Inicio de la Infinidad

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—Mhhnnn...

Lancé un quejido, la luz estaba encendida y me molestaba. Me encontraba acostado en la acera de una calle; traté inútilmente de no sucumbir ante los impulsos de abrir mis ojos. Al final terminé cediendo y los abrí lentamente, tapándolos con una mano para no lastimarme gracias a la iluminación.

—¿Quién encendió la luz? —Alcancé a decir. Destapé mi vista y me percaté de mi condición: estaba tirado en el suelo, a la orilla de la avenida. Parecía ser que, a simple vista, había dormido en ése preciso lugar —pero... yo estaba en mi habitación; ¿Qué hago aquí?

Después de ver hacia mí alrededor, sin poder comprender qué hacía ahí, vi algo bastante brilloso a la distancia. Me incorporé sin mayor esfuerzo y comencé a caminar en dirección a esa irradiación. Me acerqué a lo que reconocí como una silueta humana; al estar más próximo pude identificar a un chico sentado en una banca, de cabellos rojizos y ropa en tonos blancos y grises...

—Emm... disculpa... —traté de mirarlo a la cara. Noté que el joven no tenía rostro, parecía que sin saber quién era no podía imaginarlo.

Le observé durante un tiempo indefinido; las hebras del joven que tenía frente mío se movían como si estuvieran encendidas al igual que una fogata, más sin embargo el matiz era más oscuro, tomando un bello color carmín. La bella irisación de la sangre.

Varios minutos pasaron y decidí hablarle de nueva cuenta;

—Mn... Disculpa, ¿Quién eres? —Pregunté, tratando vanamente de que mi voz sonara calmada.

Continuaba observándolo, esperando con impaciencia a que volteara de una buena vez; pareciera que mis pensamientos llegaron a sus oídos ya que viró con lentitud. Me sobresalté cuando noté que acataba mis órdenes mentales; con un rostro en blanco me veía fijamente, supe de eso ya que sentí toda su pesadumbrosa mirada sobre mí, pese al hecho de que no tenía ojos. Engullí en seco, intentando tranquilizarme.

Silencio.

No contestó a mi pregunta; supuse que eso se debía a que no tenía boca. Tan inocente como estúpido; si ése fuera el caso, ¿Cómo carajos siento su angustiante mirada sobre mí?, ¡Es más!, ¡¿Cómo puede posar su mirada en mí sin siquiera tener ojos?!

La impaciencia y el temor me carcomían y eliminaban cualquier otro pensamiento que no fuera ése chico tan extraño. Al cabo de un rato me harté; cerré los ojos y, mientras una gota de sudor resbalaba por mi sien, suspiré. Di media vuelta y emprendí camino a quien sabe dónde. Aún sentía esa irritante mirada en mi espalda; me detuve y miré por el rabillo de mi ojo al chico. Me quedé helado al verlo: se encontraba parado, a un lado de la banca en donde había estado sentado antes.

Nuevamente di media vuelta, consintiendo el pensamiento que tenía sólo para verle de frente. Emprendió paso hacia mí mientras yo... me quedaba ahí, congelado y paralizado por el temor. Tragué grueso.

A medida que se acercaba a mí, la luz iba perdiendo luminosidad y se convertía en una fuente sosa. Sin nada. Todo se oscurecía, y esto era simultáneo a la aproximación de él.

Cerré mis ojos, apretándolos con fuerza. Finalmente... oscuridad... silencio.... soledad.

•あ𞌲あ𞌲あ𞌲あ•

Hiei abrió sus ojos con velocidad. Se incorporó para sentarse, respirando agitadamente; el sueño fue extremadamente intenso y, sobre todo...

-... Fue tan real... -expresó para sí, con la vista perdida en el vacío.

Lentamente dirigió su vista a la mesa de noche, la cual se hallaba a un lado de su cama. Tomó con delicadeza el reloj-despertador de la misma y observó la hora que era: las 03:09 de la madrugada.

Suspiró.

"Ya llevo más de una semana que me levanto exactamente a esta hora, con esta misma sensación de por medio", pensó con extraño.

Nueve días con la que, al parecer, se había vuelto una nueva rutina. Otra vez suspiró, esta vez con angustia; le estaba preocupando ese insólito hábito. Sin embargo, aún más le preocupaba el hecho de que su madre quisiera llevarle con un psicólogo o algo así por esa conducta tan innatural.

Con resignación se quitó las sábanas de encima, se posicionó a la orilla de la cama y se puso las pantuflas que estaban colocadas de manera factible en el suelo de madera barnizada. Se levantó y se dirigió con pesar a su escritorio; encendió el monitor de su ordenador y esperó a que la máquina reaccionara. Cuando esta hubo prendido, abrió una pestaña en una plataforma de lectura.

Buscó algún libro en digital; encontró uno llamado "Smoke your remember". Leyó con desgano la sinopsis:

"Cuando la vida no es más que un simple y llano recuerdo de lo que no pudo, ésta es insabora, inútil, insípida... nula. Sin embargo, los humanos hemos tenido la necesidad de sentir, de recordar, de remembrar esos pensamientos tan dañinos y tóxicos... Los humanos son tan cobardes y estúpidos.... Los humanos SOMOS tan sorprendentemente cobardes y estúpidos..."

El pelinegro dejó de leer y cerró sus bellos rubíes. Analizó la información obtenida con detenimiento;

- ¿Es tan embarazoso decir de qué va la historia? -preguntó a sí mismo mientras abría sus ojos -... bien, da igual.

El chico bajó la página hasta la sección de géneros.

"Romántico, Tragedia..." leyó tan sólo con la vista; "Advertencias: puede contener palabras no aptas para gente sensible..." averiguó cuando terminó de leer los géneros.

- ¡Hmp...! ya lo veremos.

Hiei abrió la historia dando un clic en Leer; comenzó por el primer capítulo, el cual también era el resto del relato -es decir, un One-Shot-.Examinó la historia completa; la invención tenía aproximadamente 6,000 palabras. El último tramo de la misma se le dificultó un poco, por así decirlo, ya que tuvo que leerlo de nuevo, pero de ahí en más todo fue lineal.

Sonrió triunfal al haber terminado; miró las cortinas violetas y se sorprendió al ver que aún no había amanecido.

En esos momentos pensó: ¿Qué hago?, ya no tenía ganas de leer otra historia y tampoco de hacer otra cosa. De repente, un sentimiento de sueño se apoderó de él; bostezo perezosamente. Era evidente lo que iba a hacer.

Apagó el computador, se incorporó y emprendió camino hacia su cama con somnolencia en cada uno de sus movimientos. Llegando a destino se sentó en la orilla, retiró sus pantuflas de conejo tiznadas y se recostó en la misma, atrayendo las sábanas hacia él. Al cabo de unos minutos se durmió.

Nuevamente el silencio mañanero se hizo presente.

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[Editado: domingo 23/09/18]

Y he aquí la renovación del primer capítulo; el segundo capítulo será el primero que fue anteriormente, y algunos les rellenaré ya que eran bastante cortos para mi gusto. Espero y les guste este capítulo y los que le siguen. Por si acaso, la historia tiene más lujo de detalle debido a un ataque de ideas a mi cerebro >u<, por ello la obra cambiará y será más impactante el final... o al menos eso es lo que yo espero. Gracias por seguir mis historias, y espero que también a mí para que vean las demás obras que he diseñado. (Toca la estrellita, sé que quieres r7u7r). Y recuerden que conmigo será... ¡Hasta la siguiente °^°!

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