Aún no es el momento.

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Ante todo lo sucedido este fin de semana, a mi subconsciente se le ocurre la gran idea de decirle a Charlotte lo que siento por ella.
Evado esta situación en mi mente pensando en todo lo negativo posible: ¿Me rechazará? ¿Me dirá que solo soy un amigo? ¿Qué no siente lo mismo y soy un completo idiota al creer que le iba a gustar?
Me rodeo de esos pensamientos mientras camino rumbo a la preparatoria.
Llego y esta vez me cambio de lugar y me pongo en una de las esquinas del salón.
Veo entrar a Charlotte y se percata de que las bancas a mi al rededor están ocupadas.
Pongo mi block de dibujo en el pupitre y comienzo a trazar rayas sin sentido. En el cruce de varias rayas me imagino una figura que lamentablemente es un corazón de estos típicos que utilizan los enamorados.
Llega el profesor a clases, apenas dijo buenos días y ya me aburrí.
Prosigue la clase y siento como empiezo a cabecear.
Tomo con fuerza el pupitre como si fuera a escapar de mi y escucho la voz del profesor diciendo: Señor William, por favor ponga atención a la clase.
Dejo de cabecear, aguanto la respiración un momento y pongo atención a la clase.
Pasan tres minutos y decido sacar mi block de dibujo. Pongo de nuevo la hoja donde hacia mis rayas sin sentido, comienzo a unir pequeñas líneas y llega un momento en el que me pasa por la cabeza decirle que me gusta. Despierto como si de estar en estado de shock se tratara y doy seguimiento a mi dibujo sin sentido.
Suena la campana de cambio de hora y el profesor sigue ahí, -¿ A caso son dos horas?- pregunto para mis adentros.
Que también es la opción más viable evidentemente.
Dejo correr el tiempo, pasa el receso, más clases y finalmente llega el momento de decirle adiós a ese manicomio emocional.
Llego a mi casa, aviento la mochila al sillón y me voy a mi cuarto.
Recojo mi escritorio y comienzo a imaginar cosas que son prácticamente imposibles de suceder, entre ellas: que va a decirme que no siente lo mismo, que no soy lo que ella busca, etcétera.
Después de pensar esto me digo decidido que aún no es el momento para decirle que me gusta acto seguido de esto me aviento a la cama y quedo profundamente dormido.

El chico anarquista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora