Capítulo 012

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Y, en un puñado de segundos que se resbaló de las manos de Kano, sucedió. Había indagado sobre la capacidad de aquella azabache; hasta había rozado el punto en el cuál no la vió capaz de batallar. Pero luego unas imágenes borrosas y con colores desteñidos deambuló en su visión, y recordó que su apodo había nacido gracias a su percepción y agilidad que ella poseía, junto con su monstruoso kagune.

Aquellos tentáculos escamosos rodearon el vientre de la pelirroja, mientras la elevaba y otro de sus extremidades de un color escarlata se clavaba en el pecho. Aquella filosa línea delgada hundiéndose en la piel mientras la sangre salpicaba éste, era sólo una escena. Porque, en un segundo, la escena se corrompió y se pudo visualizar a través de una apertura sus emociones distorsionadas.

Esa ghoul qué decía ser su compañera durante todo aquel tiempo, no poseía el destello que habitualmente se le situaba en sus ojos; quizá su alma yacía en el vacío, perdida, deambulando por ahí mientras se convertía en la marioneta de Tsuyo.

Cuando Kano veía su mundo derrumbarse delante de sus ojos velozmente, fue cuando sus preciadas alas se cristalizaron mientras lanzaba proyectiles en forma de estacas; éstas viajaron rápidamente hacia el estómago de Toki. Bingo. Atravesaron la piel mientras le dañaba su kagune rinkaku, quién de inmediato aflojó su agarre al sentir unas punzadas en la parte del inicio en donde nacía aquellas extremidades. La taheña aprovechó la situación dolorosa que atravesaba Toki mientras que con su extremidad que nacía alrededor del coxis sujetaba a la azabache con fuerza mientras la elevaba cómo lo realizó ésta y la lanzaba lejos, impactando su cuerpo contra la dura pared. Una pequeña neblina se despertó a causa del polvo que se había generado tras realizar movimientos sobre el suelo, impidiendo a Kano observar mejor. Sintió el sonido de sus zancadas, pero su visión era inútil, así que, con mucho esfuerzo, recorrió con sus dedos al hacer tacto con la pared hasta llegar a la puerta. Bien. Cuando bajó el pórtico dorado, sintió que algo le rodeó en sus hombros mientras la empujaban hacia atrás, cayendo dolorosamente contra el suelo mientras en su campo de visión se entrometió Toki.

—Bueno, creo que es tu final, pequeña pelirroja —musitó mientras colocaba su pié derecho sobre el pecho de Kano grotescamente—. Adiós.

Y sin más, sus cuerdas vocales desvanecieron, su visión se tornó totalmente oscura, y recordaba cuando comía los alimentos de los humanos y vomitaba. Esta era una sensación similar, pero no sentía el gusto asqueroso del vómito; sino un sabor a metal recorriendo su cavidad bucal, mientras le impulsaba escupir aquel líquido que se había infiltrado en su garganta. Un material sólido se hundió en su cuello mientras que el dolor comenzó a recorrer aquella zona, mientras que aquel material extraño se alejaba del sitio en el cuál se había clavado y el ruido de unas zapatillas alejarse la despertó de su trance. No quiso abrir sus ojos. No quería ver la realidad; pero la verdad, es que no se podía ignorar el hecho de que aún permanecía ahí.

El tacto de su piel uniéndose rápidamente eliminando cada partícula de dolor la sorprendió. No esperaba que le concediesen su existencia una vez más, pero ante su sorpresa, abrió sus ojos, mientras el celeste del cielo le brindaba una paz que jamás había sentido en años.

Entonces, como pudo, se reincorporó mientras la comisura de sus labios se elevaba y formaba una sonrisa cínica.

—Oye, aún no he acabado contigo.

La azabache, sin preocupación alguna, se volteó, pero esta vez sus ojos se agrandaron ante la impresión de su regeneración veloz. En un abrir y cerrar de ojos, se encontraba prisionera contra el suelo gracias a aquellas extrañas figuras en forma de estacas rojizas, mientras que su mirada se inundó de miedo.

—¡Espera espera! No me matarás, ¿verdad? Es sólo una jodida broma, ¿no? —tartamudeó mientras sus manos se bañaban en su propio sudor.

—Imagina lo que quieras.

Y fue cuando, sin previo aviso, aquel líquido escarlata salpicó su rostro mientras sus mordiscos eran desesperados; su apetito le había consumido durante un buen rato, y necesitaba saciar aquella necesidad.

Una sensación de satisfacción recorrió su anatomía mientras su corazón palpitaba de la emoción. Quizá, sólo necesitaba ganarle a una persona sin esperanzas, quizá, sólo quizá, necesitaba un cadáver más para ganarle a este mundo hundido en el vacío.

 Quizá, sólo necesitaba ganarle a una persona sin esperanzas, quizá, sólo quizá, necesitaba un cadáver más para ganarle a este mundo hundido en el vacío

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Imagenes hechas por mí con el aspecto de Kano

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Imagenes hechas por mí con el aspecto de Kano.

Ookami «Tokyo Ghoul» (#FanficAwards)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora