—Qué inútil soy —comentó mientras colocaba su mano en su cara.
—Concuerdo contigo —añadió Touka mientras dio un sorbo a la taza blanca, se podía visualizar el color oscuro que se tornó el café.
—¿Por qué no lo pensé antes? Hubiese tenido menos complejo en la pelea —se lamentó mientras fruncía sus labios y se quedaba con su mirada fija a un jarrón con adornos de flores y demás que daban un aspecto algo infantil. Cuando Kano terminó de eliminar cualquier rastro de su comida, decidió ir en busca de Touka. Para su suerte, estaba a unos metros de ella, así que logró localizarla rápidamente, luego de eso, fueron a Anteiku y le relató su lucha con detalles. Hasta que, Touka interrumpió diciéndole el porqué no llamó a sus dos colegas caninos, y fue esa la razón del porqué ahora se encontraba con un semblante algo arrepentido.
—Toma —dijo Touka mientras posaba un terrón de azúcar teñido de un escarlata algo opacado a un costado de la taza de Kano—. Te servirá, sé que has saciado tu necesidad de hambre, pero pruébala y dime a que sabor contiene.
Kano sostiene el terrón de azúcar rojizo y lo hunde en el café, luego de trazar líneas con la cuchara en éste, dirige la taza hacia sus labios, inclinándolo un poco mientras el sabor dulzón comienza a recorrer su cavidad bucal. Su rostro refleja impresión y satisfacción, y luego deposita la taza sobre la mesa.
—¡Qué delicioso! —exclamó, con una sonrisa dibujada en su cara—. Esto es un manjar, ¿de qué está hecho?
—De sangre —contestó la azabache mientras introducía el café en su boca—. Lo aprendí de mi jefe.
—Ya veo.
—¿Qué haremos ahora, Kano-san? —indagó mientras llevaba ambas tazas vacías al mostrador. El rostro de la taheña se encontraba ensombrecido, mientras la sonrisa que tenía plasmada se borraba en un puñado de cifras que contenían números.
—Iremos al hogar de Utano —respondió con una tonalidad melancólica en su dicción. La azabache asintió y desaparecieron de la tienda para ir aquella casa tan cálida que ocultaba misterios por doquier. Se adentraron al hogar sin llamar antes primero; pues los trozos de vidrios se encontraban esparcidos en lugar de estar en la ventana. Inspeccionaron el lugar para encontrar algún rastro para hallarla; nada. Entonces decidieron optar por ir al laboratorio que se sumergía abajo. Fueron, y no había más que cajas allí y la ventana rota a causa de Kano. Le echaron un último vistazo y encontraron un líquido carmesí salpicado en la pared, Kano, valientemente se acercó y saboreó la sangre de allí.
—Que extraño sabor —comentó—. Tiene un gusto suave y dulce, pero luego es grotesco y fuerte. Como un licor, que comienza a quemar la garganta.
—Eh... Kano-san...
—Sin títulos honoríficos por favor.
—Kano —aclaró—. Será mejor que descanses, si quieres puedes pasar la noche en una de las habitaciones de Anteiku.
La sorpresa se vió infringida en sus ojos, para luego decir lamentosa:
—Lo siento, pero rechazo su oferta. Será mejor que descanse en el departamento en donde me hospedo, ya que tengo el sensor en donde el Tsuyo me puede ubicar rápidamente, y no quiero que otra persona se vea involucrada. Además, debes permanecer viva hasta el final.
—¿Por qué debo vivir hasta ese punto? —cuestionó curiosa Touka, mientras colocaba ambos brazos cruzados.
—Porque si quiero que mi plan para concluir esta guerra funcione, necesito que mi acompañante esté vivo y no termine como el anterior.
Con esto, finalizó su diminuta conversación y se desvaneció de aquel lugar, dejando como huella algunos objetos movidos. Kano se dirigió a su departamento sin Touka, mientras introducía las llaves y cerraba la puerta detrás de ella. Dejó su anatomía caer sobre el colchón y una nube de polvo se posaba sobre ella y las cajas que la rodeaban. La única iluminación que se podía encontrar allí era la que la luna brindaba. Una luz tenue, pero visible. Sujetó con sus dedos un espejo mientras observaba su reflejo. De pronto, su melena comenzó a mancharse de un tono blanquecino, mientras que su esclerótica se volvía tan negra como la noche y sus pupilas como la sangre, pestañeó un par de veces, hasta que aquella imagen desapareció para dar comienzo a la verdadera, la de cabellos rojizos y de ojos verdosos. Inhaló, y exhaló oxígeno para luego depositar aquel espejo sobre la mesita de luz.
Definitivamente su mente se envolvía de la locura. O quizá ya estaba compuesta por ésta.
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Ookami «Tokyo Ghoul» (#FanficAwards)
Fanfiction[Historia apartir de la segunda temporada del anime "Tokyo Ghoul"] ❝ Humanos y ghouls eran lo mismo, hasta que trazaron una línea. ❞ Cuando todo parecía estar en pacífico llega un ghoul oculto tras una máscara en forma de lob...