Capítulo 2

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Los primeros años de mi desarrollo fueron relativamente normales, o por lo menos eran lo que mi definición de "normal" dictaba en ese momento. Era un pequeño feliz. Es cierto que en ocasiones tenía que pasar horas simplemente sentado ante una maquina, y las pruebas de sangre resultaban bastante dolorosas, pero fuera de allí tenia de todo para divertirme, libros que hablaban sobre cualquier tema que quisiera, juguetes didácticos e incluso se me permitía asistir a las presentaciones de los nuevos proyectos de Psique, entendía muy poco pero aún así me encantaba.

Todo experimento necesita comprobar sus resultados y con ese fin se habían diseñado cientos de pruebas que, vistas desde fuera, podían considerarse crueles, pero había entendido desde muy temprana edad que todo lo que mis cuidadores me pedían que hiciera era por mi bien y por el del proyecto. Lo ultimo que hubiese deseado era que, debido a un capricho mío, "El progreso de la humanidad se viera incapaz de seguir con su marcha natural hacia el futuro", como acostumbraba decir el doctor Arber.

Gracias a la gran necesidad de datos por parte de los científicos, mis capacidades cognitivas eran puestas a prueba continuamente. Eso produjo que mi capacidad y velocidad para procesar información aumentara rápidamente. En un par de años aprendí a hablar, a los cinco podía leer y escribir, era difícil entenderme pero era comprensible a esa edad, a los seis podía resolver operaciones matemáticas simples y problemas lógicos un tanto complejos.

A pesar de todo mi avance, mis progresos no resultaban extraordinarios, simplemente era un niño inteligente como muchos a lo largo de la historia. Además se debía en gran parte a la educación que recibía, las condiciones en las que había crecido y el aburrimiento, del cual mis únicos escapes eran fuentes de información disfrazados de pasatiempos. Así que el proyecto no parecía ir por un buen camino, la meta era crear algo nuevo y mejor, no un simple humano al que lo único que lo hacia diferente al resto era tener unas cuantas modificaciones en su ADN.

Sin embargo todo cambió un día durante los exámenes de rutina, en ese tiempo contaba ya con diez años. El examen en si, constaba de un enorme aparato diseñado para medir la actividad general de mi cerebro y la intensidad de la misma, en zonas especificas, ante diversos escenarios cuidadosamente diseñados.

En esa ocasión la prueba tenía como objetivo medir mi habilidad para concentrarme ante estímulos externos, me pedían que resolviese operaciones matemáticas al tiempo que imágenes y sonidos intentaban complicarme las cosas.

Aunque nunca se los señalaría de frente, esa era una de las pruebas más aburridas por las que había tenido que pasar, las matemáticas eran sencillas, apenas requería esfuerzo de mi parte, mis respuestas eran automáticas. Eso fue lo que, durante el desarrollo de la prueba, me permitió examinar a fondo lo que había pasado desde un tiempo atrás,recordé la frustración de mis creadores, su obsesiva búsqueda de algún signo que pudiera probar la presencia de actividad inusual en mi cerebro y su temor al no encontrar nada fuera de lo común que sirviera para mantener el interés de aquellos responsables de proveer los fondos para el proyecto evolución.

Con eso en mente, me centre totalmente en mi cuerpo, lo que sentía, lo que podía percibir y cualquier cosa que me resultase peculiar. Pasado un rato y sin encontrar nada, me dirigí al verdadero culpable de lo que estaba pasando, mi cerebro. No quería decepcionarlos, ellos eran increíblemente buenos conmigo, siempre intentaban hacer lo mejor para mí, se merecían el mismo esfuerzo de parte mía.

Mientras intentaba concentrarme e ir cada vez mas profundo en las diversas capas que componen mi cerebro, noté un pequeño punto que, a pesar siempre haber existido, en ese momento me llamó fuertemente la atención, algo me atrajo hacia él y me mantuvo allí incluso cuando, presa del temor a lo desconocido, intenté escapar. Era el momento de decidir, ante mí tenía lo que, sin ser consciente de ello, siempre había mantenido oculto en los rincones más alejados de mi mente. Elegí arriesgarme, extendí un brazo inexistente hacia ese pequeño punto y lo acepté como parte de mí. Éste se extendió, irrumpió en cada espacio libre de mi mente y se adueño de él, sin embargo aquello no pareció suficiente, por lo que continuó su expansión yendo hacia afuera y abarcándolo todo.

Apenas percibía lo que me rodeaba, creo haber escuchado gritos y alarmas, la prueba se había detenido hace mucho y el caos se adueño de la situación.

Todo era muy confuso, mi mente avanzaba poco a poco, miles de imágenes, sonidos, sentimientos, ideas y sensaciones ,que no me pertenecían, inundaron mi mente. Por una fracción de segundo creí ser un científico mirando el trabajo de toda mi vida siendo recompensada con una hermosa y del todo inusual gráfica cerebral. Después me encontraba sentado ante unos monitores, en los alrededores no había ningún movimiento, éste era en definitiva el trabajo mas aburrido del mundo.

No, un momento, ese no era yo... Yo era... Un prototipo... El número 10... Pero podía recordar toda mi vida como guardia de seguridad, como científico... Era demasiado no podía ser yo y formar parte de alguien más a la vez tenía que detenerlo, sea lo que fuera eso estaba mejor en el fondo de mi mente. Lo intenté, pero nada parecía cambiar, lo retuve hasta que me produjo dolor y eso fue lo peor que pude haber hecho -cuando las cosas se someten a una presión superior a lo que son capaces de soportar se rompen, y la mente no es una excepción-. No hubo una explosión, sin embargo pude sentirla, en un segundo era tres personas y al siguiente era parte de todas. Cada mente, cada persona sobre la tierra, ese era yo, todos y nadie.

La sobrecarga de información tuvo consecuencias en mi cuerpo y produjo que mi cerebro tomara acciones drásticas para defenderse de posibles daños. Por lo que después de ese instante en el que formé parte de un gran océano de mentes, mi cerebro simplemente se apagó, y al final fue probablemente lo que me salvó.

PrototipoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora