Ookami «Tokyo Ghoul» (#FanficAwards)

Capítulo 010

Todo pasó tan rápido, pensaba que mi vida seguiría su curso normal. Matando ghouls como hormigas; sin emociones. Alzando mi quinque y destrozando sus horribles rostros. Eliminando plagas y plagas que seguían creciendo conforme desviábamos la vista. ¿A caso yo, permití que en este momento uno de esos monstruos dejara que me dañara? ¿Por qué? Pareciera como si el transcurso del tiempo se hubiese detenido; una línea brotando de ella un líquido escarlata en ancho sobre mi estómago, Amon detrás de mí, con ojos perdidos y viendo cómo una existencia es eliminada, y Akira sin poder procesarlo.

No maté al puto ghoul, ¡pero está claro que su razonamiento y mente son claramente estúpidas!

No dejaré que mi vida se vea en un estado grave. No más. Porque que yo soy Suzuya, y no por algo, sigo aquí, con ellos, conmigo, y con todos.

La sonrisa se dibujó en mi rostro. Sostuve mi quinque con fuerza mientras todo sucedía en sólo un puñado de segundos. A pesar del sufrimiento recorriendo mi estómago, de alguna manera, el vigor brotó dentro de mí mientras el filo se adentró por la blanda carne del ghoul, luego, sentí que impactaba contra algo sólido, pero lo atravesaba igual.

Pensé que mi corazón correspondería al acto por la emoción, con un destello en mis ojos dilatándose mientras la comisura de mis labios se elevaba y se extendía.

Pero no, la realidad cayó como la suave llovizna arropándome en sus brazos en estos momentos. El brillo que quise obtener tras la matanza, no existía. El latido de mi corazón coordinado con mi respiración me aturdía en el oído, pero no era por la emoción, era por el sufrimiento. Observé a mi alrededor y mi visión de hace unos segundos estaba tan alterada que ni me había percatado de que estaba aquí; mi cuerpo arrojado al suelo, con un ambiente entornado azulado, mientras el ghoul escapaba lejos, dejando como huella el líquido escarlata brotando de mi vientre.

¿A caso este era mi día final? ¿La fecha marcado en el calendario? Viví tan poco pero tan satisfactoriamente. Las muertes ocasionadas por mí trazaban en mi mente; críos pequeños jugando con una sonrisa dibujada en sus rostros mientras que en aquel grupo de amigos se encontraba un monstruo disfrazado de humano. ¿A caso era el karma? No lo sabía con exactitud. Pero aquel sabor amargo inundó mi cavidad bucal mientras la sensación de repugnancia recorría mi anatomía por completo, para luego encender una chispa dentro de mí. ¿Me merecía el fin de mi existencia? No. Pero, ¿me merecía vivir el transcurso de la vida? Tampoco. ¿Entonces qué era? Una respuesta atravesó mi cabeza. No estaba a mi alcance la muerte, ni la vida. Por lo que debía de volver a nacer, para eliminar las tragedias que provoqué. ¿O quizá ya estaba muerto? No, eso no podía llegar a ser posible, pues no estaría carcomiendo mi cerebro para obtener una respuesta.

En mi visión se entrometió una belleza en estado puro, era una figura femenina, mientras que detrás de ella la silueta de dos magníficas alas aparecían mientras realizaban movimientos para mantenerla flotando en el aire. Una iluminación detrás de ella la perseguía, era cegadora, y llegó un punto el cual mi duda resaltaba, ¿perdería la visión?

—No es el momento de que cortes los lazos con la vida real, Suzuya. —comentó con voz firme, pero suave y delicada. Su melena era como el de una manzana; entonces, recordé a una niña pequeña que se paseaba por el campo, qué de vez en cuándo, yo la espiaba para observar su alegría. Fue cuando un día, ella delató su identidad. Era un ghoul.

Mi visión se centró en ella una vez más, y la vi cambiar. Su melena se tornó blanquecino hasta los bordes, con la esclerótica totalmente oscura y con sus pupilas carmesí que iban acompañados de unas gotas cubriendo sus rostros, mientras deslizaban hasta su barbilla, dijo:

—Búscame, sálvame, y mátame para terminar este sufrimiento.

Mis ojos se agrandaron, y fue cuando la línea de mis labios se curvearon y una carcajada estruendosa se pudo apreciar.

—Concederé tu deseo, Kano-san.