Capítulo 1

5.3K 266 27
                                    

"Según la RAE, la palabra prototipo tiene dos definiciones:

1. Ejemplar original o primer molde en que se fabrica una figura u otra cosa.

2. Ejemplar más perfecto y modelo de una virtud, vicio o cualidad."

Mi nombre es Prototipo-0010, fui creado el 18 de Octubre de 1992 por un grupo de científicos patrocinados por "Psique" -una empresa farmacéutica que, en apariencia, dedicaba la mayoría de sus recursos a la búsqueda de una cura para todo tipo de enfermedades que afectaban directamente al cerebro humano. Pero, aunque gracias a ellos algunas de las enfermedades más graves habían encontrado, sino una solución, al menos un tratamiento, la verdad era que gran parte de sus activos se dedicaban a algo mucho más ambicioso y que, si fuese del dominio publico, sacudiría al mundo entero-. Su trabajo y conocimiento hacía de ellos personas muy importantes y en algunos casos verdaderas autoridades en sus respectivas especialidades.

Mi cuerpo en desarrollo se mantuvo en constante vigilancia, la observación es una de las premisas principales en cuanto a la ciencia se refiere. Pasaron aproximadamente nueve meses y las cosas parecieron avanzar por por el rumbo correcto, todo el proceso fue, en opinión de los expertos, absolutamente perfecto.

Con todo listo y una vez superada la etapa critica de mi desarrollo, al fin los ánimos del laboratorio se calmaron, lo que hasta entonces no habías sido mas que tensión se convirtió en una tranquilizadora rutina. Tomar notas, vigilar los equipos, felicitar a los colegas por su excelente trabajo e incluso momentos de relajación para las grandes mentes que me habían creado. Todo estaba listo, un par de días más y todo llegaría a su fin, de una u otra manera.

El día 13 de Julio de 1993, se convirtió en uno de los más felices para el grupo de científicos que en ese momento trabajaba secretamente para Psique. Aquello no ocurría todos los días, al fin uno de los experimentos pasaba a la siguiente etapa, finalmente podrían estudiar los efectos con un espécimen vivo. Toda suposición perdería su valor y los hechos ocuparían rápidamente su lugar.

No solo habían conseguido crear vida, eso que estaba apunto de tomar aliento por primera vez representaba algo nuevo, algo que nadie nunca había estudiado, algo que la mano del hombre había creado a su imagen y semejanza pero que no era exactamente humano. Yo, me encontraba fuera de la naturaleza y de sus límites.

Me habían manipulado genéticamente, las variaciones eran mínimas pero nunca antes se habían realizado. Debido a eso y a pesar de la gran cantidad de datos que los fracasos anteriores habían arrojado, nadie podía predecir lo que dichos cambios harían conmigo, era una hoja en blanco en el libro de la ciencia y mi historia sería escrita día con día.

En ese preciso momento lo único que sabían con total certeza, y lo que ocupaba la totalidad de su mente, era que ,al fin, uno de los prototipos había logrado desarrollarse, crecer y sobrevivir. Con nueve fracasos en su historial y habiendo llegado al límite de la paciencia de los patrocinadores, el décimo intento era también el último, por suerte para ellos me convertí en el primero que lograba asimilar las modificaciones y de algún modo las adopté como propias, incorporándolas a mi ADN.

Como en cualquier lugar en el cual un grupo de personas decide reunirse, las especulaciones no se hicieron esperar. Los más optimistas se inclinaban ante la posibilidad de que me convirtiese en un superdotado, soñaban con que mi cerebro dejaría atrás a los grandes prodigios de la historia. Los pesimistas, por otro lado, creían que los cambios no harían mas que afectar mi desarrollo, decían que aunque por fuera todo pareciera normal, al cabo de unos meses las consecuencias serían claramente visibles, se hablaba de que el prototipo 10 no era mas que una carcasa vacía y que, por consecuencia, mi actividad cerebral podría equipararse a la desarrollada por cualquier especie inferior del reino animal.

Así que ahora tenían a un pequeño bebé llorando a todo pulmón sobre la mesa estéril de un laboratorio, rodeado de personas que aunque lo miraban fijamente no prestaban ni un ápice de atención a lo que pudiera necesitar, no sentían ningún tipo de cariño por él, era únicamente otro de sus experimentos. Aquél bebé no tenía idea de la cantidad de esperanzas, sueños y ambiciones que en el estaban puestas.

Ese era yo, una inocente criatura de apenas unas horas de nacido, un pequeño infante que no se imaginaba las cosas increíbles que se encontraban en el nuevo mundo al cual había llegado, un ser que aún no conocía el concepto de maldad y que con los años se convertiría en algo mucho más grande de lo que sus creadores habían predicho.

PrototipoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora