La suplente

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Narras tú:

En un día soleado desperté, como siempre, muy alegre y muy dispuesta​ a ayudar a mis abuelos en la granja. Me arreglé, me vestí con un vestido lila que y me amarré el cabello con una cinta del mismo color.

—Buenos días, abuela Lidy— saludé y la gentil anciana me respondió con el mismo gesto.

—Buen día, _______, ¿dormiste bien?— preguntó con interés.

—¡Claro, de maravilla! Estos días con ustedes me han ayudado mucho a relajarme— expreso mientras me lavo las manos para ayudar con el desayuno.

—¡Pero qué señorita más hermosa tenemos aquí! Dime, muchacha, ¿dónde quedó mi nieta?— el abuelo Jean - Marc entró y bromeó un poco.

—Gracias por el halago, abuelo— agradezco cordial con una pequeña risa.

Preparamos huevos con pan tostado y café, una comida que a pesar de su sencillez, bastaba para llenar mi estómago.

Después de un rato lleno de silencio, de mordidas al pan y sorbos de café, decidí contarles algo que tanto me angustiaba.

—Abuela, abuelo, me gustaría empezar a trabajar— dije sin más. Los abuelos se quedaron estupefactos con mi comentario.

—¿Pero porqué, hija? Aquí ya tienes todo: un hogar, labores, comida...— la abuela habló por fin.

— Lo sé y en verdad se los agradezco, pero no quiero que me mantengan, ya han cuidado mucho de mí desde que mis padres fallecieron, así que me gustaría ayudarles con los gastos y devolverles un poco de lo que he recibido— expliqué

— Ve, hija. Busca un empleo, trabaja si te apetece, ya eres grande y mereces ser independiente— respondió mi abuelo

-—Pero Jean - Marc...— la abuela intentó hablar, pero él prosiguió

—No, Lidy, _______ a ha vivido aquí toda su vida. Es hora de que salga del nido y busque un trabajo, un hombre y haga sus propias decisiones... Me recuerda a su madre— dijo enternecido

—De acuerdo, por hoy,  puedes salir a buscar un trabajo. No te preocupes por la granja, nosotros nos encargamos— dijo mi abuela y corrí a abrazarlos.


—¡Gracias, los amo!— les dí un beso y salí al pueblo a buscar una oportunidad.

Caminé un largo rato buscando algún letrero de "se solicita empleado", pregunté en los establecimientos más cercanos si tenían vacantes para alguien como yo: nada.

No fue hasta que me quedé sin esperanzas y decidí sentarme en una fuente del centro de la plaza, cuando alcancé a ver un cartel, "Se busca ayudante" se distinguía, me acerqué al lugar, era una taberna, no parecía el mejor lugar para trabajar pero podía ser mi única oportunidad de hallar empleo, así que decidí entrar.

Narra Gastón:

—¡¿QUÉ A ANTOINE LE PASÓ QUÉ?!— grité furioso

— Se lastimó anoche después de que vinimos, trató de separar a dos ebrios que peleaban y se rompió un brazo—  Lefou me explicó

—Oh, pues necesitamos a alguien que sirva los tragos aquí, o la taberna va a quebrar— me relajé

Bonjour, Monsieur! —una voz dulce y femenina se dirigió a mí mientras tocaba mi hombro. Volteo a ver y me encuentro con una belleza, con la dama más hermosa de Francia, era incluso más bella que la Bella misma.

—¿Qué tal, preciosa?— la saludé con tono sensual

—Ah... Quisiera hablar con... El dueño— titubeó, ante mi magnificencia. Cualquiera se pone nerviosa ante semejante galán como yo.

—¡Qué suerte tienes! Dime, ¿qué puedo hacer por ti?— digo al tiempo que hago una reverencia como si fuera un príncipe.

—Quisiera trabajar aquí, si usted me lo permite— dijo con seguridad y a la vez inocencia

—¿Qué edad tienes?— pregunté conteniendo la risa. 

—Tengo 22—  respondió

Volteó a ver a Lefou y ambos nos reímos a carcajadas mientras la hermosa doncella nos mira con enfado.

—¿Qué tiene de divertido?— rezonga con brazos cruzados

—Lo siento preciosa, pero un trabajo de taberna no es lo más adecuado para una joven damisela como tú— trato de ser amable aunque me sigue pareciendo una idea ridícula.

—No es difícil, sólo debo servir cerveza y limpiar los tarros. No es gran cosa. — responde retándome

—Tiene razón— Lefou deja de reír

—Como digas, nena. Te propongo algo; te doy el trabajo de aquí a que mi anterior trabajador se recupere, pero a cambio, saldrás conmigo en una cita ¿qué te parece?— alzó las cejas y le extiendo la mano.

Nadie es como Gastón ( Gastón y tú ❤️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora