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Jungkook se encontraba tumbado sobre su cama, dándole vueltas a sus pensamientos hasta que oyó la voz de su madre llamarle. Con rapidez, se colocó una sudadera y un pantalón cómodo. Bajó las escaleras intentando estar atento en el presente y dejar para más tarde lo que anteriormente sucedió en su habitación.

—Hola, mamá. ¿Ya está lista la cena?— Cuestionó Jungkook antes de tomar asiento en una de las sillas pegadas a la mesa. Su madre asintió, poniéndole en cuestión de segundos el plato sobre la mesa.

Una vez terminó de cenar, llevó su plato hasta la encimera, despidiéndose por después de sus padres para dirigirse nuevamente hasta su habitación.
Decidió irse a dormir ya que por segunda vez, pensó que lo que pasó con aquel chico llamado Jimin, fue un sueño.

A la mañana siguiente, se vistió con su uniforme, dejando cómo siempre los dos primeros botones de la camisa sin abrochar. Tomó su mochila, asegurándose antes de que todo estuviera en orden; una vez bajó a la cocina, guardó el almuerzo en la mochila y se despidió de su madre, escuchando justamente antes de salir unas palabras que le avisaban de algo.

—¡Peina tu pelo y suerte en la escuela!— Su madre, siempre atenta a todo.

Peinó con sus dedos un poco su pelo desordenado, tomando rumbo hacia el lugar más aburrido del mundo, la escuela. Aquel sitio formaba parte de la vida diaria de Jungkook, era aburrida, ¿verdad?. Incluso debería de agradecer que apareciera Jimin aquel día, al menos algo cambió en su vida.
Se sentó en su asiento, escuchando música compuesta por él en su móvil, esperando hasta el comienzo de las clases. Podría decirse que estaba sordo, puesto que una voz masculina le llamaba a gritos hace varios minutos y él no se enteraba de nada. El chico de voz masculina le quitó los cascos a Jungkook, haciendo que este último se girara con tranquilidad para visualizar quién era. En un acto reflejo pudo esquivar un beso dado por el contrario, siempre la misma rutina.

—Jungkook, ¿por qué siempre esquivas mis besos?— Esas fueron las palabras de un chico llamado Taehyung, también llamado como Tae o Taetae. Estaba tirado sobre la mesa, derrotado ante su intento de besar a Jungkook.

—Porque no somos novios para que tengamos que besarnos.— Y ahí está Jungkook, un chico de lo más amargado, sumergido en su composiciones y en las letras que les pondría.

—Algún día seremos novios, y te llenaré de besos a cada segundo del día, hm.— Eso fue lo último que logró decir Taehyung antes de que el profesor entrara en clase, dando por terminado el descanso y poniendo en orden todo.

—Pues primero que nada, hoy se integró un nuevo chico. Ya saben qué hacer, tratenle con amabilidad y espero que pronto se sienta cómodo junto a vosotros. Adelante, Jimin.— Una vez terminó de formular aquellas palabras, el nombrado abrió la puerta con suavidad y se dispuso a entrar, parándose frente a todos los alumnos para hacer una reverencia y presentarse.

—Mi nombre es Jimin, Park Jimin, encantado de conoceros.— Sus palabras fueron dulces acompañadas de una amplia sonrisa por parte del nombrado.

¿Jungkook oyó bien?, ¿un chico llamado Jimin acababa de ingresar a su escuela?. Miró a Jimin, parado frente a todos sus compañeros, buscando algún sitio libre donde sentarse. Cuando vio a Jungkook, la sonrisa del rubio se amplió aún más. Corrió hacia el peli-moreno, lanzándose sobre este y  comenzando a besar cada centímetro de su rostro. Por otro lado, Jungkook estaba sorprendido, pero sobre todo, asqueado. Intentó separarse de Jimin, pero el contrario le abrazaba de tal manera que se le hacía imposible. Al cabo de unos segundos, por fin se separó de Jungkook, tomando el asiento libre al lado de este.

Está bien, si la noche pasada fue un sueño, rezaba porque este día también lo fuera y Jimin de verdad no existiera. O al menos que le dejara en paz.
Pasaron las horas de clases, y el rubio seguía embobado de Jungkook, parecía que se le iba a caer la baba. Sin embargo, algo iba mal en todo eso, ¿qué pasó con Taehyung?, el pobre estaba enamorado de Jungkook hasta los talones. Ver aquella escena tan sólo hizo que su dulce sonrisa se desvaneciera en un abrir y cerrar de ojos. Pero no se daría por vencido, lucharía por Jungkook, aunque fuera lo último que hiciera en la vida.

Llegó la hora del almuerzo. Jungkook, quien tan sólo se encontraba hundido en sus pensamientos, ignoró completamente que Jimin seguía a su lado, sonriendo como aquella noche sentado en su cama.

—Jimin, ¿podemos hablar en privado?— Dijo Kook algo confundido, dejando a un Taehyung sólo junto a los almuerzos en la mesa.

Jimin y Jungkook salieron del aula, aprovechando que era el recreo para hablar en el pasillo, ya que no había tanta gente. La mirada del peli-moreno tenía un semblante serio hacia el más bajo, dejando un minuto de silencio para pronunciar lo siguiente.

—Deja de perseguirme, Jimin.— El rubio, quién le observaba como si nada, rió levemente, alzando sus brazos hasta los hombros de Jungkook, dispuesto a susurrar algo en su oído.

—No puedo separarme de ti, Kook.— Aquellas palabras dejaron a Jungkook inmerso en sus pensamientos confusos de nuevo. Antes de que Jimin se separase de Jungkook, el rubio pudo notar como Taehyung les fulminaba con la mirada, por lo que en un rápido acto, besó los labios del más alto, sonriendo sarcásticamente después de ello apesar de la brusquedad en la que Jungkook se separó de Jimin y le dijo algo enojado que no volviera a hacerlo. ¿Jimin le haría caso? Claro que no.

Entraron en el aula, dirigiéndose hacia donde estaban sus almuerzos y un Taehyung dormido. Jimin, quien llegó tan alegre, se acercó a Taehyung y colocó su chaqueta sobre él.
En cuanto hizo aquello, un grupo de chicas le llamaron, acercándose a ellas para saber qué querían y conversar con ellas.
Mientras tanto, Jungkook terminó su almuerzo, manteniendo su mirada seria hacia todos los que le miraban. Volvió a colocarse los cascos, dejando caer ambos párpados a tanta tranquilidad.
Pero todo acabó hasta que sintió a alguien sentarse a horcadas sobre sus piernas.

—¿No me vas a dejar en paz? Eres muy pesado, Jimin.— Dijo Jungkook con los ojos cerrados, recibiendo silencio como silencio como respuesta.

Ignoró completamente al chico ubicado sobre él, respirando hondo para que le dejaran en paz por quintésima vez. Pero no fue así, tan sólo sintió como unos brazos ajenos rodeaban su cuello y una cabeza del cuál se le hacía desconocido, se dejaba caer sobre su hombro.
Entreabrió uno de sus ojos, notando que no era Jimin, sino Taehyung quién estaba sobre él.

—¿Y a ti qué te pasa?, ¿te sientes mal, Tae?— El nombrado negó con su cabeza, suspirando antes de responderle con un suave murmuro el cual Jungkook no logró escuchar.

—No entendí, Tae, repite y dilo más fuerte.—

Que me gustas, Jungkook, y no quiero que Jimin te aparte de mi lado.— Jungkook, quién escuchó atentamente, quedó sorprendido ante sus palabras, notando como por después, Taehyung juntó sus labios con los suyos en un simple beso.

The arrival - Kookmin.Where stories live. Discover now