Fumabas. Y tomabas. No lo promovías pero eras un fumador, eso lo aceptabas. De repente el mundo comenzó a atacarte y otra vez tuviste que cerrarles la boca diciéndoles que jamás le desesarías una adicción así a nadie, que no era sano, y no sé qué mierdas más que supe que eran sinceras pero que no quise leer. Una nueva polémica tuya solo desembocaba en una cosa: más y más distancia hasta que todo se calmara.
Le conté a Ciro cómo me sentía con respecto a ti. Cómo sentía que poco a poco yo era la que estaba triste y tú... bueno, tú seguías siendo tú. Simple. Lejano. Inalcanzable.
Ciro me dijo que eras un hijo de perra.
Y por primera vez estuve de acuerdo con él.
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Gonna get better
Short Story«No entiendo por qué crees que no soy feliz con nuestro paraíso, si sabes que sólo te quiero a ti»