Recuerdo que fue genial. Verte, escucharte, saber que a pesar de todo seguías siendo Lawrence. Y me apoyabas. Incluso cuando te conté qué me estaba pasando.
Ambos sabíamos que podía pasar, que había muchas posibilidades... pero nunca quisimos pensarlo demasiado.
Pero sí. Con casi diecinueve años había sufrido mi primer ataque de pánico, que con el tiempo se volvieron diarios. No había horario para que llegaran, solo lo hacían y de un momento a otro sentía que estaba muriéndome. Nada me calmaba, nada me ayudaba a respirar, solo podía hacerme una bolita en la esquina de mi habitación hasta que la pesadilla se acabara. Cuando comenzaron, estaba sola en casa. Te llamé, no contestaste. Hice lo mismo con mamá, pero estaba ocupada trabajando. Así que me permití gritar, sentir la frustración, asumir el fin como lo que era: una de las tantas cosas que tenían que pasarme.
Pero sobreviví, aun cuando no podía entender cómo. Peleé un poco con mamá al respecto, le dije que quería ir a terapia, que lo que estaba pasándome no era normal, y ella al principio se enojó conmigo por siquiera insinularlo.
Recuerdo muy bien lo que me dijo. Lo hago porque me destrozó.
«¿Derek está muerto y ahora quieres hacer que esto sea sobre ti, Karma?».
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Gonna get better
Short Story«No entiendo por qué crees que no soy feliz con nuestro paraíso, si sabes que sólo te quiero a ti»