calcomanía ya lista. La ilustración de una abeja quedó plasmada en el pectoral de Holmes y en pocos segundos empezó a marcarse permanentemente. John miraba entusiasmado, era un dibujo increíble, y el contraste de la fina línea oscura en la piel tan pálida de Sherlock quedaría perfecto. Eso sí, el ruido incesante de la maquina era infernal.

-¿Qué te parece, John? -le preguntó Sherlock con la cabeza de lado.

-Genial -sonrió este. Casi sin darse cuenta, se llevó la mano a la oreja, recordando el día en que se la perforó. Sherlock estuvo haciéndole bromas todo el rato aquel día para despistarle y le ayudó a curarlo. Quien le iba a decir que aquel chico sería tan buena gente al fin y al cabo.

-Voy a por las sombras, quizá te duela un poco más –comentó el tatuador mientras cambiaba de agujas.

Efectivamente, Sherlock apretó los parpados y se llenó los carrillos de aire, aguantando como podía. Al tener poca carne y masa muscular, la distancia con el hueso disminuía y más le dolía.

John, sin saber por qué, acercó la mano a Sherlock y le cogió la mano, tratando de serle de ayuda. Sherlock abrió entonces los ojos y dirigió una mirada intensa a John. Este se dio cuenta de la tontería que acababa de hacer y se dispuso a retirar la mano, pero no pudo. La mano de Sherlock la tenía retenida, sosteniéndola con fuerza. El moreno le sonrió y volvió a cerrar los ojos, respirando hondo. Sería por el frío del exterior o por las pocas ganas de caminar, pero John hubiera dado lo que fuera por permanecer en esa posición el resto de su vida.

-Listo.

Sherlock suspiró aliviado y se incorporó. Sin embargo, pasaron unos segundos antes de que soltara a John. Se estiró, dirigiendo una sonrisa a su amigo, y se miró el tatuaje.

-Precioso, Will –dijo hablándole al artista.

-Te queda genial, Sherlock –comentó John, mirando el resultado orgulloso, como si hubiese participado en su creación.

Will se alejó para ir a buscar pomada, dejando a los dos amigos a solas.

Ninguno de los dos dijo nada. Sherlock seguía sonriendo, como si no pudiese cambiar de expresión, cosa que contagió a John.

-Cuando cure te dejaré tocarlo, sé que lo estás deseando –dijo el moreno para romper el silencio.

John rió y, casi sin quererlo, se sonrojó un poco. Para suerte para él, Will entó en ese preciso instante para cubrirle el tatuaje a Sherlock. 

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⏰ Última actualización: Aug 11, 2017 ⏰

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Pins and Needles [punk!johnlock]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora