Desesperación

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Narra Gastón

Desperté atrapado dentro de un cuarto oscuro, atado con una cuerda y ¡¿en ropa interior?!.

—¿¡DÓNDE DEMONIOS ESTOY?!— grité y mi voz resonó por toda la habitación

Estaba completamente solo.

Me deshice de mis ataduras en un segundo, aunque todavía no comprendía porqué no tenía toda mi ropa encima. Busqué una salida, el lugar estaba un poco oscuro, así que traté de guiarme con mis manos hasta que topé con lo que parecía una escalera y la subí.

Al llegar a la cima, había una puerta sin candados o seguros, lo cual era muy tonto porque quien sea que me hubiera capturado debió cerrar para evitar que escapara, pero aproveché su descuido y salí del sótano.

Entré a una habitación que parecía una sala, creo que estaba en casa de alguien y de igual manera salí de ahí porque la puerta estaba abierta.

Afuera estaba oscureciendo, debían ser como las 6 o 7 de la noche me encontraba solo, en ropa interior y en medio de un bosque que no reconocía.

— ¡Gastón! ¡Gastón! ¡¿Puedes oírme?! ¡¿Dónde estás?!— una voz familiar me llamaba

Lefou salió de entre los árboles, estaba montado a caballo y al parecer me buscaba.

—¡Por aquí, Lefou!—  le grité para que pudiera encontrarme

—¡GASTÓN!— el pequeño exclamó de alegría y se acercó a mí para llevarme consigo— ¿Qué haces aquí? Me tenías preocupado.

—No tengo idea, sólo sé que ayer alguien me golpeó en la cabeza y de repente amanecí aquí en esta casa y sin mi ropa — respondí confundido

— Vaya, no te preocupes, te llevaré a casa — Lefou me sonrió e hizo galopar a su caballo para que saliéramos de ese lugar

Me preguntaba sí __________ se había preocupado por mi ausencia o si simplemente lo tomaría a la ligera, después de todo, quería llevarle su abrigo y unos chocolates...

¡EL ABRIGO!

No había pasado por él y dudaba que Madame Karim estuviese disponible tan noche.

—Lefou, necesito que te dirijas a casa de Madame Karim, necesito ir por algo— le dije a mi amigo y él me miró despreocupado

— No hace falta, pasé por el abrigo antes de venir por ti—Lefou traía consigo una bolsa con el abrigo para __________ y me lo entregó — Póntelo, no creo que sea apropiado que te vean así.

Desgraciadamente, el abrigo era muy pequeño para mi cuerpo, así que sólo lo coloque sobre mis hombros y lo amarré de las mangas como si fuera una capa. Lo bueno es que esas pieles que conseguí eran muy cálidas.

Al llegar al pueblo, nos dirigimos a la taberna para buscar a _________. Al parecer estaba cerrada, probablemente había salido para descansar

— ¿A dónde vamos ahora? — me preguntó Lefou

— Vamos a su casa, le sorprenderá que la encuentre ahí — dije esperanzado

—De acuerdo, pero primero hay que conseguirte ropa — respondió mi amigo llevándome a casa

Rápidamente, me dí un baño y me puse ropa decente, pues sí iba en ropa interior los abuelos de _________ pensarían mal de mí.

Lefou me llevó a casa de _________ pero antes de llegar ahí, ví que mi amada se encontraba paseando en la plaza. Le indiqué a mí compinche que fuésemos para allá, pero nos detuvimos al ver que estaba acompañada por Albertain.

Los espiamos desde lo lejos, estaban conversando. Sentí cómo los celos me invadían y me bajé del caballo para ir a defender aquello que era prácticamente mío.

Avancé hasta donde ellos estaban hasta que ví que se besaron sin alguna razón aparente.

Lo había conseguido.

Regresé con Lefou, estaba furioso y a la vez triste.

— Gastón...—dijo mi amigo con tristeza

— No vale la pena, iré a casa. No me molestes —dije con coraje y le aventé el abrigo encima

Estaba terriblemente enojado, con ella por besarlo antes que a mí, con él por haber conseguido que la besara y conmigo porque nunca consigo a la chica que quiero.

Narras tú

Me separé de Albertain, estaba confundida y algo disgustada por su beso.

— ¿Por qué lo hiciste?— dije un poco indignada

— Creí que te gustaba, hermosa — me respondió felíz de haberme besado

— Berty, en realidad te quiero mucho y te aprecio, pero sólo como amigo — respondí francamente

— Pero yo te amo, yo podría darte muchas cosas, yo podría hacerte muy felíz — Berty decía suplicante, se veía desesperado

— Eres muy dulce pero, por ahora no quiero tener un romance — después de lo que pasó con Gastón no me sentía como para tener un novio, en verdad pensé que me quería

— Claro, si fuera Gastón, si me querrías, si fuera un engreído, si fuera un abusador, si fuera igual que ese patán, entonces sí estarías enamorada de mí — Albertain se acercaba a mí intimidante, se veía enojado y al parecer sabía que me gustaba Gastón

— No necesariamente​, él no es tan malo — fue lo único que se me ocurrió decir en ese momento, a pesar de lo de esa mañana, él me había mostrado que era capaz de hacer cosas buenas

— Gastón estuvo a punto de secuestrar a una chica para que se casara con él. Tal vez yo deba hacer lo mismo contigo — trató de acercarse a mi para cargarme y yo me escabullí

— Tranquilízate, por favor, no entiendo qué te pasa — le dije asustada

No creía lo que veía, Albertain Jacques, el dulce chico que conocí en mi adolescencia, el chico que cantaba alegre y siempre ayudaba a la gente, estaba tratando de atraparme.Corrí lejos de él, tratando de pedirle ayuda a la gente que pasaba, pero nadie parecía notarme.

— Ni lo intentes, cariño, nadie puede verte u oírte, sólo yo — Albertain me dijo malvadamente

Estaba muy confundida y desesperada, pero seguí corriendo hasta que me topé con Lefou, esperando a que él me viera.

— ¡Lefou, ayúdame! — le grité

— ¿Qué sucede señorita? — al parecer él sí podía verme

Estaba a punto de explicar mi tormentosa situación cuando los brazos de Albertain me tomaron por la cintura y me cargó para después llevarme lejos en su caballo.

—¡SUÉLTAME! — exclamé molesta mientras pataleaba y golpeaba su espalda

— Intenta todo lo que quieras, no te soltaré— respondió despreocupado

Albertain me llevó a una montaña lejos del pueblo, al parecer había una casa ahí. Llegamos a dicho recinto, me bajó del caballo y yo seguía luchando contra él, sin embargo, mi fuerza era muy poca comparada con la de él.

Me tenía atrapada, me colocó unas cadenas en los pies y en las manos, dejándome tirada en un rincón de esa casa.

— ¡¿QUÉ TE SUCEDE?! — alcancé a gritarle,  él se acercó a mí rostro y yo le escupí encima.

—Escúchame bien, linda — se limpió la cara — Gastón vendrá aquí en un momento a intentar salvarte, pero tú no te dejarás, le dirás qué se vaya y si no lo haces, lo mataré. ¿Entendiste?

Nadie es como Gastón ( Gastón y tú ❤️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora